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Y Luis fue fuerte

OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- Fuerte como la piedra berroque帽a, el granito, el m谩rmol, el diamante, por mencionar una de un valor m谩s aproximado al que Luis “el Fuerte” ha venido manejando en su procelosa existencia. A pie firme, o trasero firme, pues compareci贸 sentado, soport贸 el gal谩n sin inmutarse preguntas tremendas que llevaban la respuesta en su misma formulaci贸n. Y sin abrir la boca, salvo algunas puntualizaciones hechas con altaner铆a. As铆, con rostro de palo, aguant贸 una terrible fil铆pica de Tard脿 en la que este lo dibuj贸 como un mero tornillo, podrido, pero tornillo, de un sistema corrupto desde sus ra铆ces. Y le inst贸 a dar un paso al frente y pedir perd贸n por sus fechor铆as. M谩s se ve al payo haciendo la peineta a los periodistas que pidiendo perd贸n.




Sin duda el compareciente tiene derecho a callar todo cuanto pueda perjudicarle en sede judicial que, por cierto, menester es que sea todo, porque todo ha sido el callar. Pero la comparecencia ha resultado igualmente destructiva que si hubiera hablado, pues ya todo se sabe y a ello ha a帽adido, por su actitud ensoberbecida e intemperante, la seguridad de que hay un contubernio entre el PP, el gobierno y el extesorero para limitar al m铆nimo los estropicios que cause la aplicaci贸n de la ley.

En realidad, quien compareci贸 ayer fue Rajoy por persona interpuesta. El Tancredo que aguant贸 la descalificaci贸n moral general, la cr铆tica y el desprecio por sus inmundos negocios fue el presidente de los sobresueldos, el mismo perill谩n que tiene a su padre escondido en La Moncloa, atendido con los recursos p煤blicos que niega a los dem谩s dependientes, un truh谩n c铆nico, prepotente y aprovechado. Un sinverg眉enza. Comparec铆a B谩rcenas, pero el que callaba humillantemente era su jefe, el que lo protege y lo ha protegido siempre, el de los sobresueldos.

B谩rcenas ha escenificado a la perfecci贸n el resultado del famoso Luis s茅 fuerte. Ha acabado dibujando el c铆rculo final: la sospecha de un gobierno mafioso que llega a acuerdos con presuntos delincuentes para ocultar otros presuntos delitos. No es la oposici贸n la que sentencia a Rajoy por la corrupci贸n. Es el propio Rajoy con su mensaje de Luis s茅 fuerte. En ese mensaje estaba ya prevista la denigrante comparecencia del hombre del que usted me habla. A ra铆z de aquel mensaje, Rajoy debi贸 dimitir, como le dijo Rubalcaba varias veces con harta raz贸n.

No lo hizo y este es el resultado: la omert脿 mafiosa. Presunta, desde luego.

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