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"No disparen a los rescatadores"


Marco Berlotto y David Noguera.- La peligrosa traves铆a del Mediterr谩neo, desde Libia a Italia, es casi la 煤nica opci贸n para muchas personas desesperadas que tratan de llegar al Viejo Continente. Es la ruta migratoria m谩s peligrosa del mundo: en 2016 m谩s de 4.500 personas perdieron la vida en ella y en lo que llevamos de 2017 ya han muerto m谩s de 2.200.

Estos n煤meros representan en s铆 mismos un fracaso de la Uni贸n Europea y de sus estados miembros para gestionar el flujo de refugiados, solicitantes de asilo y migrantes de una manera humana y eficiente. Un fracaso del que es testigo M茅dicos Sin Fronteras (MSF).

Nuestros m茅dicos tratan deshidrataciones, hipotermias, quemaduras qu铆micas graves y las consecuencias de la tortura y de los malos tratos en su pa铆s de origen o en centros de detenci贸n en Libia. Desde que MSF empez贸 sus operaciones, hemos asistido a casi 70.000 personas en m谩s de 550 operaciones de rescate.

En este contexto, resulta cada vez m谩s dif铆cil justificar la ausencia de una misi贸n Mare Nostrum europea, de un mecanismo gubernamental dedicado activamente a salvar vidas, promovido por la Uni贸n Europea y sus Estados miembros, en apoyo del papel que ya desempe帽an las autoridades italianas.

De Mare Nostrum a Sof铆a

MSF comenz贸 a realizar operaciones de b煤squeda y rescate en el Mediterr谩neo central en mayo de 2015. La decisi贸n de poner en marcha una misi贸n fue tomada para llenar el enorme vac铆o tras el fin de la operaci贸n Mare Nostrum por parte del Gobierno italiano. La UE reemplaz贸 la misi贸n italiana por Trit贸n, un operativo de la agencia Frontex que carec铆a de un mandato espec铆fico de b煤squeda y salvamento y se limitaba a operar en una zona de intervenci贸n considerada inadecuada para hacer frente a la crisis[1] .

Era ya evidente que el resto de estados europeos estaba poco dispuesto a compartir con Italia la responsabilidad de limitar la p茅rdida de vidas en el Mediterr谩neo central. Ya entonces Frontex lanzaba las mismas cr铆ticas dirigidas a la Marina italiana que han experimentado, en el curso de los 煤ltimos meses y de forma a煤n m谩s directa y expl铆cita, las ONG que realizan rescates.


A las pocas semanas del cese del Mare Nostrum, la consecuencia de una reducci贸n de los recursos se hizo evidente. Tras repetidos naufragios en el primer trimestre de 2015, en abril, 1.200 personas murieron en dos naufragios el 12 y el 18 de ese mes.

D铆as despu茅s, durante un debate en el Parlamento Europeo, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisi贸n Europea fue claro: “Fue un gran error poner fin a Mare Nostrum. Ha costado vidas”. Sin embargo, ni el alto n煤mero de v铆ctimas y ni el car谩cter de tragedia anunciada de estos naufragios sirvieron para sensibilizar a los socios europeos ni provocaron un cambio real.

En junio de 2015, Europa lanz贸 EUNAVFOR Med Sophia, una nueva operaci贸n militar que prioriza las acciones de vigilancia e interceptaci贸n y la formaci贸n de la Guardia Costera de Libia.

Las operaciones de b煤squeda y salvamento han sido tarea prioritaria exclusiva de la Guardia Costera italiana, a la que tambi茅n se le asigna una funci贸n de coordinaci贸n a trav茅s del Centro de Coordinaci贸n de Rescate Mar铆timo (CCRM) en Roma, y de los barcos de ONG que, como MSF, consideraron esta situaci贸n inadmisible y decidieron intervenir.

Por lo que se refiere al resto de actores europeos, la participaci贸n en operaciones en el mar est谩 garantizada solo en la medida en que constituye una obligaci贸n recogida en el derecho mar铆timo internacional y, por lo tanto, representa una especie de efecto secundario no deseado de la presencia mar铆tima necesaria para cumplir su mandato.

As铆, los recursos navales de los estados europeos se esconden tras la obligaci贸n de salvar vidas solo cuando son solicitados para ello. Como nav铆os militares, su posici贸n exacta es habitualmente desconocida para las autoridades que coordinan las labores de rescate y su contribuci贸n a la b煤squeda de embarcaciones en peligro antes de intervenir en actividades de rescate (a las que est谩n obligadas por ley) queda totalmente subordinada al resto de sus prioridades.

¿Cu谩l es el papel de las ONG en las operaciones de rescate en el Mediterr谩neo central?

En primer lugar, es esencial subrayar la reducida autonom铆a de la que disponen las ONG en la gesti贸n de estas intervenciones. De acuerdo con las normas y pr谩cticas internacionales, todas las actividades de socorro son gestionadas por y desde el CCRM en Roma. Este identifica cu谩les son las unidades navales mejor posicionadas y establece c贸mo se transfieren o son trasladas los rescatados a un puerto seguro indicado, a su vez, por el Ministerio del Interior italiano.

Si es necesario, el CCRM puede decidir si moviliza sus unidades de la Guardia Costera o solicita la intervenci贸n de las embarcaciones de Frontex, de Eunavfor Med, de la Armada italiana, de las ONG o conf铆a el rescate a cualquier embarcaci贸n comercial que est茅 pr贸xima al barco que requiere asistencia.






Tanto la legislaci贸n italiana como las convenciones internacionales sobre seguridad en el mar establecen que participar en un rescate es una obligaci贸n precisa del comandante de la nave y que la intervenci贸n no es una facultad o una prerrogativa de las autoridades.

Teniendo en cuenta las caracter铆sticas y origen espec铆ficos de las personas a bordo de las balsas, las operaciones de rescate tambi茅n est谩n sujetas a las leyes internacionales sobre refugio y a las convenciones sobre derechos humanos que proh铆ben la devoluci贸n de solicitantes de asilo, refugiados y personas que huyen de conflictos armados o en riesgo de tortura o de otros abusos graves.

En T煤nez, y en ausencia de una legislaci贸n integral sobre el asilo, el acceso al procedimiento de protecci贸n es limitado y carece de garant铆as suficientes. Malta, a su vez, no ha ratificado las enmiendas al Convenio SAR y SOLAS adoptadas en 2014, que especifican que "la responsabilidad de proporcionar o de garantizar que se facilita un lugar seguro recae en el Gobierno contratante responsable para la regi贸n de b煤squeda y rescate donde se recuperaron los supervivientes".

Por esta raz贸n y a falta de acuerdos diferentes entre los pa铆ses europeos, los puertos italianos representan el 煤nico destino seguro para todos los dispositivos de rescate que operan en el Mediterr谩neo central bajo coordinaci贸n del CCRM italiano.

Rescatadores en el punto de mira

A finales de 2016 comenz贸 una campa帽a que acusaba las ONG de violar la ley mar铆tima, operar en complicidad con las redes de traficantes, incentivar con sus misiones de rescate las salidas de embarcaciones desde Libia e incluso contribuir al aumento de la mortalidad.

Si bien, inicialmente estas cr铆ticas se limitaron a te贸ricos de la conspiraci贸n y peque帽os grupos identitarios, el debate se intensific贸 con la publicaci贸n de un art铆culo en el Financial Times, el 15 de diciembre de 2016, en el que citaba un informe confidencial de Frontex, d贸nde la agencia destacaba supuestos v铆nculos entre traficantes y ONG.

Acusaciones similares se repitieron en una entrevista del director de Frontex, Fabrice Luz en Die Welt, en la que afirm贸 que las operaciones de rescate constitu铆an un factor de atracci贸n de las embarcaciones y terminaban estimulando el negocio de los traficantes.

El debate deriv贸 en una monta帽a rusa de acusaciones y denuncias, con la intervenci贸n de los principales l铆deres pol铆ticos, rumores acerca de una posible actividad judicial por algunos fiscales y el inicio de una investigaci贸n por la Comisi贸n de Defensa del Senado[2].

Vale la pena recordar las conclusiones de los investigadores de la Universidad de Goldsmiths de Londres en un estudio reciente que rebaten las principales cr铆ticas a las actividades mar铆timas de rescate.

Nos ocuparemos en primer lugar de la objeci贸n m谩s obvia, aquella seg煤n la cual la presencia de barcos de rescate cerca de las aguas territoriales libias constituye un “factor de atracci贸n”, un incentivo capaz de convencer a m谩s personas a intentar la traves铆a mar铆tima. Las cifras e informes confirman la falacia del argumento del factor de atracci贸n.






As铆, en los primeros cuatro meses de 2015, tras el cierre de Mare Nostrum y cuando no hab铆a operaciones de rescate de las ONG, el n煤mero salidas no disminuy贸 y la mortalidad se multiplic贸 por 30. Los propios informes publicados peri贸dicamente por Frontex, que muestran un aumento constante de salidas del 2014 al 2017, lo asocian al empeoramiento de la din谩mica interna de los pa铆ses de origen y al deterioro de las condiciones en Libia.

Lo cierto es que los movimientos migratorios est谩n influenciados por din谩micas complejas y diversas, no solo por la presencia de barcos de rescate en el tramo de mar frente a Libia. Estos movimientos comenzaron mucho antes de que las intervenciones de las ONG los salvamentos tuvieran un peso considerable. Hay que recordar que en 2015 las ONG llevaron a cabo no m谩s del 13% de los salvamentos y, en 2016 sus salvamentos supusieron el 28% del total.

Un argumento similar puede emplearse para refutar la segunda objeci贸n a las ONG: estas ofrecen una ayuda involuntaria a los criminales, una ayuda que estar铆a fomentando pr谩cticas que aumentan la peligrosidad de las traves铆as.

De nuevo, se trata de tendencias que ya exist铆an antes de que las ONG aumentaran su implicaci贸n en las actividades de b煤squeda y rescate. As铆 lo demuestran los documentos internos de Eunavfor Med. Su segundo informe semestral de 2015 indicaba que se hab铆an logrado avances significativos en cuanto al impacto en las actividades de los traficantes. En concreto, el comandante de la operaci贸n argument贸 que el despliegue de sus buques navales en aguas internacionales hab铆a conducido al retiro de las organizaciones criminales a las aguas territoriales libias, a fin de evitar el riesgo de que fueran detenidas por las unidades navales de la misi贸n.

Adem谩s el informe destacaba que la prohibici贸n de acceso a las aguas internacionales y la destrucci贸n de las embarcaciones por los nav铆os europeos, eran las principales razones por las que los traficantes recurr铆an cada vez m谩s a balsas de goma de mala calidad.

Es evidente que lo que ocurre en el mar es solo la punta del iceberg y que, posiblemente, los factores m谩s importantes que influyen en el comportamiento de los traficantes –y definitivamente los m谩s dif铆ciles de entender o predecir– son los presentes en suelo libio.

Los cruces de mar se han vuelto m谩s peligrosos debido a la combinaci贸n de, al menos, dos factores. Por una parte, los efectos acumulativos de las pol铆ticas de disuasi贸n y las operaciones de la UE contra los traficantes y la reacci贸n mediante crueles estrategias por las organizaciones criminales para las que las vidas humanas tienen poco o ning煤n valor. Por otro lado, la relaci贸n de fuerzas, las luchas de poder y la evoluci贸n del modelo de negocio criminal en un contexto como el libio caracterizado por la inestabilidad general.

Los datos refutan la interpretaci贸n de aquellos que formulan la acusaci贸n m谩s inaceptable: que son las ONG las responsables de los mayores 铆ndices de mortalidad que se registraron en 2016[3].

Un simple desglose de los datos mensuales es suficiente para demostrar que las tasas de mortalidad m谩s altas se produjeron en abril (6,3%) y mayo (5,4%), meses en los que las naves de las ONG no ten铆an una presencia importante en la ruta del Mediterr谩neo central como demuestra el hecho de que solo realizaran el 4% y el 12% de los rescates en esos meses. El an谩lisis muestra que las tasas de mortalidad disminuyeron significativamente de junio a octubre, lo que correspond铆a a la m谩xima presencia operacional de las ONG. Posteriormente, la mortalidad volvi贸 a subir en noviembre y diciembre, cuando los buques de rescate de las ONG comenzaron a reducir sus actividades para prepararse para la pausa invernal[4].






No es la primera vez que, sobre una cuesti贸n delicada y compleja como la migraci贸n, se desata un debate instrumental y agresivo que crea bandos y quita espacio al razonamiento y a las discusiones sobre los datos factuales.

Pero en esta ocasi贸n, este ha llegado a niveles de hostilidad sin precedentes de modo que, adem谩s de socavar el trabajo de las ONG y el compromiso de la sociedad civil con estos temas, ha puesto en duda los principios morales y las obligaciones legales que est谩n en la base del salvamento mar铆timo contribuyendo a difundir la cultura del odio y el miedo.

En los a帽os anteriores, las operaciones de rescate ten铆an el apoyo moral de la mayor铆a de los italianos y, sobre todo, el reconocimiento institucional del deber de salvar vidas en el mar. Hoy, nos encontramos en una situaci贸n opuesta en la que es probable que quienes realizan misiones de salvamento –e incluso las personas que son rescatadas– se vean rodeados de hostilidad, circunstancia que, para el pa铆s que tom贸 la iniciativa de poner en marcha Mare Nostrum, representa un enorme rev茅s.

Desde hace varios meses, el debate institucional y la narrativa promovida por los medios de comunicaci贸n m谩s importantes han alimentado una controversia enga帽osa y artificial sobre el papel de un solo actor (las ONG) y las consecuencias de un solo factor (el rescate en el mar), sin ser capaces de ampliar el enfoque a un escenario m谩s complejo y contradictorio.

Mientras las ONG siguen atrayendo la ira de sus cr铆ticos, poco o nada se ha dicho sobre las consecuencias humanitarias del cierre de las fronteras, sobre los acuerdos firmados por el Gobierno italiano con Libia, sobre las terribles condiciones de los centros de detenci贸n de migrantes (los mismos a los que son enviadas las personas que son interceptadas por una Guardia Costera libia adiestrada y apoyada por las autoridades europeas e italianas) o sobre los flagrantes incumplimientos de los pa铆ses de la UE en lo que se refiere a la acogida de refugiados (Cuando queda poco m谩s de un mes de plazo, Espa帽a, solo ha admitido al 10% de los solicitantes de protecci贸n internacional acordado hace dos a帽os).

Las restricciones actuales al acceso hacen que pr谩cticamente imposible solicitar la protecci贸n internacional en Europa forzando as铆 a los refugiados a depender de traficantes sin escr煤pulos. Solo a trav茅s de un cambio de perspectiva, junto con la apertura de las v铆as legales para la migraci贸n, ser谩 posible derrotar a las organizaciones criminales y eliminar las ra铆ces de los mecanismos de abuso, explotaci贸n y muerte que las alimentan.

Marco Bertotto es responsable de Incidencia Pol铆tica de MSF en Italia y David Noguera, presidente de MSF en Espa帽a.

Este art铆culo est谩 basado en el texto publicado originalmente en italiano en la revista Limes en julio de 2017.

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