El negocio de Alexis Noriega es literalmente dar alas a la gente y entre su clientela hay tanto figuras del espect谩culo y la moda, Lady Gaga incluida, dispuestas a pagar hasta 6.000 d贸lares (5.054 euros) por un par, como personas corrientes que se disfrazan de 谩ngeles o superh茅roes en Hallowen y Carnaval.
Emplumados
Debido a la demanda de sus productos “emplumados”, ella misma consigui贸, a base de motores, que las alas tuvieran movimiento.
Actualmente el trabajo de Noriega es reconocido por bailarines, modelos, m煤sicos y en ferias y convenciones.
Tambi茅n tiene clientes que quieren ser “el doble” de su s煤perh茅roe favorito y no dudan en pedir las alas de un X-Men.
Su fama ha llegado lejos y celebridades como Lady Gaga y el cantante, compositor y productor R. Kelly han solicitado sus servicios.
“Supe que en Estados Unidos unas tres personas nos dedicamos a crear alas. Es un quehacer laborioso que puede llevar entre 60 y 120 horas hasta el acabado. Es un trabajo de amor que se tiene que hacer con paciencia“, explica.
“En Halloween pasado no dorm铆 de tantos pedidos. No paraba con la cantidad de alas que me ped铆an para personajes y disfraces”, recuerda esta laboriosa mujer graduada de Enviromental Science (Ciencia Medioambiental) por la Universidad de Arizona.
“Es un negocio que me permite pensar constantemente en nuevas cosas, para mantener el inter茅s de la gente, y creo que ser铆a feliz si puedo continuar haciendo alas por el resto de mi vida, pero estar茅 bien si no puedo hacerlo”, se帽ala. EFEverde
Noriega env铆a sus productos a casi todo Estados Unidos, M茅xico, Argentina, Brasil, China, Jap贸n, Francia, Australia y Canad谩, entre otros pa铆ses
Noriega, de 31 a帽os, fund贸 hace cuatro a帽os “The Crooked Feather” (La pluma torcida), un negocio dedicado exclusivamente a la confecci贸n de alas por encargo, que primero funcion贸 por internet y hoy tiene un local-taller en Tempe (EE.UU).
Amante de las aves y sus plumas desde ni帽a, esta artesana puede lograr que las alas que crea brillen, tengan luces y colores, se muevan y casi cualquier otra cosa salvo, por ahora, hacer volar al que se las ponga.
El encargo m谩s caro que ha recibido hasta ahora fue por 6.000 d贸lares, pero “hay alas que cuestan alrededor de 800 d贸lares” (673 euros), todo depende de “lo que quiera el cliente”, dijo a Efe Noriega.
La empresaria, que distribuye de forma personalizada hacia diferentes confines del mundo, est谩 complacida de haber alcanzado el 茅xito con una idea poco al uso.
Atra铆da por las aves
“Cuando era ni帽a siempre me sent铆 atra铆da por las aves; me gustaban los pericos, los b煤hos, las gallinas, los patos, en resumen los animales que portaran plumas. Amo mucho a las aves, por eso decid铆 crear mi primer set de alas”, explica Noriega.
En una ocasi贸n acudi贸 a un centro de convenciones con alas confeccionadas por ella y la gente no paraba de preguntarle d贸nde las hab铆a conseguido, recuerda con orgullo.
“Explicaba que yo las hab铆a hecho y luego me ped铆an mi tarjeta. La verdad, no ten铆a una tarjeta de presentaci贸n. Es as铆 como decid铆 hacer un negocio formal”, agrega.
Noriega inici贸 la elaboraci贸n de alas como algo alternativo en su vida, pero empez贸 a recibir tantos encargos que decidi贸 dedicarse de “de lleno a esto”, apunta.
Primero abri贸 su negocio en internet como una manera de ganarse un dinero extra desde su casa y hace unos meses estableci贸 su taller en Tempe, donde tambi茅n recibe clientes.
Noriega, de 31 a帽os, fund贸 hace cuatro a帽os “The Crooked Feather” (La pluma torcida), un negocio dedicado exclusivamente a la confecci贸n de alas por encargo, que primero funcion贸 por internet y hoy tiene un local-taller en Tempe (EE.UU).
Amante de las aves y sus plumas desde ni帽a, esta artesana puede lograr que las alas que crea brillen, tengan luces y colores, se muevan y casi cualquier otra cosa salvo, por ahora, hacer volar al que se las ponga.
El encargo m谩s caro que ha recibido hasta ahora fue por 6.000 d贸lares, pero “hay alas que cuestan alrededor de 800 d贸lares” (673 euros), todo depende de “lo que quiera el cliente”, dijo a Efe Noriega.
La empresaria, que distribuye de forma personalizada hacia diferentes confines del mundo, est谩 complacida de haber alcanzado el 茅xito con una idea poco al uso.
Atra铆da por las aves
“Cuando era ni帽a siempre me sent铆 atra铆da por las aves; me gustaban los pericos, los b煤hos, las gallinas, los patos, en resumen los animales que portaran plumas. Amo mucho a las aves, por eso decid铆 crear mi primer set de alas”, explica Noriega.
En una ocasi贸n acudi贸 a un centro de convenciones con alas confeccionadas por ella y la gente no paraba de preguntarle d贸nde las hab铆a conseguido, recuerda con orgullo.
“Explicaba que yo las hab铆a hecho y luego me ped铆an mi tarjeta. La verdad, no ten铆a una tarjeta de presentaci贸n. Es as铆 como decid铆 hacer un negocio formal”, agrega.
Noriega inici贸 la elaboraci贸n de alas como algo alternativo en su vida, pero empez贸 a recibir tantos encargos que decidi贸 dedicarse de “de lleno a esto”, apunta.
Primero abri贸 su negocio en internet como una manera de ganarse un dinero extra desde su casa y hace unos meses estableci贸 su taller en Tempe, donde tambi茅n recibe clientes.
Emplumados
Debido a la demanda de sus productos “emplumados”, ella misma consigui贸, a base de motores, que las alas tuvieran movimiento.
Actualmente el trabajo de Noriega es reconocido por bailarines, modelos, m煤sicos y en ferias y convenciones.
Tambi茅n tiene clientes que quieren ser “el doble” de su s煤perh茅roe favorito y no dudan en pedir las alas de un X-Men.
Su fama ha llegado lejos y celebridades como Lady Gaga y el cantante, compositor y productor R. Kelly han solicitado sus servicios.
“Supe que en Estados Unidos unas tres personas nos dedicamos a crear alas. Es un quehacer laborioso que puede llevar entre 60 y 120 horas hasta el acabado. Es un trabajo de amor que se tiene que hacer con paciencia“, explica.
Alexis Noriega posando con alas.EFE/The Crooked Feather |
“En Halloween pasado no dorm铆 de tantos pedidos. No paraba con la cantidad de alas que me ped铆an para personajes y disfraces”, recuerda esta laboriosa mujer graduada de Enviromental Science (Ciencia Medioambiental) por la Universidad de Arizona.
“Es un negocio que me permite pensar constantemente en nuevas cosas, para mantener el inter茅s de la gente, y creo que ser铆a feliz si puedo continuar haciendo alas por el resto de mi vida, pero estar茅 bien si no puedo hacerlo”, se帽ala. EFEverde