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"De un infierno a otro"

"Yo proteg铆a a personas en Darfur y ahora soy yo quien tiene que buscar protecci贸n” 

“Me ofrecieron una silla para sentarme, me dejaron rezar en una alfombra para dar gracias a Al谩 por haber llegado a Espa帽a y me trataron con tanto respeto que desde ese momento supe que me iba a quedar en este pa铆s”.  © ACNUR/UNHCR/Mar铆a Jes煤s Vega


Mohammed, que logr贸 escapar del infierno en que se ha convertido Yemen, ahora vuelve a empezar en Madrid.


Mar铆a Jes煤s Vega,  Madrid.- Cuando Mohammed sali贸 de su pa铆s hace menos de un a帽o, su objetivo era alcanzar alg煤n pa铆s del norte de Europa, donde pudiera establecerse y sacar lo antes posible a su mujer y a sus cinco hijos del infierno de Yemen. Sin embargo, tras cruzar la frontera entre Marruecos y Melilla, tuvo claro que su pa铆s iba a ser Espa帽a.

“Al pasar desde Nador al lado espa帽ol de la frontera, me dirig铆 a la polic铆a y les dije que era un refugiado y que quer铆a pedir asilo” comenta Mohammed gesticulando profusamente con las manos. “Me ofrecieron una silla para sentarme, me dejaron rezar en una alfombra para dar gracias a Al谩 por haber llegado a Espa帽a y me trataron con tanto respeto que desde ese momento supe que me iba a quedar en este pa铆s”.

Mohamed recorri贸 varios pa铆ses del norte de 脕frica antes de alcanzar Melilla, donde cruz贸 en coche junto a unas personas marroqu铆es. En la ciudad aut贸noma de Melilla, este refugiado yemen铆 mantuvo contacto con un equipo de ACNUR que le apoy贸 y le orient贸 con su solicitud de asilo, hasta que fue trasladado a Madrid.


“F铆jate las vueltas que da la vida, yo proteg铆a a personas en Darfur y ahora resulta que soy yo el que tiene que buscar protecci贸n” dice este refugiado yemen铆.

A sus 50 a帽os, Mohamed es militar de carrera y estuvo trabajando durante muchos a帽os en misiones de mantenimiento de paz con la ONU en 脕frica. “F铆jate las vueltas que da la vida, yo proteg铆a a personas en Darfur y ahora resulta que soy yo el que tiene que buscar protecci贸n” dice este refugiado yemen铆.

Pero, a pesar de haber trabajado en contextos dif铆ciles, asegura no haber visto nada comparable a la situaci贸n que se vive en Yemen, un pa铆s devastado por una cruenta guerra civil que cumple a finales de marzo su cuarto aniversario. “Mi pueblo no tiene medicinas, la gente no tienen qu茅 echarse a la boca, comen ra铆ces de 谩rboles, plantas, lo que encuentran para no morirse de hambre” explica angustiado refiri茅ndose al pa铆s m谩s pobre del mundo 谩rabe.

Desde que estallara la guerra civil en 2015, la moneda nacional, el rial, se ha devaluado dr谩sticamente mientras el precio del agua o de los alimentos b谩sicos como el pan, el arroz o la leche se ha disparado. La falta de refugios donde cobijarse y la ausencia de servicios b谩sicos, est谩n empujando a muchas familias a recurrir a pr谩cticas como el trabajo infantil, la mendicidad o los matrimonios forzosos para conseguir una dote con la que alimentar a los hijos durante alg煤n tiempo.


La esposa de Mohammed y sus cinco hijos permanecen en Yemen, donde la familia ha sobrevivido a duras penas cuatro a帽os de guerra civil.

La esposa de Mohammed y sus cinco hijos, de entre 5 y 18 a帽os, permanecen en la capital, San谩, donde la familia ha sobrevivido a duras penas cuatro a帽os de guerra civil, tirando de los ahorros de su trabajo y vendiendo todas las propiedades que ten铆an. Lo 煤ltimo de lo que se desprendieron fue el coche, que les garantizaba poder moverse a zonas m谩s seguras del pa铆s cuando arreciaban las bombas.

“Hemos vivido siempre muy bien y se me parte el alma al ver que mis hijos llevan tres a帽os sin poder ir a la escuela, pero no pod铆amos pagarla. Lo poco que ten铆amos, era para comer y pagar el alquiler”, comenta Mohammed, quien por la inseguridad y su bagaje profesional, tuvo que salir de Yemen acusado de simpatizar con el depuesto presidente.

Tomando un caf茅 en un barrio humilde de Madrid, Mohammed muestra orgulloso su documento de refugiado y los diplomas de estudios y trabajo con la ONU que consigui贸 sacar de Yemen. Quiere aprender r谩pido espa帽ol para comunicarse con la gente y poder trabajar para mandar dinero a su familia. “Puedo dar clases de 谩rabe, fregar, barrer o cuidar una porter铆a, lo que sea” dice dispuesto Mohammed. Es un hombre jovial; aqu铆 se siente seguro y cuidado, pero confiesa que las pesadillas de lo vivido en Yemen y de la suerte que puedan correr sus hijos no le dejan dormir por las noches. Fresca en la memoria tiene a煤n la muerte de un sobrino de 18 a帽os cerca de la frontera con Arabia Saud铆 o el encarcelamiento y las torturas sufridas por el hijo de su hermana, con 23 a帽os.

Mohammed, no se desprende del m贸vil, pero lo mira con recelo temiendo noticias malas en cualquier momento. “Yo siento Espa帽a ya como mi pa铆s, de aqu铆 no me muevo; mi sue帽o es traer a mi esposa y a mis cinco hijos cuando antes para que est茅n a salvo y podamos vivir todos juntos” dice Mohammed juntando las manos y mirando al cielo. “Rezo todos los d铆as por ellos y por todo el pueblo de Yemen”.

Yemen se ha convertido en una de las mayores crisis a nivel mundial con 14 millones de civiles que necesitan ayuda humanitaria urgente y m谩s de 3,3 millones de personas desplazadas dentro del pa铆s. La mitad son mujeres y ni帽as. ACNUR ha reforzado sus programas de asistencia y protecci贸n en el pa铆s y reitera su llamamiento a todas las partes en conflicto para que respeten a los civiles y permitan el acceso del personal humanitario a la poblaci贸n que necesita ayuda humanitaria, sin restricciones.

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