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El coronavirus infecta las grietas indefensas del sistema

Europa en c谩mara lenta. Paradojas mundiales
      De nuevo las fronteras nacionales
  • El precio futuro del desempleo
  • La salud, bien p煤blico o una mercanc铆a m谩s
  • Trabajar en casa, un sofisma
Calle comercial de B眉mpliz, barrio popular de Berna. Foto Sergio Ferrari

Sergio Ferrari, desde la ONU, Ginebra, Suiza

Con casi 10 mil infectados por el COVID 19 y cerca de un centenar de decesos contabilizados hasta el 煤ltimo jueves de marzo, Suiza sigue esperando en los pr贸ximos d铆as un pico nacional de la pandemia. Nunca antes visto en su historia del 煤ltimo siglo -ni aun durante la 2da Guerra Mundial-, el pa铆s funciona hoy en c谩mara lenta. 

Escuelas, colegios y universidades clausurada. Casi todos los comercios -salvo supermercados, panader铆as, carnicer铆as y quioscos- cerrados desde mitad de marzo. Una parte significativa de la industria y la construcci贸n en desempleo parcial. El turismo totalmente congelado. Transporte p煤blico, con menos de la mitad de su flota. Aeropuertos con actividad diezmada. Ambiente surrealista, solo apenas mitigado por la primavera que acaba de comenzar. 

El transporte p煤blico suizo funciona muy reducido. Linea 7 del tranv铆a de Berna. Foto Sergio Ferrari

Situaci贸n bastante similar a la de la mayor铆a de los pa铆ses europeos. Continente que soporta una invasi贸n silenciosa, sin armas de guerra, pero de resultados devastadores para los seres humanos, la econom铆a y la estabilidad social. Regi贸n particularmente dram谩tica el norte de Italia, sumida desde un par de semanas a una tragedia de dimensiones dantescas. 

Salud p煤blica, bien social o mercanc铆a 
Y junto a la pandemia, la explosi贸n de numerosas paradojas que envuelven tanto a Europa como al planeta entero. 

Potencias mundiales, como Italia y Francia, cuentan hoy con estructuras hospitalarias muchas veces destartaladas y que ya estaban al borde del colapso antes mismo de la epidemia: carencias de m谩scaras para el personal m茅dico o param茅dico; insuficientes reactivos para chequear a la gente; e incluso, falta de desinfectante para las manos, esencial para confrontar el avance de la enfermedad. 

Radiograf铆a que, con matices, se extiende a otros de los pa铆ses del continente. Aspecto dram谩tico: la insuficiente cantidad de respiradores mec谩nicos, esenciales en las estaciones de cuidados intensivos, para los pacientes que como producto de las neumon铆as graves se debaten entre la vida y la muerte. Y tras esas carencias la concepci贸n sist茅mica preponderante, que considera a la salud p煤blica como un “gasto”, y viene promoviendo desde a帽os la privatizaci贸n del sector con sus consecuencias visiblemente nefastas. 

Pesadilla particular, por ejemplo, en Francia, que desde 2010 con Sarkozy empez贸 a protagonizar una privatizaci贸n acelerada de la salud, con consecuencias inimaginables para el sistema sanitario. 2019 hab铆a sido ya un a帽o de intensas movilizaciones de los trabajadores del sector. Iniciadas en marzo, fueron aumentando en potencia hasta que el 15 de noviembre miles de profesionales del sector salieron a la calle en todo el pa铆s convocados por el Colectivo Inter-Hospitales. Personal de 268 establecimientos de salud apoyaron la protesta, fundamentalmente centrada en las deficientes condiciones de trabajo en el 谩rea, los bajos salarios, y la saturaci贸n de las salas de emergencia, insuficientes para la demanda en ese momento cuando todav铆a no se hablaba de pandemia. 

Ante la crisis, la vuelta a las fronteras 
La sacrosanta “libre circulaci贸n de personas”, a la base misma del Estado continental europeo, desapareci贸 aceleradamente, en pocos d铆as, cuando el tr谩nsito de pa铆s a pa铆s fue cayendo como piezas de un gran domin贸.

Ante la desesperaci贸n de asegurar, prioritariamente, la atenci贸n sanitaria de sus propios habitantes, muchas de las 26 naciones fueron reinstalando sus antiguas fronteras. Las previas al 14 de junio de 1985, cuando se firm贸 el Acuerdo de Schengen, con la idea de levantar una muralla migratoria que protegiera el continente, sobre todo, de las crecientes migraciones del sur y del este.

Tratado que, en ejecuci贸n desde 1995, reg铆a el libre movimiento al interior del Espacio del mismo nombre, es decir, del conjunto del continente, donde viven m谩s de 400 millones de habitantes. Ante la crisis, de nuevo, el ¡s谩lvese quien pueda…y como pueda! 

Las v铆ctimas del desempleoAnte la crisis sanitaria, sus imponderables, miedos estructurales reales o ficticios, ya se anticipa la tendencia a una explosi贸n descontrolada del desempleo. Y se empieza a dibujar el rostro de qui茅nes pagar谩n el precio principal de los corolarios coronavirales. 

Un estudio que la Organizaci贸n Internacional del Trabajo (OIT) present贸 el mi茅rcoles 18 de marzo en su sede de Ginebra pronostica, en el peor de los escenarios, 24,7 millones de desempleados producto de la actual situaci贸n sanitaria mundial (https://www.ilo.org/global/topics/coronavirus/impacts-and-responses/WCMS_739398/lang--es/index.htm)

“El COVID-19 y el mundo del trabajo: consecuencias y respuestas”, enfatiza que el impacto podr铆a ser m谩s pesado que lo que se vivi贸 durante la crisis del 2008-2009, que implic贸 22 millones de desempleada-os adicionales. 

La OIT anticipa un aumento exponencial del subempleo y enormes p茅rdidas de ingresos para los trabajadores. Las eventuales p茅rdidas podr铆an ubicarse
entre 860.000 millones y 3,4 billones de d贸lares estadounidenses cuando concluya el 2020. La pandemia “tendr谩 un efecto devastador para los trabajadores que ya se encuentran cerca o por debajo del umbral de la pobreza”. Entre 8,8 y 35 millones de personas m谩s, caer谩n en la situaci贸n de pobreza a nivel mundial. Principales afectados: las mujeres, los migrantes y, en particular en los pa铆ses en desarrollo, los trabajadores por cuenta propia. 

Pandemia con pa铆ses bloqueados
Paradoja recientemente denunciada por la Comisi贸n de Derechos Humanos de Ginebra.  Se extiende la pandemia; casi 3 mil millones de personas se encuentran bajo medidas de confinamiento en el mundo y, a pesar de esta realidad dram谩tica, contin煤an los bloqueos contra algunas naciones, complic谩ndoles la llegada de medicamentos, productos sanitarios, reactivos etc.

El turismo en Suiza 100 % paralizado. Foto Sergio Ferrari

Ejemplo concreto en el concierto latinoamericano: las sanciones vigentes contra Cuba y Venezuela. “Las sanciones sectoriales de amplio espectro que aplican a pa铆ses que enfrentan la pandemia de coronavirus, como Cuba y Venezuela, deben ser reevaluadas de manera urgente”, asegur贸 Michele Bachelet el martes 24 de marzo ( 
https://news.un.org/es/story/2020/03/1471652)

Seg煤n la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, estos castigos podr铆an tener una repercusi贸n negativa sobre el sector salud y los derechos humanos. Es fundamental que se evite “el colapso de los sistemas sanitarios nacionales, teniendo en cuenta la explosiva repercusi贸n que eso podr铆a tener en t茅rminos de muerte, sufrimiento y ampliaci贸n el contagio” afirm贸 Bachelet desde Ginebra.


Paradoja doble si se piensa que centenares de m茅dicos cubanos se est谩n desplazando en los 煤ltimos d铆as en brigadas profesionales de solidaridad a diversos rincones del planeta, entre los cuales Italia, Centroam茅rica y pr贸ximamente, incluso a Argentina.

El trabajo a domicilio, un sofisma
En muchos pa铆ses, patrones y Estados, recetan el trabajo a domicilio (“home office”) como respuesta a la crisis sanitaria y para asegurar que no se paralice el funcionamiento del sistema. 

Sin embargo, seg煤n las propias Naciones Unidas, existen actualmente en el planeta 1.800 millones de personas sin vivienda, en tanto el 25 % de la poblaci贸n urbana vive en asentamientos ilegales. Imposible imaginar, por ejemplo, ni confinamiento, ni aislamiento habitacional, ni mucho menos trabajo a domicilio en muchos de los pa铆ses del 脕frica subsahariana, donde predominan las viviendas modestas y el trabajo informal.

Cifras y porcentajes, coincidentes, en t茅rminos generales, con los sectores carenciados en situaci贸n de pobreza, de miseria extrema, o que ara帽an algunas de esas categor铆as.
 


Consecuencias parad贸jicas de una situaci贸n dram谩tica no prevista hace solo 2 o 3 meses: los miles de muertes (y centenas de miles de enfermos), as铆 como las expresiones con rostro humano de un modelo planetario hegem贸nico, injusto y antisocial.

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