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El humo del tabaco, una contaminación invisible y poco saludable

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La imagen de contaminación más frecuente es un derrame de petróleo, una nube tóxica o los incendios forestales. Sin embargo, el humo del tabaco es una polución invisible, que causa miles de muertes por cáncer, está relacionada con el contagio del Covid, y afecta a miles de personas en espacios privados y públicos, según la ong Nofumadores.org

La contaminación por el humo del tabaco es invisible, pero convierte a miles de personas en ‘fumadores pasivos’, es decir, obligados a soportar el humo de los fumadores en las terrazas de bares y restaurantes, en balcones y ventanas de edificios o conducciones de aire e incluso en los alrededores de los centros escolares, entre otros sitios.

El cáncer de pulmón es la primera causa de muerte por esta enfermedad, que deja cada año más de 22.000 fallecimientos en España, según datos de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), en el marco de la celebración del Día contra el Cáncer. 

La Constitución española declara inviolable el domicilio, pero cuando se trata del humo de productos cancerígenos como el tabaco, sin embargo, no recoge un marco regulatorio ni mecanismos de defensa legal para poner fin a «esta agresión que convierte en un infierno la vida de decenas de miles de familias en España», afirma la presidenta de la organización Nofumadores.org, Raquel Fernández Megina. 

El tabaco es responsable de hasta un 33 % de cánceres en todo el mundo, y de hasta el 22 % de las muertes por cáncer, según datos publicados por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).

Según la SEOM, en España, el 23,3 % de los varones y el 16,4 % de las mujeres son fumadores habituales, con un incremento progresivo del hábito tabáquico en las mujeres desde los años 70, con el consiguiente impacto en la incidencia y mortalidad de sus tumores relacionados.

Incremento del consumo 

Fernández Megina subraya que además se ha producido un incremento en el consumo de tabaco entre adolescentes y jóvenes gracias a los «nuevos productos» de las tabaqueras: el cigarrillo electrónico que no lleva tabaco, pero sí nicotina, y no es inocuo, y al tabaco calentado, ambos con mucha publicidad en las redes sociales enfocando su consumo con «influencers» y valiéndose de técnicas de publicidad como las que se utilizaron en los años 70 para incrementar la adicción.

Explica la presidenta de Nofumadores.org que la contaminación por humo de tabaco la sufren muchas personas que se ponen en contacto con la organización al verse desamparadas ante estas situaciones como familias con niños, pacientes oncológicos o mujeres embarazadas que respiran a diario humo del tabaco de sus vecinos que les llega por las terrazas, patios, por las conducciones internas de aire de los edificios o el rellano de las comunidades de vecinos.

Concretamente, según la ong, Marta (Madrid), una paciente oncológica denuncia que huele el humo del tabaco de un vecino lo que le produce mayor malestar en su maltrecho estado de salud; Nuria que revela que tiene asma y alergia crónica y tiene que soportar a vecinos que fuman en zonas compartidas como el patio interno del edificio y balcones o familias con niños pequeños sometidos a este tipo de contaminación.

Además, en la situación de pandemia actual, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) ha advertido que fumar en las terrazas aumenta el riesgo de contraer el covid, ya que el virus puede propagarse con el humo del tabaco.

Residuos, sustancias tóxicas y químicos

Una contaminación que lleva asociada además los residuos de cada cigarrillo, como las 143.000 colillas por segundo que terminan contaminando el agua y los ecosistemas con más de 7.000 sustancias tóxicas o con más de 15.000 fibras de acetato de celulosa (microplásticos) con los que se fabrican los filtros.

Esos microplásticos de las colillas de cigarrillos finalmente terminan en la cadena trófica al ser ingeridas por muchos animales en la naturaleza al confundirlos con alimento. Pero a la que además hay que sumar todos los fertilizantes e insecticidas que se utilizan en el cultivo de la hoja de tabaco.

Pero no son los únicos daños para el medioambiente y la salud de las personas. Según la Separ, se deforestan miles de hectáreas para el cultivo del tabaco, planta que necesita muchos químicos y reguladores del crecimiento, lo que resulta nocivo y empobrece el suelo sobre todo en países en vías de desarrollo.

Según la Sociedad de Neumología, se estima que se necesitan 11,4 toneladas métricas al año de bosque para el curado de las hojas de tabaco, es decir todo el proceso de transformación de la planta, ello unido al resto de elementos en el proceso de fabricación como el papel.

Es un cultivo, según Separ, que fomenta la deforestación, el cambio climático por las emisiones, la pérdida de biodiversidad, la desertización, la erosión y altera los ciclos de los recursos hídricos.

Espacios sin humos 

Cada vez hay más países y personas que piden ampliar la prohibición de este tipo de contaminación, un hábito «muy normalizado», según Nofumadores.org, que recuerda que quince asociaciones han reclamado a los gobiernos de Madrid, Cataluña, País Vasco y Navarra convertir las terrazas de hostelería en «espacios sin humos y sin aerosoles», incluso más allá de la pandemia.

Fernández Megina pide a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, seguir los pasos de Malasia y Nueva Zelanda, países que con el fin de terminar con la adicción al tabaco en unas generaciones han marcado a los nacido en 2005 y 2007, respectivamente en cada país, la prohibición para comprar tabaco. Así se marcaría «la primera generación sin tabaco e ir aumentando progresivamente la edad» hasta terminar con el hábito.

La presidenta de la ong subraya que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, ha señalado la necesidad de modificar la Ley del Tabaco, algo a lo que se había comprometido su antecesor en el cargo Salvador Illa.

Por ello, «urgimos el cumplimiento del compromiso porque cada día se dilata más y provoca el fallecimiento de miles de niños y jóvenes por la adicción al tabaco», asegura  Fernández Megina, quien recuerda que desde la ong han puesto en marcha la iniciativa ENDGame (Termina el juego) 2030, con una mira inicial en 2025 para ir marcando etapas para el fin del tabaco y su contaminación.

Además, desde la ong piden una reconversión para el sector del tabaco «que se puede hacer con fondos Next Generation».

Para sumar voces a sus iniciativas contra este tipo de contaminación invisible, desde Nofumadores.org han abierto una petición en el portal Change.org para tener la libertad de abrir la ventana o el balcón sin humos de tabaco. La petición está en esta dirección: https://www.change.org/p/por-la-libertad-de-abrir-tu-ventana-o-balc%C3%B3n-y-respirar-aire-sin-tabaco

EFEverde






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