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La explotaci贸n de las y los trabajadores rurales: realidades indecentes

OPINI脫N de Eduardo Cam铆n




El 80 por ciento de los pobres del mundo viven en zonas rurales, y muchos de ellos son trabajadores que se enfrentan a graves d茅ficits de trabajo decente, en particular una seguridad inadecuada en sus labores, una baja remuneraci贸n, la falta de estabilidad y de seguridad del trabajo, y horas de labor excesivas.

A su vez, las mujeres y los trabajadores j贸venes son los m谩s afectados, revela un nuevo informe -“D茅ficits de trabajo decente entre los trabajadores rurales”- de la Oficina de Actividades para los Trabajadores (ACTRAV) de la Organizaci贸n Internacional del Trabajo (OIT), basado en 16 estudios de caso que cubren 15 pa铆ses en 脕frica, Asia, Asia Central, Europa y Am茅rica Latina.

Desde hace d茅cadas y en plena ofensiva neoliberal, el capital financiero profundiz贸 sus tent谩culos en el campo, la mercantilizaci贸n y financializaci贸n de la agricultura provocaron despojos y desalojos, aumento de la violencia y persecuci贸n contra las comunidades campesinas, privatizaci贸n de las semillas, promoviendo trabajo esclavo, destrucci贸n de mercados locales, aumento del hambre y la migraci贸n, destrucci贸n de la naturaleza y contaminaci贸n, entre otros flagelos.

El informe concluye que:

*La exposici贸n a productos qu铆micos plantea graves riesgos para la salud y de otro tipo para los trabajadores agr铆colas, en particular los ni帽os y las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. Las trabajadoras est谩n desproporcionadamente representadas en la mayor铆a de los empleos precarios. Las trabajadoras tambi茅n tienden a tener empleos mal remunerados y poco calificados, son objeto de grandes brechas salariales por motivo de g茅nero, y tienen m谩s probabilidades de ser v铆ctimas de acoso y abuso en el lugar de trabajo en comparaci贸n con sus hom贸logos masculinos.

*El trabajo infantil, el trabajo forzoso y la servidumbre por deudas siguen siendo una realidad. Hasta el 95 por ciento de los ni帽os que realizan trabajos peligrosos se encuentran en la agricultura, en particular en los sectores del cacao, el aceite de palma y el tabaco. El trabajo forzoso tambi茅n es una realidad en algunos sectores y est谩 vinculado con la m煤ltiple dependencia de los empleadores por parte de los trabajadores.

*El escaso di谩logo social y los obst谩culos para acceder a las organizaciones de trabajadores. En muchos sectores, los sindicatos son inexistentes o se enfrentan a importantes obst谩culos para interactuar con otras organizaciones de trabajadores, tales como los grupos y cooperativas de trabajadores. El di谩logo social y la representaci贸n de los trabajadores del sector informal, ocasionales, estacionales, temporales e independientes, y de trabajadoras, son 谩mbitos que suscitan especial preocupaci贸n, al igual que la representaci贸n de los peque帽os agricultores.

*La protecci贸n social sigue siendo un sue帽o. La protecci贸n social inadecuada es un problema que afecta m谩s en particular a los trabajadores que tienen modalidades de trabajo precarias, incluidos los trabajadores del sector informal, ocasionales, temporales y subcontratados y los jornaleros, que constituyen la gran mayor铆a de los trabajadores en las plantaciones agr铆colas.

A la vez el informe formula una serie de recomendaciones para ayudar a encarar estos d茅ficits de trabajo decente, que incluyen: fortalecer la administraci贸n del trabajo en las econom铆as rurales; mejorar la presencia y la capacidad en las econom铆as rurales de los sindicatos y otras organizaciones de trabajadores de base y lograr la transici贸n de las empresas del sector informal y de las modalidades de trabajo informales a la econom铆a formal.

Asimismo, ratificar los convenios pertinentes de la OIT y otras normas internacionales del trabajo, y adherirse a ellos; integrar los sectores de la econom铆a rural en procesos de di谩logo social formales e institucionalizados; fortalecer la preparaci贸n para las situaciones de crisis y la protecci贸n social en la econom铆a rural, y realizar m谩s estudios y an谩lisis de pol铆tica para comprender mejor las necesidades y expectativas de los trabajadores rurales y sus organizaciones, y responder a ellas.
Detr谩s del surco del trabajo (in)decente, la huella de la explotaci贸n

Sin dudas que la crisis causada por la Covid-19 ha tenido un impacto devastador en los trabajadores rurales, que ya se concentraban considerablemente en el empleo informal y experimentaban d茅ficits de trabajo decente antes de la pandemia. Al igual que las crisis econ贸micas y financieras mundiales anteriores, ha puesto de manifiesto las limitaciones del paradigma de desarrollo actual para las poblaciones rurales y, m谩s concretamente, para los trabajadores rurales.

Dentro de ese universo de ilegalidad, la precarizaci贸n es extrema entre los migrantes internos o trabajadores for谩neos conocidos en algunas partes como “golondrina”. Hacinados en precarios habit谩culos o bajo techos de un mar de pl谩stico, sin luz ni agua potable tras jornadas laborales de 14 o m谩s horas, as铆 sobreviven cientos de miles de trabajadores rurales en muchas partes del mundo, a pesar de las cosechas y ganancias extraordinarias.

El propio informe destaca que se identificaron d茅ficits de trabajo decente en cada sector estudiado y para cada elemento sustantivo cubierto por el marco de la OIT de indicadores de trabajo decente. Los d茅ficits m谩s destacados se observaron en las oportunidades de empleo, el salario adecuado, la estabilidad del empleo, la seguridad en el trabajo, la protecci贸n social y el di谩logo social. Otra gran preocupaci贸n en la mayor铆a de los pa铆ses es la igualdad de oportunidades y de trato, en particular para las trabajadoras.

En la mayor铆a de los pa铆ses estudiados se se帽alaron como causas m谩s frecuentes el trabajo infantil, el trabajo forzoso y los horarios de trabajo excesivos. As铆 pues, el trabajo infantil se detect贸 por ejemplo en la agricultura en Armenia, en el cultivo de cacao en C么te d’Ivoire y Ghana, en la producci贸n de aceite de palma en Indonesia, en la producci贸n de pl谩tanos en el Ecuador, en el cultivo de tabaco en Malawi, en la producci贸n de t茅 en Kenia y en la producci贸n de ca帽a de az煤car en Filipinas.

Por lo tanto, no se puede seguir posponi茅ndose la adopci贸n de un enfoque program谩tico y normativo mundial, regional y nacional para hacer frente a las causas profundas y a la naturaleza estructural y sist茅mica de la pobreza y el desempleo en las zonas rurales y los 铆ndices de explotaci贸n de los trabajadores rurales.
¡La revoluci贸n verde! … pero con m茅todos industriales

La propaganda neoliberal inclu铆a la idea del fin de la historia, como parte del intento de despolitizaci贸n de la sociedad. Ytambi茅n en el plano agrario, se lanz贸 la teor铆a del “fin del campesinado”, sugiriendo que las familias campesinas iban a desaparecer y que solo el agronegocio era capaz de alimentar a la humanidad.

Esta arremetida neoliberal -denunciada en su momento por la V铆a Campesina- profundiz贸 los mecanismos de la Revoluci贸n Verde, potenciando su capacidad de acaparamiento y destrucci贸n, de la mano de la tecnolog铆a transg茅nica asociada al uso masivo de agrot贸xicos. El verdadero y 煤nico objetivo fue en realidad los grandes lucros para las corporaciones transnacionales, pero a costa de graves consecuencias para la humanidad.

El campo fue el escenario en el cual aument贸 la concentraci贸n y privatizaci贸n de la tierra, el trabajo esclavo o precarizado, la contaminaci贸n con agrot贸xicos, la destrucci贸n de millones de hect谩reas de selvas y bosques nativos.

Pero a medida que el proceso avanz贸, tambi茅n fue creciendo la resistencia en el campo, lo que trajo aparejado la persecuci贸n y criminalizaci贸n de campesinas y campesinos. La violencia en el campo es un elemento sobre el que se sostiene el agronegocio: asesinatos y encarcelamiento de campesinas y campesinos, y el redireccionamiento de los recursos p煤blicos hacia el agronegocio, dejando a los campesinos sin posibilidad de acceso a cr茅ditos y mercados.

En realidad, los retos vinculados a la tierra, a la agricultura en particular son cruciales, m谩s concretamente vitales en algunos contextos y sobrepasan el marco del simple “instrumento econ贸mico”.

Las pol铆ticas y legislaciones adoptadas tanto a escalas nacional que internacional, en este 谩mbito y en otros similares, modos de producci贸n alimentaria, gesti贸n del agua y de los bosques explotaciones mineras, megaproyectos llamados de desarrollo, acuerdos comerciales y de inversi贸n, tienen un impacto decisivo sobre el desarrollo econ贸mico social, cultural y medioambiental y en consecuencia sobre el goce de todos los derechos humanos.
Un hito hist贸rico, la Declaraci贸n de los Derechos Campesinos

En el plano de la gobernanza internacional el lobby neoliberal impuls贸 nuevas instituciones, tratados y acuerdos que fueron construyendo un andamiaje de jurisprudencia que en lugar de estar anclada en los derechos humanos y la democracia, est谩 basada en la libertad del capital financiero y todos aquellos mecanismos para blindar a las empresas frente a la resistencia y lucha de los pueblos.

Como denunciaba la V铆a Campesina, un claro ejemplo es la UPOV (Uni贸n de protecci贸n de obtentores vegetales) que se encarga de legitimar la apropiaci贸n de conocimiento gen茅tico. El modelo de producci贸n agr铆cola industrial, as铆 como las pol铆ticas de desarrollo econ贸mico, en el marco actual del capitalismo globalizado, el beneficio es m谩ximo e inmediato.

Este modelo ignora totalmente las consecuencias a medio o largo plazo, los m茅todos industriales y productivistas ejercen presiones enormes no solo en los recursos naturales como la tierra y el agua, sino tambi茅n en las poblaciones afectadas, en particular el mundo rural.

En su enfoque de la participaci贸n de los gobiernos, el informe de la OIT-ACTRAV hace hincapi茅 sobre las estrategias para la promoci贸n de pol铆ticas y la elaboraci贸n de marcos de pol铆tica, considerando expl铆citamente las repercusiones de las pol铆ticas laborales generales en los trabajadores rurales y apoyando la formulaci贸n y adopci贸n de aquellas que promuevan el trabajo decente para dichos trabajadores.

Incluso algunas partes interesadas solicitaron apoyo de la OIT, al ejercer presi贸n y fomentar cambios de pol铆tica positivos con miras a proteger los derechos de los trabajadores rurales. En realidad, instrumentos jur铆dicos sobran; lo que falta es voluntad pol铆tica.

Podemos mencionarla aprobaci贸n y adopci贸n de la Declaraci贸n sobre los Derechos de los Campesinos y Otras Personas que Trabajan en las Zonas Rurales adoptada en diciembre de 2018, que represent贸 en su momento un hito hist贸rico para el propio sistema internacional de derechos humanos, as铆 como para las comunidades campesinas del mundo.

Las organizaciones campesinas llevan a帽os resistiendo en todos los rincones del planeta ante el bochorno que se estaba produciendo en la vida de millones de seres humanos. La conformaci贸n de La V铆a Campesina se da en ese contexto, destac谩ndose la lucha por la tierra y contra la Organizaci贸n Mundial del Comercio (OMC) y las pol铆ticas de libre mercado que abr铆an las puertas a las corporaciones en todos los continentes.

Es una evidencia emp铆rica que a medida que avanza la agricultura industrial se agudiza la crisis alimentaria global y tambi茅n la crisis clim谩tica. As铆, la discusi贸n sobre los derechos de los campesinos y los trabajadores rurales en su conjunto siempre estuvo ligada a propuestas sobre las pol铆ticas agrarias necesarias para poder superar la crisis alimentaria.

Este proceso instal贸 en el correr de los a帽os varios debates en el seno de Naciones Unidas. En primer lugar, el reconocimiento del campesinado como una clase mundial y significativa que sufre violaciones sistem谩ticas a sus derechos y, en segundo lugar, el debate sobre si en las legislaciones deben primar los derechos humanos o los intereses corporativos de las transnacionales.

El proceso desde un inicio cont贸 con el apoyo latinoamericana: la propia Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe帽os (CELAC) dio su respaldo as铆 como el GRULAC (grupo de pa铆ses latinoamericanos en la ONU) al que luego se sumaron el G77, abriendo camino al proceso en Asia y 脕frica, donde tambi茅n tuvo amplio respaldo.

Mientras, los pa铆ses m谩s subordinados a los intereses de las transnacionales y de car谩cter imperialista y colonialista se opusieron desde el principio: as铆 Estados Unidos, Reino Unido, Israel, Jap贸n y una buena parte de la Uni贸n Europea fueron permanentes en su negativa.

Los l铆deres sin materia prima no han cambiado un 谩pice su posicionamiento en la esfera mundial: un grito sordo del poder de la sinraz贸n, un artificio de pa铆ses dependientes de las materias primas, con la necesidad de acelerar algunas guerras vigentes.

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