Ir al contenido principal

Un olvido que salv贸 al mundo

Marcelo Colussi

En los primeros d铆as de noviembre de 1983, con Ronald Reagan en la presidencia de Estados Unidos, en Mosc煤 hab铆a mucha preocupaci贸n. Seg煤n informes de inteligencia altamente confiables, Washington preparaba un ataque nuclear contra la Uni贸n Sovi茅tica.

Screenshot-2023-03-13-at-11-44-42-La-inq

Las relaciones entre ambas naciones estaban deterioradas y la Casa Blanca hab铆a introducido recientemente los misiles Pershing II en Europa, lo que constitu铆a una seria amenaza para la seguridad sovi茅tica. Por otro lado, acababa de suceder un incidente militar confuso, donde los sovi茅ticos hab铆an derribado un avi贸n surcoreano que hab铆a violado su espacio a茅reo, con varios estadounidenses a bordo. Unas pocas semanas despu茅s, la OTAN comenzaba los ejercicios militares «Arquero Capaz 83», que inclu铆a una enorme movilizaci贸n de recursos militares con la simulaci贸n de lanzamientos de misiles nucleares coordinados.

La situaci贸n estaba al rojo vivo. Los ejercicios militares eran inusualmente provocativos, incluyendo acciones que jam谩s antes hab铆a realizado el Pent谩gono, con vuelos estadounidenses de bombarderos con armamento nuclear sobre el Polo Norte y presencia de nav铆os de guerra por zonas de soberan铆a sovi茅tica. Se estaba sobre un barril de p贸lvora y la m谩s m铆nima chispa pod铆a hacerlo estallar.

Todo el escenario hizo pensar al Kremlin que se trataba de maniobras previas a un ataque nuclear real, disfrazado tras los ejercicios militares. Por ello, prepararon tambi茅n sus propias fuerzas at贸micas, poniendo en alerta m谩xima a sus fuerzas a茅reas destacadas en Alemania Oriental y Polonia. La guerra (¿el exterminio de la humanidad?) flotaba en el ambiente.

Pasada la medianoche de uno de aquellos aciagos d铆as, en el bunker Serpujov-15, centro de mando desde donde se dirig铆a la defensa aeroespacial sovi茅tica, Stanislav Petrov recibi贸 el informe enviado por un sat茅lite de observaci贸n de alerta temprana: un misil bal铆stico intercontinental con carga nuclear hab铆a sido disparado desde la base militar de Malmstrom, Montana, en suelo estadounidense y, en alrededor de 20 minutos, impactar铆a en alg煤n punto de la Uni贸n Sovi茅tica.

Su misi贸n era monitorear cualquier posible ataque y avisar en forma urgente a sus superiores, en caso de que se diera alguno, para iniciar inmediatamente el contraataque.

Seg煤n los muy estrictos protocolos de seguridad, estaba pr谩cticamente descartado que alg煤n militar sovi茅tico bebiera en horas de servicio. Habr铆a que entender, por tanto, que lo hecho por Petrov no se debi贸 en modo alguno al vodka. Lo cierto es que su reacci贸n no fue dar la alarma autom谩tica; prefiri贸 esperar un poco. Unos momentos m谩s tarde aparecieron sobre la pantalla de su computadora las trayectorias de otros cuatro misiles m谩s.

Stanislav no se precipit贸. Pens贸 que era muy raro que se iniciara un ataque nuclear con tan poca artiller铆a, disponiendo Estados Unidos de miles de misiles. Lo m谩s probable, adem谩s, era que se bombardeara desde submarinos y no desde una base en tierra.

Decidi贸 esperar y no dar la alarma. Sab铆a que la respuesta de su pa铆s era la guerra total: ante los primeros misiles recibidos, el Kremlin responder铆a con cientos y cientos de armas at贸micas (esa era la doctrina militar oficial). La destrucci贸n mutua asegurada», tal como indicaban los manuales de guerra; es decir: el fin de la humanidad, la destrucci贸n completa del planeta Tierra y serios da帽os para Marte y J煤piter, con consecuencias que llegar铆an hasta la 贸rbita de Plut贸n, estaban a unos pocos segundos. Oprimiendo el bot贸n rojo de emergencia, esa elucubraci贸n de ciencia ficci贸n pasar铆a a ser un hecho consumado.

Su pulgar derecho, temblando, sudoroso pese al fr铆o, roz贸 el bot贸n fatal. Pero no lo oprimi贸. R谩pidamente, con la ayuda de varios t茅cnicos, descubri贸 que se trataba de una falsa alarma ocasionada por una rar铆sima conjunci贸n de la Tierra, el sol y la posici贸n particular del sat茅lite de observaci贸n.

Para algunos fue un h茅roe que salv贸 a la humanidad. Para sus superiores, un insubordinado que no cumpli贸 con su deber. De todos modos, no fue castigado (indirectamente en Mosc煤 tambi茅n se lo reconoci贸 como un salvador).

Cuando se le pregunt贸 por qu茅 no dio la alarma, se limit贸 a responder: «La gente no empieza una guerra nuclear con solo cinco misiles». Pero entre amigos, ya con un vaso de vodka en la mano, su respuesta era otra: «¡uy…, me olvid茅!».



ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible