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¿Alegales o ilegales?

NUJERES SABIAS Y BRUJAS

Por Teresa Mollá Castells 

La situación de las mujeres prostituidas en este momento a nivel legal y hasta donde yo sé, es que están en un limbo. Y no me refiero a sus situaciones sobre extranjería, dado que muchas de ellas son de otros países. Me refiero a que la prostitución en sí misma es un fenómeno que no está regulado.

Desde el feminismo radical, el que va a la raíz del problema, exigimos la aprobación de la Ley Orgánica Abolicionista del Sistema Prostitucional (LOASP), puesto que consideramos que la prostitución es el súmmum de las violencias machistas que se pueden ejercer sobre las mujeres en general y sobre las mujeres prostituidas en particular.

En España hay más de 114.000 mujeres en situación de prostitución y al menos un 24 % de ellas, más de 27.000, están en riesgo de explotación sexual, según datos de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género. Son cifras escalofriantes que nos degradan como sociedad.

Y digo que nos degradan como sociedad porque allá donde se reduce el cuerpo de una mujer a un objeto de placer, mayoritariamente masculino, y se la degrada a ser penetrada, primero sin su consentimiento, y segundo sin su deseo en la mayoría de les casos, no habla muy bien de esa sociedad.

Si además tenemos en cuenta la situación de esas mujeres, en demasiados casos en situaciones de irregularidad administrativa porque han entrado con permiso de turista y, después las van moviendo por los distintos campos de concentración en donde las tienen recluidas y que son los burdeles, noes encontraremos con una situación compleja pero muy lucrativa tanto para los proxenetas como para quienes están encargados de “comprarlas” y de engañarlas en sus países de origen.

Cuando un putero reduce a la mujer prostituida a meros orificios por los que penetrarla, simbólicamente la está despojando de su dignidad humana para considerarlo un mero juguete para su placer sexual y, por tanto, de su condición de persona. Puede resultar duro leerlo e incluso pensarlo, pero en el espacio simbólico patriarcal, estas mujeres (e incluso niñas) son reducidas a eso, a simples juguetes sexuales destinados al placer masculino.

A lo largo de los años se ha intentado romantizar la figura de la mujer prostituida a través del cine o la literatura. Seguramente en estos momentos, todo el mundo tiene la imagen del galán subiendo las escaleras para reencontrarse con la mujer prostituida de la que se enamoró para “salvarla”.

Y claro que se ha intentado romantizar. Y se ha hecho porque existen demasiadas complicidades en todos los estamentos sociales y políticos (llevamos un tiempo viéndolo también) que tienen fuertes intereses en que todo siga igual, porque mientras se mueva algo ligeramente, pero nada definitivamente, el patriarcado y los intereses de los puteros, estarán a salvo.

A quienes defienden el modelo regulacionista, que busca la regulación de la “actividad” de forma legal, les recordaría que tienen madre, y probablemente hermanas, primas y amigas y les preguntaría si les gustaría ver a alguna de las mujeres de su vida en esta situación. Seguramente su respuesta seria que debe ser tratado como un trabajo más y que por tanto ha de tener sus derechos. Claro que sí, ¿También el de la formación continuada?, ¿O el de la productividad en función de los hombres que la hayan violado al día? O en tema de salud laboral ¿reconocimientos médicos anuales con cargo a la empresa?

En los últimos años se ha podido comprobar que el modelo alemán que es regulacionista, no ha funcionado. Y no lo ha hecho porque el hecho de la existencia de macroburdeles o, lo que es lo mismo, grandes campos de concentración para las mujeres prostituidas no han evitado que siga existiendo la prostitución en pisos ilegales o en las calles, dejando, de nuevo a estas mujeres, en situaciones de vulnerabilidad máxima.

Sólo la presión y el señalamiento público sobre los puteros y no sobre las mujeres puede lograr que algo cambie. Y sobre todo el cambio de paradigma social que deje de poner el foco de la culpa en ellas, en las mujeres prostituidas y lo ponga en los puteros y los proxenetas, puesto que son los verdaderos beneficiados del sufrimiento de tantas mujeres. Los primeros por placer y los segundos por el beneficio ilícito que obtienen gracias a los cuerpos de las mujeres a las que explotan sin control.

La LOASP es más necesaria que nunca y debería ser aprobada ahora y con el gobierno más “progresista” posible. Con un gobierno de derechas sería impensable, puesto que hay demasiadas complicidades e intereses en juego.

Los hombres en su conjunto y cada uno en particular, deberían reflexionar sobre qué significa para ellos consumir mujeres, puesto que en sí mismo conlleva el hecho de considerarlas seres de segunda o tercera categoría. Y eso es peligroso, a la par que profundamente machista.

Las mujeres, todas, deberíamos gozar de los mismos derechos humanos que los hombres. Queda mucho por hacer desde el feminismo, pero si algo tengo claro es que es un movimiento transversal y que perdurará en el tiempo.

Me gustaría mucho asistir a la aprobación de la LOASP para que las que viene detrás ya tuvieran esa batalla ganada. Esperemos que la pseudo izquierda del brilli brilli o izquierda woke no lo entorpezca y sea una realidad en breve.

Ben cordialment,

Teresa





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