MUJERES SABIAS Y BRUJAS
Teresa Moll谩 Catells
En estos d铆as de permanente convulsi贸n (y, en demasiadas ocasiones intoxicaci贸n) informativa, todo aquello relacionado con las mujeres pasa bastante desapercibido.
El terremoto reciente en Afganist谩n ha puesto de nuevo sobre la mesa la situaci贸n en que est谩n dejando los talibanes a las mujeres. No reciben ayuda. No son auxiliadas como los hombres o los ni帽os varones. La mermada sanidad no las atiende y, por tanto, indefectiblemente, mueren.
Son tratadas peor que a los animales a los cuales, por lo menos, dan de comer y de beber para seguir explot谩ndolos. A las mujeres las alimentan de las sobras de lo que han comido los varones de la familia, sean estos ni帽os o adultos.
La 煤nica funci贸n que se les reconoce es la de ser esclavas sexuales que se pueden comprar y vender al antojo de sus “due帽os” y la de gestar para seguir con las estirpes familiares y realizar todas las tareas dom茅sticas, pero sin salir de casa.
Para salir de casa han de ir acompa帽adas por un var贸n de la familia y siempre recluidas bajo el asfixiante burka. No pueden hablar puesto que su voz molesta. Al andar no han de hacer ruido porque tambi茅n molesta. Y as铆 una larga serie de atrocidades que en estos mismos momentos se est谩n cometiendo con ellas en Afganist谩n. Recomiendo la lectura del libro “Yo ser茅 la 煤ltima” de Nadia Murad como ejemplo de las condiciones de vida a las que son sometidas.
Bueno, en estos momentos, las atrocidades son mayores, puesto que como consecuencia del terremoto su situaci贸n seguro que ha empeorado.
Tampoco puedo dejar de pensar en las mujeres palestinas en general, pero en especial las mujeres de Gaza. Doblemente o incluso triplemente discriminadas por su condici贸n de mujeres, de palestinas y, en este momento, adem谩s de refugiadas y verdaderas parias de la tierra.
Con su pol铆tica de traer muchos hijos al mundo para seguir combatiendo, Ham谩s las “obliga” a estar en permanente situaci贸n de “disponibles” sexualmente para los varones y as铆 engendrar m谩s hijos para seguir con la lucha contra Israel, al precio que sea. Incluso pagando el precio de vidas inocentes de los ni帽os.
Son ya m谩s de dieciocho mil ni帽as y ni帽os asesinados por balas o por hambre por parte del genocida Netanyahu en la franja de Gaza.
Hace unos a帽os y despu茅s de haber vivido una experiencia traum谩tica en Cisjordania, nos explicaron que una de las armas m谩s mort铆feres que utiliza Israel era la de asesinar a criaturas, puesto que cuando asesinaban a una de ellas, era como asesinar o mutilar a toda la familia.
Los cuerpos de las mujeres como armas de guerra siempre y en cualquier momento. Como cuerpos para gestar nuevos soldados que ser谩n asesinados por los adversarios en las contiendas b茅licas. Como cuerpos para parar ofensivas del enemigo, utilizadas como barreras humanas. Como forma de humillar al enemigo viol谩ndolas y engendrando hijos de los enemigos para conseguir que sus familias las repudien y, al tiempo, fomentando limpiezas 茅tnicas que se nutren de los cuerpos femeninos.
Las violencias con las que se ceban los varones con las mujeres en todos los conflictos no conocen fronteras y, en algunos casos despu茅s de asesinarlas, han violado sus cuerpos.
Y ya, si hablamos de mujeres lesbianas, la crudeza con las que son tratadas en algunos lugares del planeta es escalofriante. Incluso peor que la muerte. En este caso recomiendo el libro “Yo no quer铆a ser madre” de Trifonia Melibea.
Hay literatura que ilustra lo que digo. Literatura dura de leer y de asumir que tal grado de violencia pueda ser real, pero desgraciadamente para las mujeres, lo es.
Afortunadamente, tambi茅n es cierto que el movimiento feminista mundial, tambi茅n va avanzando y consiguiendo derecho para las mujeres o denunciando pr谩cticas como las descritas o la mutilaci贸n genital que, al parecer, va reduci茅ndose en algunos lugares del mundo.
Nuestra obligaci贸n como mujeres y como feministas es seguir denunciando y actuando contra estas pr谩cticas que pr谩cticamente nos reducen a ser vasijas gestantes y madres permanentes por los deseos de los varones.
Ben cordialment,
Teresa