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Venezuela y Trump

OPINI脫N

Carlota Garc铆a Encina, Carlos Malamud

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  • El fuerte despliegue militar estadounidense en el Caribe con la vista puesta en Venezuela, justificado inicialmente como una operaci贸n contra el narcotr谩fico, apunta a objetivos pol铆ticos mayores dado el tama帽o, coste y sofisticaci贸n del dispositivo. Entre ellos, presionar al r茅gimen de Maduro o prepararse para escenarios de crisis interna en el pa铆s caribe帽o.
  • Marco Rubio, hoy secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional, es el principal ide贸logo de la pol铆tica estadounidense hacia Venezuela. Su visi贸n securitaria y antiautoritaria ha impulsado sanciones, la narrativa del “eje del mal” latinoamericano y ahora la designaci贸n del C谩rtel de los Soles como organizaci贸n terrorista, ampliando el margen de acci贸n militar. Adem谩s, la campa帽a militar contra el “narcoterrorismo” ha generado tensiones entre la Casa Blanca y los l铆deres del Capitolio ya que podr铆a sentar un precedente legal significativo.
  • La Administraci贸n Trump quiere reconstruir la influencia estadounidense en su hemisferio, apoy谩ndose en aliados (Argentina, Ecuador, El Salvador, Paraguay, etc.) y aislando al eje Cuba-Nicaragua-Venezuela. La ca铆da de Maduro ser铆a su mayor victoria geopol铆tica en la regi贸n en d茅cadas.
  • Incluso si Estados Unidos consigue forzar una salida de Maduro, persisten enormes inc贸gnitas, comenzando por la gesti贸n del d铆a despu茅s e incluyendo la estabilidad interna, el papel de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, los riesgos de violencia, la capacidad del nuevo gobierno, la influencia de Rusia y de China, la impunidad o la justicia para los militares, y la posibilidad real de que el pa铆s derive hacia un Estado fallido.


En 2025 la Administraci贸n estadounidense ha puesto en marcha en el Caribe una de las campa帽as militares m谩s activas en d茅cadas, la denominada Operation Southern Spear o “Lanza del sur”. El 13 de noviembre, el secretario de Defensa de estadounidense, Pete Hegseth, lo anunci贸 de manera oficial, aunque curiosamente el nombre Operation Southern Spear se mencion贸 en enero de 2025 en un comunicado de la 4陋 Flota referido a pruebas tecnol贸gicas de vigilancia mar铆tima. Washington parec铆a reutilizar el nombre, ampliando y transformando el concepto inicial para justificar una operaci贸n de mayor escala en el contexto del incremento de tensiones con Venezuela.

El anuncio oficial de la operaci贸n confirmaba el aumento de la presencia naval, a茅rea y de infanter铆a en la regi贸n, justificada en un primer momento como parte de una operaci贸n para frenar el narcotr谩fico que fluye hacia Estados Unidos (EEUU) desde Venezuela y a trav茅s del Caribe.

Los expertos apuntan a que la droga que llega a las ciudades estadounidenses a trav茅s de Venezuela es marginal. La mayor parte de la coca铆na que se produce en Colombia y arriba a EEUU lo hace a trav茅s de Ecuador y el Pac铆fico, mientras la gran proporci贸n del fentanilo y de las drogas sint茅ticas con el mismo destino, la verdadera batalla de Donald Trump y una verdadera cuesti贸n de salud p煤blica en EEUU, se producen en laboratorios de M茅xico y Am茅rica Central. Lo que est谩 claro es que la concentraci贸n de armamento y personal desplegada en el Caribe s贸lo servir铆a para matar moscas a ca帽onazos si el verdadero objetivo del dispositivo es el combate contra el crimen organizado. Si no se atacan directamente las fuentes de financiaci贸n del narcotr谩fico es muy probable que los c谩rteles reemerjan con fuerza renovada tras un per铆odo de letargo, que puede ser m谩s o menos prolongado dependiendo de la duraci贸n del operativo, el cual, por otro lado, tiene un coste elevad铆simo.

Por lo tanto, m谩s all谩 de la justificaci贸n inicial de frenar el narcotr谩fico –que no requiere de un portaaviones– el nivel y la naturaleza del despliegue militar apuntaban a un objetivo m谩s pol铆tico y estrat茅gico, desde ejercer presi贸n militar sobre el r茅gimen de Nicol谩s Maduro para provocar un cambio de r茅gimen, hasta preparar opciones ante un posible deterioro de la situaci贸n interna venezolana o acceder en condiciones ventajosas a su petr贸leo. Saber el verdadero objetivo es una tarea ardua, no s贸lo porque los designios de Trump son inescrutables, m谩s all谩 de su aparente transparencia, sino tambi茅n porque 茅stos pueden cambiar de un d铆a para otro. A pesar de ello, el presidente Trump ha declarado en varias ocasiones que cree que los d铆as de Maduro est谩n contados. La falta de ambici贸n nunca ha sido el punto d茅bil del inquilino de la Casa Blanca.

La operaci贸n militar

Desde mediados de agosto de 2025, a partir de la salida del Iwo Jima Amphibious Ready Group de Norfolk, EEUU ha desplegado en el Caribe uno de sus dispositivos militares m谩s potentes en d茅cadas, concentrando una presencia naval y a茅rea sin precedentes recientes en las aguas pr贸ximas a Venezuela. El operativo arranc贸 con el env铆o del grupo anfibio encabezado por el USS Iwo Jima (LHD-7) –con alrededor de 4.500 efectivos entre marineros y unos 2.200 infantes de marina de la 22nd Marine Expeditionary Unit– junto a varios destructores, reforzados hacia finales de ese mes por siete buques de guerra adicionales y un submarino de ataque de propulsi贸n nuclear desplegados en el sur del Caribe.

En noviembre, Washington dio un salto cualitativo con la llegada del grupo de ataque del portaaviones USS Gerald R. Ford, el mayor y m谩s avanzado de la Marina estadounidense, acompa帽ado de cazas F-35, drones MQ-9 Reaper, bombarderos estrat茅gicos B-52 y B-1, y el buque de apoyo a operaciones especiales MV Ocean Trader. Paralelamente, intensific贸 el uso de instalaciones militares en Puerto Rico –reactivando antiguas bases y adapt谩ndolas para operaciones sostenidas de cazas y aviones de transporte–, consolidando el archipi茅lago como plataforma log铆stica clave.  

En este contexto, el 2 de septiembre tuvo lugar el primer ataque reconocido como parte de la campa帽a antidroga: el hundimiento de una embarcaci贸n que, seg煤n la Casa Blanca, hab铆a zarpado de Venezuela y estaba operada por el Tren de Aragua (una organizaci贸n criminal de origen venezolano con presuntos v铆nculos con Maduro). Desde entonces, una veintena de embarcaciones han sido atacadas por fuerzas estadounidenses, planteando serios interrogantes legales y constitucionales dentro de EEUU.

La campa帽a militar antidroga se ha desarrollado sin una autorizaci贸n expl铆cita del Congreso, lo que ha abierto un choque entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo sobre el uso de la fuerza. Un art铆culo del The Washington Post revel贸 que la Casa Blanca hab铆a deso铆do advertencias internas de sus asesores jur铆dicos, que se帽alaban que la naturaleza letal y sostenida de los ataques pod铆a activar las obligaciones de la War Powers Resolution de 1973, que implican la notificaci贸n al Congreso y, en ausencia de su aprobaci贸n, retirar las fuerzas o cesar hostilidades en 60 d铆as. 

La Administraci贸n defiende que los ataques “no constituyen hostilidades” en sentido tradicional: se realizan desde barcos y drones en aguas internacionales, los objetivos no atacan fuerzas estadounidenses y son “actos puntuales” contra narcos. Pero expertos de derecho constitucional y del uso de la fuerza sostienen que dichos argumentos relajan el control democr谩tico del Congreso y crean un precedente peligroso.

A este debate se ha unido, casi en paralelo, el conocimiento de que el gobierno estadounidense hab铆a emitido una autorizaci贸n (conocida como “presidential finding”) que habilitaba a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para realizar acciones encubiertas en Venezuela, como otra l铆nea de acci贸n interrelacionada con el despliegue militar y que permitir铆a a EEUU operar con flexibilidad estrat茅gica contra Venezuela.

Este incremento del tono y acci贸n militar ha coincidido adem谩s con el cierre abrupto del canal diplom谩tico entre Washington y Caracas. A principios de octubre, el presidente Trump orden贸 a Richard Grenell –su enviado especial– poner fin a todas sus actividades diplom谩ticas con Venezuela. Hasta ese momento, Grenell hab铆a sido el principal interlocutor con Maduro: tras reunirse con 茅l en Caracas en enero, logr贸 que se retomaran los vuelos de deportaci贸n de ciudadanos venezolanos desde EEUU, la liberaci贸n de prisioneros estadounidenses y la concesi贸n de licencias energ茅ticas para grandes petroleras estadounidenses y europeas, comenzando por Chevron. La orden de Trump puso fin a este canal de comunicaci贸n justo cuando la dimensi贸n militar de la pol铆tica hacia Venezuela alcanzaba su punto m谩s alto.

EEUU y Venezuela

El inter茅s de Washington por derrotar a Maduro no es nuevo y ya durante su primera Administraci贸n, Trump lider贸 una campa帽a de m谩xima presi贸n que pretend铆a provocar la ca铆da del gobierno encabezado por Maduro. Pero no siempre fue as铆.

Hasta comienzos de los a帽os 2000, EEUU fue el principal socio comercial de Venezuela y el destino natural de su petr贸leo. Durante d茅cadas, las grandes compa帽铆as estadounidenses –Exxon, Mobil, Chevron, ConocoPhillips– operaron en Venezuela en condiciones extremadamente favorables, amparadas por el marco jur铆dico de la vieja Petr贸leos de Venezuela SA (PDVSA), que a trav茅s de CITGO Petroleum Corporation lleg贸 a tener ocho refiner铆as en territorio estadounidense. Venezuela contaba, sigue contando, con la mayor reserva probada de petr贸leo del mundo, combinando crudos ligeros y ultrapesados, que incluyen, sobre todo, las inmensas reservas de la Faja del Orinoco.

En los a帽os 70 y 80, durante el periodo de la “Venezuela saudita”, el boom petrolero convirti贸 el pa铆s en una potencia econ贸mica latinoamericana, con altos niveles de ingreso per c谩pita y una influencia regional muy superior a la actual. Las relaciones con Washington eran estrech铆simas: cooperaci贸n energ茅tica constante, alineamiento diplom谩tico en foros regionales y un intercambio econ贸mico profundamente interdependiente. En palabras de muchos analistas de la 茅poca, la relaci贸n era casi “carnal”.

La llegada de Hugo Ch谩vez al poder en 1999-2000 marc贸 un giro profundo. La consolidaci贸n del chavismo transform贸 la orientaci贸n ideol贸gica, econ贸mica y geopol铆tica del pa铆s. Ch谩vez impuls贸 una ruptura progresiva con EEUU y forj贸 una alianza estrat茅gica con Cuba, a trav茅s de la Alternativa Bolivariana de las Am茅ricas (ALBA), as铆 como con Rusia, China, Ir谩n y otros actores con los que compart铆a afinidades pol铆ticas y un discurso antiestadounidense. Este giro se reflej贸 en nacionalizaciones, expulsi贸n de empresas estadounidenses y una reconfiguraci贸n completa del sector energ茅tico.

En 2018, Washington cerr贸 la mayor parte de su representaci贸n diplom谩tica en Caracas y reconoci贸 a la oposici贸n como autoridad leg铆tima. Desde entonces, el contacto bilateral ha sido m铆nimo, salvo por cuestiones puntuales: negociaciones humanitarias, intercambios de presos, repatriaciones y excepciones energ茅ticas, como la de Chevron.  

Para entender la actual pol铆tica estadounidense hacia Venezuela –especialmente la l贸gica que gu铆a tanto el actual despliegue militar como la narrativa de “narcoterrorismo”– es imprescindible situar el papel del exsenador Marco Rubio, secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional. Desde la primera Administraci贸n Trump, y con mucha m谩s fuerza en la segunda, Rubio se ha convertido en el principal arquitecto pol铆tico e ideol贸gico de la estrategia de Washington hacia el “eje del mal” latinoamericano (Cuba, Nicaragua y Venezuela) y en especial contra el r茅gimen de Maduro.

Su visi贸n, marcada por su origen en la di谩spora cubana de Miami y por una lectura securitaria del autoritarismo latinoamericano, ha moldeado durante m谩s de una d茅cada las sanciones, la presi贸n diplom谩tica, la narrativa internacional sobre Venezuela y ahora tambi茅n la manera en que la Administraci贸n estadounidense interpreta legalmente el uso de la fuerza. En la pr谩ctica, Rubio es el hilo conductor que conecta el giro duro contra Maduro desde 2017, la expansi贸n del r茅gimen de sanciones, la instrumentalizaci贸n del crimen transnacional y –m谩s recientemente– la justificaci贸n de operaciones militares sin autorizaci贸n del Congreso.  

Las opciones

EEUU perdi贸 la hegemon铆a en su patio trasero hace a帽os. Y hace mucho tiempo que no se hab铆a visto en Washington tanto inter茅s en Am茅rica Latina. De este modo, el “America First” se ha transformado en “Americas First”, reflejando el objetivo de recuperar el control de esa parte del mundo. Este podr铆a ser un objetivo ambicioso y tambi茅n inspirador para Trump. Si consiguiera derrocar a Maduro e instaurar una democracia duradera y pro estadounidense en Am茅rica Latina, a la que podr铆a continuar Cuba, ser铆a un gran 茅xito de la pol铆tica exterior de EEUU. Tambi茅n supondr铆a un gran avance en la Estrategia de Defensa Nacional, que se espera que priorice la seguridad en el hemisferio occidental.

Esta es tambi茅n una pol铆tica que podr铆a unir a las diversas facciones dentro del movimiento de Trump. Los Republicanos reaganistas aprobar铆an el fin de un r茅gimen como el venezolano. Y los republicanos de MAGA aplaudir谩n el esfuerzo por abordar los problemas de seguridad fronteriza y tr谩fico de drogas que afectan a los estadounidenses de a pie, siempre y cuando Trump no vaya demasiado lejos. Sin olvidar que, en menos de un a帽o, habr谩 elecciones de medio mandato y son precisamente los latinos los que han empezado a votar a los Republicanos y que hay alrededor de 770.000 venezolanos en EEUU, la mitad de ellos en Florida.

Todo esto lleva de nuevo a la gran pregunta sin respuesta sobre el prop贸sito del enorme despliegue militar en el Caribe. Hay varias posibilidades. La primera ser铆a utilizar las amenazas militares para que Maduro se autoexpulse voluntariamente. Si esto no funciona, Trump podr铆a aumentar el ritmo de las operaciones militares contra los barcos narcotraficantes venezolanos y ampliar el objetivo para incluir ataques en tierra firme o incursiones de operaciones especiales contra los campos petrol铆feros y las bases y fuerzas militares de Venezuela. Esto aumentar铆a la presi贸n sobre Maduro para que buscara una salida.La tercera opci贸n ser铆a llevar a cabo un ataque directo, bien con misiles o bien a茅reo, contra Maduro y otros objetivos del r茅gimen. Sin embargo, lo que nadie ve es la invasi贸n militar, la ocupaci贸n y el reemplazo del gobierno por otro pro estadounidense y democr谩tico. A Trump le gusta el uso r谩pido, contundente y decisivo de la fuerza, y siempre se ha mostrado esc茅ptico ante las campa帽as militares prolongadas, sin un final claro a la vista, como en Irak, Afganist谩n y tambi茅n en Ucrania. No hay forma de que la Administraci贸n Trump vaya a llevar a cabo una invasi贸n a gran escala de Venezuela en un futuro pr贸ximo.

Am茅rica Latina

Con independencia de la respuesta por la que uno se incline respecto a las verdaderas intenciones de Trump con su despliegue naval y a茅reo, lo que s铆 est谩 claro es que las medidas de la Administraci贸n se relacionan con su nueva 贸ptica respecto a Am茅rica Latina, como muestra su respaldo casi absoluto a Javier Milei y la pol铆tica econ贸mica argentina y las alianzas con Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Panam谩, Paraguay y la Rep煤blica Dominicana. El despliegue militar tambi茅n le ha permitido reforzar sus lazos con algunos pa铆ses caribe帽os como Trinidad y Tobago y Guyana. Esto implica diversificar la agenda m谩s all谩 de la lucha contra el narcotr谩fico y el crimen organizado y frenar en seco la migraci贸n ilegal.

De momento, cualquier respuesta a las preguntas anteriores parte de una dosis especulativa elevada y no permite avanzar realmente en nuestro conocimiento de lo que est谩 pasando en Venezuela. A tenor de las se帽ales emitidas por Mar铆a Corina Machado y su c铆rculo m谩s pr贸ximo, as铆 como por buena parte de la oposici贸n tanto dentro como fuera del pa铆s, se observa demasiada esperanza, excesiva podr铆a llegar a decirse, en que el operativo “Lanza del sur” acabe de un golpe con el chavo-madurismo y permita la reemergencia vigorosa de la Venezuela democr谩tica. As铆 de f谩cil y as铆 de sencillo. Y encima parecer铆a ser el 煤nico camino para acabar con la profunda crisis venezolana.

Por no saber, m谩s all谩 de los trascendidos interesados, no se sabe si hay negociaciones en marcha, ni si se ha propuesto o no una salida para Maduro y su c铆rculo 铆ntimo (se ha hablado mucho de Rusia). Sin embargo, una de las grandes cuestiones en discusi贸n es si este camino, incluso en el caso de triunfar, garantizar铆a la recuperaci贸n de la democracia en Venezuela o, por el contrario, abrir铆a las puertas a un nuevo escenario de inestabilidad e incertidumbre. Este escenario podr铆a estar marcado por enfrentamientos de todo tipo, por pases de facturas cruzados, por la mutua b煤squeda de revancha y de chivos expiatorios, nada de lo cual servir铆a para tranquilizar una situaci贸n de por si explosiva.

Con independencia de cu谩l sea el desenlace del operativo (invasi贸n terrestre, ataque a茅reo contra objetivos militares destacados, contra blancos vinculados al narcotr谩fico o algo m谩s indiscriminados y con muchas v铆ctimas colaterales, o un atentado puntual contra la c煤pula del poder), lo m谩s importante ser谩 la gesti贸n del d铆a despu茅s. Y no s贸lo su gesti贸n: ¿qui茅n se har谩 cargo de la nueva coyuntura? ¿qui茅n estar谩 al mando? ¿Mar铆a Corina Machado y su c铆rculo m谩s pr贸ximo? ¿qui茅n y c贸mo gestionar谩 el orden p煤blico? ¿qu茅 pasar谩 con la polic铆a? ¿c贸mo y con qu茅 recursos se financiar谩 esta nueva etapa? ¿los aportar谩 EEUU? ¿desplegar谩 el gobierno de Trump los m谩s de 200.000-250.000 efectivos necesarios, sobre el terreno, para estabilizar la situaci贸n y defender al nuevo gobierno de ataques externos e internos?

M谩s arriba se hablaba de expectativas y muchas de ellas pasan por, una vez segada la cabeza del r茅gimen, sumar a buena parte de los jefes, oficiales y suboficiales de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) a quienes luchan por la regeneraci贸n democr谩tica. Lo cierto es que la FANB es una verdadera caja negra, con escaso o nulo conocimiento de lo que pasa en su interior, salvo el hecho de que sus filas est谩n profundamente infiltradas y controladas por los servicios de inteligencia cubana, de modo que cualquier intento de contestaci贸n es r谩pidamente reprimido. No en vano, el colectivo militar es uno de los m谩s castigados, con exoficiales y suboficiales presos, torturados y exiliados. Seg煤n la ONG venezolana Foro Penal, de los 884 presos pol铆ticos existentes en el pa铆s a comienzos de noviembre, 173, casi el 20%, eran militares.

Otra cuesti贸n para destacar tiene que ver con la capacidad de respuesta de la FANB, con el n煤mero de sus efectivos y de las reservas y su estado de preparaci贸n, con el nivel del armamento disponible y con el apoyo militar que reciben o pueden recibir de dos de sus principales aliados: Rusia y China. Las muestras de apoyo de Vlad铆mir Putin y Xi Jinping a Maduro son pr谩cticamente constantes. Para Venezuela, Cuba es un socio fundamental, pero la importancia tambi茅n es crucial para La Habana. El desplome del r茅gimen de Maduro abrir铆a las puertas para que ellos fueran el siguiente paso de la estrategia regional de EEUU.

Un punto de partida importante es saber qu茅 tipo de negociaci贸n hay en marcha con los militares, si hay alguna, y en ese caso qu茅 promesas se les est谩n haciendo para poder sumarlos a la reconstrucci贸n nacional. ¿Habr谩 o no impunidad para los grandes delitos cometidos en el pasado? ¿Pagar谩n los responsables por los desmanes realizados y por los saqueos mil millonarios de las arcas del Estado? ¿Hasta qu茅 nivel de responsabilidad se llegar谩?

Cualesquiera sean las respuestas, lo cierto es que de este proceso saldr谩 un n煤mero importante de ganadores y perdedores, creando un caldo de cultivo importante para que el descontento social aumente de forma considerable. Ante una situaci贸n como la actual no hay soluci贸n buena, y ser谩 muy complicado dar paso a un c铆rculo virtuoso que facilite la democratizaci贸n. En cualquier caso, es evidente el riesgo de que Venezuela acelere su deriva hacia convertirse en un Estado fallido.

脷ltimos movimientos

El 16 de noviembre el Departamento de Estado de EEUU design贸 el C谩rtel de los Soles como organizaci贸n terrorista, lo que representa un salto cualitativo, porque implica directamente al aparato militar y pol铆tico de Maduro, permitiendo a la Administraci贸n Trump enmarcar su actuaci贸n frente a Venezuela en t茅rminos de lucha contra el terrorismo y no s贸lo contra el narcotr谩fico. En este sentido, es curioso ver como cada paso que da la Administraci贸n Trump contra el r茅gimen de Maduro es jaleado desde la oposici贸n como si se tratara de un movimiento m谩s hacia el desenlace, que no puede ser otro que el final de la dictadura.

En los 煤ltimos a帽os, el Tren de Aragua y el C谩rtel de los Soles han sido los dos nombres m谩s asociados a la criminalidad venezolana, pero su naturaleza y su utilidad pol铆tica para EEUU son radicalmente distintas. El Tren de Aragua es una banda criminal transnacional surgida en las c谩rceles venezolanas, expandida por buena parte de Am茅rica Latina gracias a la emigraci贸n venezolana, aunque no est谩 formalmente designado como organizaci贸n terrorista. En cambio, el C谩rtel de los Soles es una red paraestatal compuesta por altos mandos militares venezolanos vinculados al narcotr谩fico. Seg煤n Insight Crime, el C谩rtel de los Soles “es la denominaci贸n […] otorgada a un entramado de oficiales y facciones dentro del Estado venezolano, acusados de participar en una amplia gama de actividades criminales, incluyendo el contrabando de gasolina, la miner铆a ilegal y el tr谩fico de drogas. No es un grupo jer谩rquico o ideol贸gico. Su estructura est谩 constituida por una red difusa de c茅lulas instaladas dentro de las principales ramas castrenses de Venezuela: el ej茅rcito, la marina, la fuerza a茅rea y la guardia nacional, desde los rangos m谩s bajos a los m谩s altos. Aunque el concepto se asocia principalmente con los sectores militares, tambi茅n se han identificado otras ramificaciones del Estado incrustadas dentro del ecosistema criminal, incluyendo a cuerpos policiales, la rama ejecutiva y distintos funcionarios p煤blicos”.

Su designaci贸n como organizaci贸n terrorista por EEUU tiene implicaciones geopol铆ticas mucho m谩s profundas: conecta directamente el r茅gimen de Maduro con redes de terrorismo y narcotr谩fico, y, probablemente, proporcione a la Administraci贸n Trump una base jur铆dica m谩s s贸lida para intensificar sanciones, operaciones encubiertas e incluso escaladas militares.

Seg煤n fuentes de EEUU, todo indica que Washington est谩 a punto de lanzar una nueva fase de operaciones relacionadas con Venezuela. Esta fase podr铆a incluir tanto operaciones encubiertas como el aumento de presencia militar en la regi贸n. A ello se une que la Federal Aviation Administration (FAA) ha emitido una advertencia para la aviaci贸n sobre espacio a茅reo venezolano debido al “riesgo de seguridad” y actividad militar intensificada. Como resultado, varias aerol铆neas internacionales –incluyendo europeas– han cancelado vuelos a Venezuela.

Conclusiones

Descartada una invasi贸n militar en toda regla, la gran duda es qu茅 tipo de respuesta dar谩 la Administraci贸n Trump a la crisis que intensific贸 en Venezuela a partir de su despliegue militar. Dado todo lo que ha invertido en el despliegue aeronaval, incluyendo su elevado coste econ贸mico, Trump no puede replegarlo sin ning煤n resultado, ya que esto afectar铆a sensiblemente su imagen y a su propio proyecto del MAGA.

Lo cierto es, por un lado, que la opini贸n p煤blica estadounidense es contraria a la intervenci贸n. Se trata de un factor interno de gran peso que puede limitar o condicionar hasta qu茅 punto la Administraci贸n decide escalar militarmente. Por el otro, el r茅gimen de Maduro, a sabiendas de lo complicado que es un desembarco masivo, ha optado por recrudecer su relato victimista y de resistencia, con un doble objetivo: movilizar a sus bases m谩s fieles y al pueblo en general, e intentar disuadir a EEUU de que no d茅 un paso en falso. De todos modos, tanto la advertencia a las aerol铆neas civiles para que no accedan al espacio a茅reo venezolano como la limitaci贸n de permisos de Acci贸n de Gracias y Navidad al personal militar estadounidense har铆an pensar en una pr贸xima medida de fuerza, con independencia de su alcance.

Lo llamativo del gran despliegue militar, incluyendo el portaaviones US Gerald R. Ford, es que por su elevado coste diario se esperar铆a de 茅l alg煤n resultado a corto o medio plazo, aunque de momento no se ha pasado del hundimiento de, al menos, 20 presuntas narcolanchas. Sin embargo, por ahora no se ha ido m谩s all谩, pese al amplio abanico de opciones disponibles, comenzando por acciones encubiertas en el territorio venezolano.

En la actualidad se mantiene el juego del gato y el rat贸n o, como otros quisieran ver, el de la gallina. Ninguno de los dos, en cualquiera de sus m煤ltiples variantes, puede prolongarse durante mucho tiempo, por lo que no ser铆a descartable que antes de fin de a帽o se produjera alg煤n movimiento decisivo por parte de EEUU, que es el que tiene la iniciativa y debe mover ficha. Cualquier respuesta militar preventiva venezolana ser铆a vista como un ataque directo o una agresi贸n desde Washington, que exigir铆a una pronta retaliaci贸n acorde con la magnitud del desaf铆o.

Respecto al r茅gimen de Maduro, la gran inc贸gnita es su capacidad de sobrevivir a una presi贸n de este calibre, aun con el respaldo de Rusia y China. No es s贸lo una cuesti贸n de supervivencia de la c煤pula chavo-madurista sino de todo el entramado de un r茅gimen que ha fagocitado al Estado venezolano durante m谩s de un cuarto de siglo. No se trata 煤nicamente de la supervivencia de la dictadura sino de la del propio movimiento chavista, que seg煤n las circunstancias podr铆a convertirse en un prolongado agente de inestabilidad y desestabilizaci贸n. No hay que olvidar el precedente del peronismo, que incluso fue uno de los referentes de Hugo Ch谩vez cuando sent贸 las bases de su movimiento “revolucionario”.

Carlota Garc铆a Encina, Carlos Malamud

Real Instituto Elcano.





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