OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- A El Pa铆s no le ha gustado nada que a "Ganemos Madrid", el grupo pol铆tico que apoya a Carmena, no le haya gustado tampoco la Comisi贸n de la Memoria Hist贸rica nombrada por el Ayuntamiento, presidida por la abogada Francisca Sauquillo. El diario aplaude el prop贸sito de este 贸rgano de proceder a su delicado cometido por consenso y teme que, si no se act煤a de ste modo, se vuelva a las andadas de viejos radicalismos y maximalismos que no conducen a nada.
A su vez, alg煤n especialista con suficiente conocimiento de causa, el profesor Rafael Escudero Alday, ha sostenido que esta Comisi贸n es, en realidad, una "Comisi贸n de (Des)memoria hist贸rica" porque a) le falta competencia espec铆fica en la materia a la presidenta y a la mayor parte de los vocales; b)los vocales que tienen alg煤n tipo de competencia basada en la experiencia, justamente rechazan el concepto mismo de "memoria hist贸rica" o adoptan una actitud de equidistancia entre las dos Espa帽as (para entendernos brevemente) cuando se trata de hacer justicia a las v铆ctimas de un bando; c) faltan juristas que aporten savoir faire en materia de justicia transicional; d) falta representaci贸n de las v铆ctimas; d) hay una sobrerrepresentaci贸n del sector negacionista de la memoria.
Intentemos aportar alg煤n matiz y alguna observaci贸n sobre este asunto que quiz谩 no est茅n de m谩s.
Palinuro sostiene que aplicar pol铆tica de consenso a una comisi贸n de la memoria hist贸rica es un empe帽o in煤til si no complaciente con la injusticia.
El propio concepto de "Memoria hist贸rica" es problem谩tico. El determinante "hist贸rica", obviamente no lo es de tiempo (aunque lo parezca): todo cuanto tiene que ver con la memoria por definici贸n ha de estar en el pasado, ser historia. Por tanto, "memoria hist贸rica" es una redundancia. En el fondo, el determinante no es de tiempo sino de personas; "hist贸rica" quiere decir que es memoria de todos, compartida, memoria colectiva.
Pero eso no existe. La memoria es un atributo del individuo. No hay memoria colectiva, igual que no hay esp铆ritu del pueblo. Eso son met谩foras, invenciones, en muchos casos, pretextos. La memoria es individual y es absurdo considerarla como producto de consenso. Uno no consens煤a nada con uno mismo. Y tampoco puede consensuar memorias con los dem谩s, con los que convive. Puede compartir la memoria, pero no consensuarla.
Entonces ¿por qu茅 los miembros de la Comisi贸n, el Ayuntamiento, El Pa铆s y el sursum corda, se hacen lenguas del consenso como m茅todo de trabajo y adopci贸n de decisiones en este campo? Tengo varias hip贸tesis complementarias que someto al juicio cr铆tico de la lectora. a) el consenso se propugna porque la Comisi贸n en su mayor铆a abarca una gama no muy variada de opiniones, que van desde la derecha extrema hasta una izquierda moderada, acomodaticia y pusil谩nime; b) el consenso se propugna para rescatar el esp铆ritu de la Transici贸n, que fue de consenso; c) el consenso se defiende para hacer justicia a los dos bandos por igual.
a) El consenso timorato. Escudero Alday subraya c贸mo los miembros de la comisi贸n oscilan entre diferentes tipos de negacionismo: los m谩s radicales, propios de la derecha y los m谩s moderados, pero igualmente radicales a la hora a la hora de echar cerrojo a este singular episodio de la historia de Espa帽a, a la hora de pedir que se termine con la Ley de "Memoria Hist贸rica" porque seguir con ella equivale a perpetuar el enfrentamiento. En principio, esta Comisi贸n tiene como misi贸n principal aplicar la Ley a las denominaciones de calle y plazas, placas en edificios, monumentos y recordatorios varios. La actuaci贸n es en medio urbano. Es decir, el grueso de su acci贸n se desplegar谩 desde el final de la contienda y en los a帽os cuarenta y cincuenta. Por entonces ya no hab铆a resistencia, no hab铆a dos bandos, sino vencedores y vencidos que quedaban a merced de los vencedores, los cuales no tuvieron ninguna.
b) El esp铆ritu del tiempo. La Transici贸n estuvo presidida por la necesidad de pactar. De llegar a un acuerdo. La transici贸n fue un pacto producto del miedo que los protagonistas de la 茅poca se profesaban unos a otros. Hubo consenso, s铆, pero t谩cito: las izquierdas renunciaban a sus s铆mbolos y valores y se integraban en el funcionamiento democr谩tico ordinario del sistema pol铆tico espa帽ol sin remover el pasado; a cambio, la derecha abandonar铆a toda tentaci贸n golpista y, con el paso del tiempo, permitir铆a que se hiciera justicia a la v铆ctimas, sin tratar d revivir los enfrentamientos no de apropiarse en exclusiva la representaci贸n de Espa帽a. Pero esto ha sido falso: a ra铆z del triunfo socialista de 1982 cundi贸 el temor en la derecha. Pero, cuando esta vio que no hab铆a 谩nimo revanchista en la izquierda, recuper贸 su talante de intransigencia y acab贸 volviendo a la imposici贸n del vencedor "sin complejos", como se dec铆a entonces. Promulgada la t铆mida Ley de la 茅poca de Zapatero, se comprob贸 que la derecha no ten铆a voluntad alguna de aplicarla sino de boicotearla, como ha hecho en la X legislatura con mayor铆a absoluta del PP. Resultado: cuarenta a帽os despu茅s del fin de la dictadura, en las cunetas siguen enterrados m谩s de cien mil compatriotas asesinados y Madrid reverbera de s铆mbolos, placas, calles y recordatorios de los franquistas.
c) Los dos bandos por igual. Lo dicho, el tiempo que se quiere revisar es de imposici贸n, dictadura de los vencedores sobre los vencidos. De igualdad, nada. La presencia de un cura en la comisi贸n con el argumento de que se trata de hacer justicia "tambi茅n" a las v铆ctimas de la Iglesia revela su falacia: en la 茅poca de que se trata, la Iglesia no ten铆a v铆ctimas puesto que era ella misma la victimaria. La colaboraci贸n de la Iglesia con la represi贸n del franquismo en la postguerra fue total. Dicho en plata: en la Comisi贸n no hay representaci贸n de las v铆ctimas, pero s铆 de los victimarios. Y eso la cuestiona moralmente de tal modo que la hace inservible.
Por supuesto que la Comisi贸n deber铆a estar compuesta con otros criterios y que la que hay no es justa.
Todo consenso que se d茅 entre la justicia y la injusticia ser谩 injusto. La justicia es el 煤nico consenso, como sabe muy bien una alcaldesa que es jueza.
A su vez, alg煤n especialista con suficiente conocimiento de causa, el profesor Rafael Escudero Alday, ha sostenido que esta Comisi贸n es, en realidad, una "Comisi贸n de (Des)memoria hist贸rica" porque a) le falta competencia espec铆fica en la materia a la presidenta y a la mayor parte de los vocales; b)los vocales que tienen alg煤n tipo de competencia basada en la experiencia, justamente rechazan el concepto mismo de "memoria hist贸rica" o adoptan una actitud de equidistancia entre las dos Espa帽as (para entendernos brevemente) cuando se trata de hacer justicia a las v铆ctimas de un bando; c) faltan juristas que aporten savoir faire en materia de justicia transicional; d) falta representaci贸n de las v铆ctimas; d) hay una sobrerrepresentaci贸n del sector negacionista de la memoria.
Intentemos aportar alg煤n matiz y alguna observaci贸n sobre este asunto que quiz谩 no est茅n de m谩s.
Palinuro sostiene que aplicar pol铆tica de consenso a una comisi贸n de la memoria hist贸rica es un empe帽o in煤til si no complaciente con la injusticia.
El propio concepto de "Memoria hist贸rica" es problem谩tico. El determinante "hist贸rica", obviamente no lo es de tiempo (aunque lo parezca): todo cuanto tiene que ver con la memoria por definici贸n ha de estar en el pasado, ser historia. Por tanto, "memoria hist贸rica" es una redundancia. En el fondo, el determinante no es de tiempo sino de personas; "hist贸rica" quiere decir que es memoria de todos, compartida, memoria colectiva.
Pero eso no existe. La memoria es un atributo del individuo. No hay memoria colectiva, igual que no hay esp铆ritu del pueblo. Eso son met谩foras, invenciones, en muchos casos, pretextos. La memoria es individual y es absurdo considerarla como producto de consenso. Uno no consens煤a nada con uno mismo. Y tampoco puede consensuar memorias con los dem谩s, con los que convive. Puede compartir la memoria, pero no consensuarla.
Entonces ¿por qu茅 los miembros de la Comisi贸n, el Ayuntamiento, El Pa铆s y el sursum corda, se hacen lenguas del consenso como m茅todo de trabajo y adopci贸n de decisiones en este campo? Tengo varias hip贸tesis complementarias que someto al juicio cr铆tico de la lectora. a) el consenso se propugna porque la Comisi贸n en su mayor铆a abarca una gama no muy variada de opiniones, que van desde la derecha extrema hasta una izquierda moderada, acomodaticia y pusil谩nime; b) el consenso se propugna para rescatar el esp铆ritu de la Transici贸n, que fue de consenso; c) el consenso se defiende para hacer justicia a los dos bandos por igual.
a) El consenso timorato. Escudero Alday subraya c贸mo los miembros de la comisi贸n oscilan entre diferentes tipos de negacionismo: los m谩s radicales, propios de la derecha y los m谩s moderados, pero igualmente radicales a la hora a la hora de echar cerrojo a este singular episodio de la historia de Espa帽a, a la hora de pedir que se termine con la Ley de "Memoria Hist贸rica" porque seguir con ella equivale a perpetuar el enfrentamiento. En principio, esta Comisi贸n tiene como misi贸n principal aplicar la Ley a las denominaciones de calle y plazas, placas en edificios, monumentos y recordatorios varios. La actuaci贸n es en medio urbano. Es decir, el grueso de su acci贸n se desplegar谩 desde el final de la contienda y en los a帽os cuarenta y cincuenta. Por entonces ya no hab铆a resistencia, no hab铆a dos bandos, sino vencedores y vencidos que quedaban a merced de los vencedores, los cuales no tuvieron ninguna.
b) El esp铆ritu del tiempo. La Transici贸n estuvo presidida por la necesidad de pactar. De llegar a un acuerdo. La transici贸n fue un pacto producto del miedo que los protagonistas de la 茅poca se profesaban unos a otros. Hubo consenso, s铆, pero t谩cito: las izquierdas renunciaban a sus s铆mbolos y valores y se integraban en el funcionamiento democr谩tico ordinario del sistema pol铆tico espa帽ol sin remover el pasado; a cambio, la derecha abandonar铆a toda tentaci贸n golpista y, con el paso del tiempo, permitir铆a que se hiciera justicia a la v铆ctimas, sin tratar d revivir los enfrentamientos no de apropiarse en exclusiva la representaci贸n de Espa帽a. Pero esto ha sido falso: a ra铆z del triunfo socialista de 1982 cundi贸 el temor en la derecha. Pero, cuando esta vio que no hab铆a 谩nimo revanchista en la izquierda, recuper贸 su talante de intransigencia y acab贸 volviendo a la imposici贸n del vencedor "sin complejos", como se dec铆a entonces. Promulgada la t铆mida Ley de la 茅poca de Zapatero, se comprob贸 que la derecha no ten铆a voluntad alguna de aplicarla sino de boicotearla, como ha hecho en la X legislatura con mayor铆a absoluta del PP. Resultado: cuarenta a帽os despu茅s del fin de la dictadura, en las cunetas siguen enterrados m谩s de cien mil compatriotas asesinados y Madrid reverbera de s铆mbolos, placas, calles y recordatorios de los franquistas.
c) Los dos bandos por igual. Lo dicho, el tiempo que se quiere revisar es de imposici贸n, dictadura de los vencedores sobre los vencidos. De igualdad, nada. La presencia de un cura en la comisi贸n con el argumento de que se trata de hacer justicia "tambi茅n" a las v铆ctimas de la Iglesia revela su falacia: en la 茅poca de que se trata, la Iglesia no ten铆a v铆ctimas puesto que era ella misma la victimaria. La colaboraci贸n de la Iglesia con la represi贸n del franquismo en la postguerra fue total. Dicho en plata: en la Comisi贸n no hay representaci贸n de las v铆ctimas, pero s铆 de los victimarios. Y eso la cuestiona moralmente de tal modo que la hace inservible.
Por supuesto que la Comisi贸n deber铆a estar compuesta con otros criterios y que la que hay no es justa.
Todo consenso que se d茅 entre la justicia y la injusticia ser谩 injusto. La justicia es el 煤nico consenso, como sabe muy bien una alcaldesa que es jueza.