OPINI脫N de Juan Tom谩s Frutos.- La Luna es, siempre lo ha sido, un referente. No descubro nada, afirmando esto, ni de quien escribe ni de lo que supone y ha supuesto para millones de seres humanos, y puede que para los de otros planetas tambi茅n. Es un astro potente, melanc贸lico, superior, con halo de misterio, con melancol铆a y poes铆a, con orgullo, con positivismo, con vida a trav茅s de mareas y otros fen贸menos naturales, con desarrollo, con ventura y sue帽o, con forma y continente para canciones y reflexiones… Podr铆a estar horas diciendo lo que implica este sat茅lite natural de la Tierra.
Adem谩s, como concepto principal, da luz, o la refleja, lo cual equivale a lo mismo. Nos proporciona destellos, y, por ende, caminos. Por eso me encanta tanto.
Y por esas motivaciones le puse ese nombre a uno de los seres m谩s hermosos que ha puesto el Destino en mi deambular. Recuerdo cuando daba sus primeros pasos, llenos de energ铆a y nerviosismo. Rememoro como nos tir谩bamos al suelo y empez谩bamos a hacernos cosquillas. Le gustaba mirarme a los ojos, y yo me volv铆a loco contemplando los suyos.
Han sido estos a帽os (catorce, en total) de una plena maravilla. Es verdad que poco a poco, por otras obligaciones, nos hemos ido viendo de cuando en cuando, pero eso no ha quitado que salt谩ramos de alegr铆a cada vez que nos pon铆amos cara a cara. Ella era as铆: de m铆 sacaba lo mejor. Desde siempre ocurri贸 de esta guisa.
Los 煤ltimos meses, aunque con ribetes de su energ铆a desbordante, han sido de ocaso, pero eso no ha restado la cercan铆a y la devoci贸n mutuas. Nada ni nadie disminuye su amor cuando 茅ste es aut茅ntico, y 茅ste lo era. Incluso creo que se quieren m谩s los perfiles d茅biles del ser admirado y estimado. Ha sido el caso.
Hace unos d铆as, dos semanas tal vez, fui a verla. Pasamos un rato excelente. Nos hicimos incluso alguna foto. Era como una despedida en la que no quisimos poner formalidad a un hecho que, como todo en la Naturaleza, es irreversible. Nos tenemos que ir antes o despu茅s.
Ahora ella se ha marchado. Se ha ido con los 谩ngeles alados hacia una tierra de seres en trascendencia. Ha dejado un hondo vac铆o. Nada ser谩 igual. No se producir谩 la misma sonrisa, ni jugaremos con la misma vehemencia. Se ha trasladado a otra dimensi贸n, y tambi茅n, por ende, se ha esfumado un cachito de nosotros.
Hablo de mi Luna, de mi pastora alemana. Ha sido una fiel compa帽era, un ser irrepetible en la creaci贸n, un regalo para los que la hemos disfrutado. La navegaci贸n ha sido intensa. Hasta se perdi贸 de joven (alguien la rob贸) y apareci贸 pronto. Nos hemos deleitado con muchas peripecias en el planeta Tierra: ahora nos mira, ella, desde su espacio exterior particular.
Podr铆a decir reiteradamente muchas cosas, pero solo resaltar茅 una que me conmueve contempor谩neamente. Tras haber conocido a Luna no tengo nada claro que los considerados animales no tengan alma. Es posible que posean m谩s esp铆ritu que algunos que se glosan como humanos. ¡Hasta siempre!
Adem谩s, como concepto principal, da luz, o la refleja, lo cual equivale a lo mismo. Nos proporciona destellos, y, por ende, caminos. Por eso me encanta tanto.
Y por esas motivaciones le puse ese nombre a uno de los seres m谩s hermosos que ha puesto el Destino en mi deambular. Recuerdo cuando daba sus primeros pasos, llenos de energ铆a y nerviosismo. Rememoro como nos tir谩bamos al suelo y empez谩bamos a hacernos cosquillas. Le gustaba mirarme a los ojos, y yo me volv铆a loco contemplando los suyos.
Han sido estos a帽os (catorce, en total) de una plena maravilla. Es verdad que poco a poco, por otras obligaciones, nos hemos ido viendo de cuando en cuando, pero eso no ha quitado que salt谩ramos de alegr铆a cada vez que nos pon铆amos cara a cara. Ella era as铆: de m铆 sacaba lo mejor. Desde siempre ocurri贸 de esta guisa.
Los 煤ltimos meses, aunque con ribetes de su energ铆a desbordante, han sido de ocaso, pero eso no ha restado la cercan铆a y la devoci贸n mutuas. Nada ni nadie disminuye su amor cuando 茅ste es aut茅ntico, y 茅ste lo era. Incluso creo que se quieren m谩s los perfiles d茅biles del ser admirado y estimado. Ha sido el caso.
Hace unos d铆as, dos semanas tal vez, fui a verla. Pasamos un rato excelente. Nos hicimos incluso alguna foto. Era como una despedida en la que no quisimos poner formalidad a un hecho que, como todo en la Naturaleza, es irreversible. Nos tenemos que ir antes o despu茅s.
Ahora ella se ha marchado. Se ha ido con los 谩ngeles alados hacia una tierra de seres en trascendencia. Ha dejado un hondo vac铆o. Nada ser谩 igual. No se producir谩 la misma sonrisa, ni jugaremos con la misma vehemencia. Se ha trasladado a otra dimensi贸n, y tambi茅n, por ende, se ha esfumado un cachito de nosotros.
Hablo de mi Luna, de mi pastora alemana. Ha sido una fiel compa帽era, un ser irrepetible en la creaci贸n, un regalo para los que la hemos disfrutado. La navegaci贸n ha sido intensa. Hasta se perdi贸 de joven (alguien la rob贸) y apareci贸 pronto. Nos hemos deleitado con muchas peripecias en el planeta Tierra: ahora nos mira, ella, desde su espacio exterior particular.
Podr铆a decir reiteradamente muchas cosas, pero solo resaltar茅 una que me conmueve contempor谩neamente. Tras haber conocido a Luna no tengo nada claro que los considerados animales no tengan alma. Es posible que posean m谩s esp铆ritu que algunos que se glosan como humanos. ¡Hasta siempre!