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Jugando con el amor

OPINI脫N de Jos茅 Mateos Mariscal

Un espa帽ol en Alemania


Cuando a Catalina, nacida en la republica Dominicana y residente en Wuppertal (Alemania), la llamaron para ir a trabajar a aquella empresa en Remscheid ciudad vecina, poco se imaginaba que aqu茅l d铆a no iba a empezar 煤nicamente una carrera profesional. Iba a entrar en el intenso, apasionante y complicado mundo de los amores imposibles. Y es que all铆 estaba 茅l, Pedro, nacido en Espa帽a, residente en Alemania, en Remscheid, su reci茅n estrenado compa帽ero de trabajo que le dio la bienvenida, le ense帽贸 la empresa y se convirti贸 desde ese preciso instante en su Historia de Amor entre Migrantes en Alemania. 
 
Pedro sonre铆a de una forma especial, resplandec铆a, aunque Catalina no sab铆a si esas sonrisas se las dedica a ella en exclusiva o a todos los dem谩s. Lo mismo daba, le bastaba con cruzarse de vez en cuando unas miradas. De las miradas pasaron a compartir charlas en la hora del caf茅, en el almuerzo y hasta se quedaban un rato m谩s despu茅s del cierre con alguna excusa est煤pida.  

Porque Pedro pensaba que estaba conociendo a la mujer m谩s maravillosa del mundo. Y no dudaba en encontrarse con ella en cualquier momento, rozar un instante su brazo y dedicarse una sonrisa c贸mplice. Un flirteo en toda regla entre dos personas que se atra铆an que anunciaba claramente una bonita historia de amor. Pero siempre hay alg煤n pero. 
 
Pedro era un hombre casado. Se lo dijo a Catalina el segundo d铆a de trabajo, cuando se dio cuenta que no iba a poder resistirse al encanto de esa mujer maravillosa. Un ataque de honestidad pasajero. A Catalina no es que no le importara que ese pr铆ncipe azul que hab铆a estado buscando durante tanto tiempo estuviera casado, es que no pod铆a evitarlo; apost贸 por el coraz贸n, apost贸 por el amor y se dej贸 llevar. 

La bonita historia de amor se convirti贸 en un amor prohibido disfrazado de amistad. Y as铆 pasaron los a帽os, am谩ndose en secreto, mintiendo a la esposa, a los amigos, a los compa帽eros, a la familia. Y esas mentiras no ensuciaban para nada lo que ambos sent铆an, ni los momentos de pasi贸n que aprovechaban al m谩ximo, si acaso reforzaban su historia de amor. 

Cuando Pedro anunci贸 que su mujer estaba embarazada, Catalina crey贸 que mor铆a y que esa historia hab铆a llegado a su fin. Un hijo mantendr铆a el matrimonio unido, Pedro nunca se divorciar铆a. As铆 que se propuso dedicarse a ella misma, empezar a construir una vida de verdad, sin secretos, sin mentiras, encontrar un amor que pudiera gritar. Y as铆 lo hizo, aunque no pod铆a evitar seguir con los encuentros clandestinos que le daban la vida. 
 
Y el amor lleg贸 para Catalina al mismo tiempo que Pedro tom贸 la decisi贸n m谩s importante de su vida. Se divorci贸 de su mujer sin decirle nada a nadie, mientras Catalina disfrutaba de un nuevo amor a la luz del d铆a. Y mientras su deseo por Pedro iba disminuyendo, Pedro se volv铆a loco pensando que tal vez se hab铆a decidido demasiado tarde. As铆 fue, porque, como siempre hab铆a hecho, Catalina volvi贸 apostar por el amor. Y Pedro volvi贸 a quedarse solo.
 

Jose Mateos Mariscal

 

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