Por Mauricio Casta帽o H
Historiador
Colombiakr铆tica
No todo es controlable, no importa que tan meticuloso se planee. Todos los d铆as nos levantamos con la pregunta por el sentido de seguir o de parar, la vida es un juego de sentidos. Lo contingente, lo que nos llega de imprevisto, a posteriori, las armon铆as accidentales, las variables n贸madas, las probabilidades est谩n ah铆 agazapadas con el azar. Salimos y nos toc贸 presenciar la muerte de la se帽ora jubilada que hac铆a deporte, un borracho amanecido en el tim贸n con sus sentidos alterados le hicieron una mala jugada. O los padres confiados en su hijo par谩sito pero lleg贸 el d铆a de descontrol y el pu帽al comand贸 su ansiedad de drogo y los dej贸 tendidos en el suelo.
Alzamos la mirada hacia el sol para darnos cuenta de su humildad en hacer parte de millares de estrellas sin ning煤n recelo, la luz borra las tinieblas, la noche absorbe la luz del d铆a, la claridad, una lecci贸n de humildad para el humano que se ha proclamado el centro del universo sin ser m谩s que un accidente biol贸gico y una especie m谩s entre miles de miles.
No nos ense帽aron que la muerte es comienzo y no fin, y hacemos de este acontecimiento un drama lejos de una metamorfosis, una transformaci贸n permanente como lo es la materia que ni se crea ni destruye, s贸lo se transforma. La muerte va y viene, se produce en las memorias diversas de la escultura que cubre el cuerpo, los relatos m铆ticos, literarios, ella se expande en el soporte de los ritos y la cultural que mantienen vivos a los hombres, que hacen que se repitan una y otra vez desde hace millones de a帽os. Todos los d铆as hay resurrecci贸n.
Hablamos, conversamos con los otros, cada uno da nombres propios, su mundo de sus relaciones y sus causas, hablo desde mi experiencia, de las cosas que me atraviesan, filtro el mundo que me rodea, casi nunca refiero los objetos tal cual, siempre doy mi punto de vista, mi realidad, el mundo tal cual lo percibo, mis fetiches, el mundo causal, mis percepciones.

