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Día del Antropógol@ peruano. La descolonización un desafío vigente

OPINIÓN
Ollantay Itzamná

 Plaza de Armas (sin armas) del Cusco. Perú

El 11 de junio, Día del Antropólog@ peruano, no es solo una fecha conmemorativa; es una invitación a reflexionar sobre el rol crucial y a menudo complejo de esta disciplina en un país tan profundamente diverso como el Perú. La antropología, en este contexto, trasciende la mera descripción cultural para convertirse en una herramienta indispensable para comprender y, esperemos, transformar las realidades sociales.

En el Perú, la antropología ha jugado un papel fundamental en la construcción del conocimiento sobre su vasta diversidad cultural y lingüística. Desde sus inicios, ha permitido visibilizar las culturas andinas y amazónicas, rompiendo con la visión eurocéntrica predominante y revalorizando las lógicas, saberes y formas de organización de los pueblos originarios.

Antropólogos como Julio C. Tello, si bien arqueólogo, sentó las bases para el estudio integral de las culturas prehispánicas, mientras que figuras como José María Arguedas, aunque no antropólogo de formación, aportaron una sensibilidad etnográfica y literaria inigualable para comprender la cosmovisión andina. Más tarde, profesionales como John Murra y Luis Guillermo Lumbreras enriquecieron la comprensión de las estructuras sociales y económicas prehispánicas.

Estos aportes no solo enriquecieron la historia, sino que también influenciaron, aunque de manera incipiente, la formulación de políticas públicas, especialmente en educación bilingüe e interculturalidad.

Sin embargo, la antropología peruana no ha estado exenta de limitaciones. Una de las críticas más recurrentes recae sobre la antropología culturalista, que a menudo se ha centrado en el estudio de las «tradiciones» y el «folclore», invisibilizando las dinámicas de poder, los conflictos sociales y las desigualdades estructurales que atraviesan a los pueblos originarios. Esta visión, en ocasiones, contribuyó a esencializar las identidades y a presentar a las comunidades como estáticas, ajenas a la modernidad y a los procesos históricos.

Frente a este panorama, emerge la antropología sociopolítica con desafíos cruciales para la descolonización de los pueblos originarios. Esto implica ir más allá de la descripción cultural para analizar críticamente las relaciones de poder, la persistencia de colonialismos internos y las estructuras que perpetúan la discriminación y la exclusión.

La descolonialidad como reto de la antropología sociopolítica

Para lograr la descolonización, la antropología debe promover la agencia y el protagonismo sociopolítico de los pueblos aborígenes y negros. Los pueblos deben ser los sujetos colectivos de la generación de conocimientos descoloniales.
Desmontar los discursos que invisibilizan o distorsionan la historia y las demandas de los pueblos originarios.
Contribuir a la formulación de políticas que realmente respeten y promuevan los derechos colectivos, el territorio, la autodeterminación y la justicia plurinacional.
Establecer relaciones de confianza y colaboración genuina con las comunidades, devolviendo el conocimiento generado de manera útil y relevante para sus propias luchas.
En este Día del Antropólogo Peruano, el desafío es claro: trascender las viejas inercias para construir una antropología crítica, comprometida y verdaderamente descolonizadora, capaz de contribuir a un Perú más justo, equitativo e intercultural.





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