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El ministro no tiene peluquera

OPINI脫N de Rafael Fernando Navarro  

Hay palabras como astas de toro. Ingle adentro. Femoral arriba. Hasta incrustar la muerte en los suburbios del coraz贸n. “Usted ha traicionado a los muertos” Rajoy embistiendo en la plaza grande del Parlamento. Brindando a su p煤blico la muerte prefabricada de Jos茅 Luis Rodr铆guez Zapatero. El Presidente exigiendo que devolviera el insulto a los corrales. Rajoy insistiendo en la cornada. Va por ustedes. Y los cabestros de vuelta. Y el asta atornillada en la sangre, encelada en la herida. Mayor Oreja apuntillando, Castellana arriba hasta Sol. Alcaraz banderillero, recosido el traje. De segunda mano la montera, regalo de Aznar, Aceves, Esperanza. Para rematar faena. Un s谩bado y otro y otro. Usted, presidente, ha formado una empresa temporal con ETA para entregar el Pa铆s Vasco a los terroristas. Mayor Oreja daba un desplante y se llevaba su toro 煤nico, el dolor ajeno, la desgracia de otros. Se guardaba a ETA en el bolsillo para hablar en G茅nova, en Callao, en Europa. No sab铆a de econom铆a, de educaci贸n, de hidrograf铆a. Tampoco de ETA. Pero le ten铆a cari帽o porque le permit铆a expandirse en la COPE, en Intereconom铆a, con Pedro J. o Losantos. El d铆a en que se acabara el terrorismo pedir铆a una prejubilaci贸n, admitir铆a un ERE y junto a Isabel San Sebasti谩n o Carmen Gurruchaga podr铆a tomar el sol con un Aznar de vientre tableteado.

El ministro del Interior ha dise帽ado un plan para una progresiva reinserci贸n de los terroristas. Rajoy lo contradice saboreando su propia mentira. Pero se est谩 acostumbrado a ello. Rosa D铆ez le ha echado en cara que est谩 haciendo una labor antiterrorista igual a la de Zapatero. Y Rajoy se dice a s铆 mismo: a lo mejor estoy traicionando a los muertos. Pero mi caso es distinto. Yo soy presidente con mayor铆a y Zapatero es un exiliado al que puedo culpar de todo, hasta de la herencia gen茅tica, de la amputaci贸n de educaci贸n, sanidad, ley de dependencia y de la “aportaci贸n solidaria de todos arrimando unos pocos euros al mes en la medicaci贸n, en el traslado en ambulancia, en las tasas universitarias”

脕ngeles Pedraza, presidenta de la AVT, fue la primera en reunirse con el ministro y el encuentro, seg煤n refiere El Pa铆s, no fue satisfactorio, al punto que Pedraza advirti贸 a la salida que estudiar谩n salir a la calle a manifestarse contra el Gobierno como ya hicieron tantas veces contra el Ejecutivo de Zapatero. Pedraza le dijo claramente al ministro que las v铆ctimas se sent铆an “traicionadas y enga帽adas” Y vino la representante de Foro Ermua, Inma Garc铆a de Cort谩zar, que ve el plan de reinserci贸n como “una gran victoria de ETA” y “un lamentable error” porque, en su opini贸n, el Ejecutivo de Rajoy no hace otra cosa que asumir como suyos “los acuerdos del PSOE con la banda”. Est谩 traicionando a los muertos.

Faltaba Mamen Alvarez, esposa del caudillo Alcaraz, hero铆na de Elnett y Pant茅n marital, siempre portavoz de sangre ajena, de dolor transferido, de l谩grimas crujientes como un tiro en la sien. Y rechaz贸 las razones “humanitarias” expuestas por Fern谩ndez D铆az para justificar el plan de reinserci贸n a presos de ETA. “Est谩 traicionando a los muertos” Y el ministro imput谩ndole el alma cubierta de venganza. Y ella exigiendo justicia. Y el ministro tatuado de zapaterismo dialogante. Y ella arroj谩ndole sangre a la cara, como Rajoy a Jos茅 Luis-presidente.

La memoria es el reencuentro del hombre con su propio coraz贸n. Uno lleva por dentro palabras como embestidas de un monte. “Usted est谩 traicionando a los muertos”, dijo Angeles Pedraza, dijo la mujer del Alcaraz, dijo Garc铆a de Cort谩zar. Como un eco de aquella infamia macabra de un aspirante fragmentado en las urnas.

Hijo predilecto de un Aznar dialogante con el movimiento de liberaci贸n vasco, avergonzado de su propia historia, arrepentido de la palabra como arma cargada de futuro, humillado ante su propio fracaso. Escondido ahora detr谩s de su ministro del interior, empujando reinserci贸n, abofeteado por su blasfemia: Usted, se帽or presidente, ha traicionado a los muertos.

Rajoy tuvo un sue帽o escalofriante esa noche: Mamen, Angeles, Inma le aplastaban contra una pared perforada de pistolas. Y el grito del odio, de la venganza, del rencor comprensible pero in煤til: Usted, se帽or presidente hoy, aqu铆, ahora, est谩 traicionando a los muertos.

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