OPINI脫N de Lucas Le贸n Sim贸n.-
Tengo la percepci贸n, tenue pero firme, que la corrupci贸n, el paro y los recortes sociales son caras de una misma moneda. Y que al final, superada la esquina de la estupidez y el paroxismo, est谩n los mismos agentes.
No se trata ya de una crisis, ni de una gran estafa, sino del intento consciente y programado de un cambio de modelo social para llegar a una sociedad donde una minor铆a, enriquecida y corrupta, se imponga sin esfuerzo a una mayor铆a empobrecida y sin derechos.
La l铆nea de deriva del gobierno del PP en sus catorce meses de mandato no deja lugar a dudas. Comenzando por un arrasamiento de los derechos laborales con una mal llamada Reforma Laboral que ha transferido renta del trabajo al capital por m谩s de 6 % interanual y la mayor cifra de desempleo que ha conocido nuestro pa铆s.
Seguida por unas pol铆ticas en sanidad, educaci贸n, pensiones, cultura y justicia que buscan con descaro la privatizaci贸n y convertir en un gran pastel o negocio para unos pocos lo que no es sino un derecho social adquirido durante siglos.
La sanidad est谩 ya pr谩cticamente controlada en nuestro pa铆s por el grupo Capio, una empresa con domicilio fiscal en las islas Cayman, que se ha hecho con el 60 % de lo “externalizado” y que cuenta entre sus accionistas con el inefable marido de la no menos inefable Dolores de Cospedal, Rodrigo Rato y 脕ngel Acebes, entre otros.
La educaci贸n est谩 hecha al gusto de la Conferencia Episcopal y se ve como un gran negocio de lo privado, con un rancio trasfondo ideol贸gico a servir en la mesa de los grupos ultras de presi贸n.
El sistema de pensiones se ataca desde mil frentes, se consumen impunemente sus ahorros, se aumenta sus exigencias para el cobro de pensi贸n y, ladinamente, aparecen a su lado los fondos privados como “alternativa”, que de otro modo no es ni mejor ni m谩s segura.
Se hace una justicia para ricos, se criminaliza la protesta social y, sin pudor alguno, se habla de recortar derechos de manifestaci贸n y huelga.
Y la cultura es un burdo remedo, frito a impuestos y deteriorado a conciencia. Se aumentan el IRPF, el IVA y todos los impuestos indirectos, se amnist铆a a los defraudadores y se indulta a discreci贸n a los delincuentes amigos.
Esta es la triste Espa帽a, de la triste Europa, del triste y corrupto PP que nos gobiernan y exprimen.
Y al final de la cuerda no hay sino un reducto epidemiol贸gico, ancestral y zafio de delincuentes que, adem谩s, se recochinean restreg谩ndonos la mayor铆a absoluta que obtienen en las urnas.
Asombra este sadismo. Casi tanto como que entre todos no hayamos encontrado ya la cerilla y la lata de gasolina para hacerlos arder en el infierno al que nos han llevado.
Tengo la percepci贸n, tenue pero firme, que la corrupci贸n, el paro y los recortes sociales son caras de una misma moneda. Y que al final, superada la esquina de la estupidez y el paroxismo, est谩n los mismos agentes.
No se trata ya de una crisis, ni de una gran estafa, sino del intento consciente y programado de un cambio de modelo social para llegar a una sociedad donde una minor铆a, enriquecida y corrupta, se imponga sin esfuerzo a una mayor铆a empobrecida y sin derechos.
La l铆nea de deriva del gobierno del PP en sus catorce meses de mandato no deja lugar a dudas. Comenzando por un arrasamiento de los derechos laborales con una mal llamada Reforma Laboral que ha transferido renta del trabajo al capital por m谩s de 6 % interanual y la mayor cifra de desempleo que ha conocido nuestro pa铆s.
Seguida por unas pol铆ticas en sanidad, educaci贸n, pensiones, cultura y justicia que buscan con descaro la privatizaci贸n y convertir en un gran pastel o negocio para unos pocos lo que no es sino un derecho social adquirido durante siglos.
La sanidad est谩 ya pr谩cticamente controlada en nuestro pa铆s por el grupo Capio, una empresa con domicilio fiscal en las islas Cayman, que se ha hecho con el 60 % de lo “externalizado” y que cuenta entre sus accionistas con el inefable marido de la no menos inefable Dolores de Cospedal, Rodrigo Rato y 脕ngel Acebes, entre otros.
La educaci贸n est谩 hecha al gusto de la Conferencia Episcopal y se ve como un gran negocio de lo privado, con un rancio trasfondo ideol贸gico a servir en la mesa de los grupos ultras de presi贸n.
El sistema de pensiones se ataca desde mil frentes, se consumen impunemente sus ahorros, se aumenta sus exigencias para el cobro de pensi贸n y, ladinamente, aparecen a su lado los fondos privados como “alternativa”, que de otro modo no es ni mejor ni m谩s segura.
Se hace una justicia para ricos, se criminaliza la protesta social y, sin pudor alguno, se habla de recortar derechos de manifestaci贸n y huelga.
Y la cultura es un burdo remedo, frito a impuestos y deteriorado a conciencia. Se aumentan el IRPF, el IVA y todos los impuestos indirectos, se amnist铆a a los defraudadores y se indulta a discreci贸n a los delincuentes amigos.
Esta es la triste Espa帽a, de la triste Europa, del triste y corrupto PP que nos gobiernan y exprimen.
Y al final de la cuerda no hay sino un reducto epidemiol贸gico, ancestral y zafio de delincuentes que, adem谩s, se recochinean restreg谩ndonos la mayor铆a absoluta que obtienen en las urnas.
Asombra este sadismo. Casi tanto como que entre todos no hayamos encontrado ya la cerilla y la lata de gasolina para hacerlos arder en el infierno al que nos han llevado.