OPINI脫N de Ana Cuevas Pascual.- Desde que empez贸 la crisis, los intentos de suicidio se han multiplicado de manera alarmante. Hay estudios que se帽alan que m谩s de doscientas personas al d铆a toman esta decisi贸n en nuestro pa铆s. Un gran n煤mero entre ellos, empujados por la ansiedad y el terror absoluto que padecen por la falta de trabajo, los desahucios y los problemas econ贸micos en general. Y algunos lamentablemente lo consiguen, como Gustavo o Amparo. El primero, padre de dos ni帽os peque帽os, iba a ser desahuciado de su casa por una deuda bancaria. Gustavo luch贸, fue miembro activo de la PAH de Granada y busc贸 un acuerdo con el BMN que le permitiera salvar el techo de sus hijos. Sin embargo, la entidad bancaria (que casualmente ha recibido en los 煤ltimos a帽os 1600 millones en ayudas del Estado) hizo gala de su casta carro帽era rechazando cualquier tipo de negociaci贸n. Amparo viv铆a su tragedia en silencio.
Con apenas 45 a帽os, ten铆a a su cargo una familia numerosa compuesta por varios hijos y dos nietos. Se suicid贸 al d铆a siguiente de recibir la orden de desahucio de la EMV (empresa municipal de vivienda de Madrid). Su deuda ascend铆a a 900 euros. Se rumorea que la EMV no quiere renegociar estas peque帽as deudas ni que le sean abonadas y procede a los desahucios para justificar la privatizaci贸n del organismo. No hace mucho que el TJUE ha emitido una sentencia que dice que nuestra actual ley hipotecaria viola los derechos fundamentales de las personas y deja al deudor en una posici贸n de indefensi贸n y desigualdad. Pero este gobierno prefiere salvar a los bancos que a la gente. Su deuda, la que mantienen con las 茅lites financieras, es infinitamente m谩s abultada que la de Gustavo o Amparo. Aunque ellos pagan religiosamente la hipoteca con el dinero de la sanidad, la educaci贸n, la dependencia y la vivienda de todos los espa帽oles. Y no se crean, esa deuda, tambi茅n les produce beneficios a los deudores. Ya que hipotecan el alma, engordan la buchaca privatizando a lo loco el escaso patrimonio p煤blico que queda. Total, ¿qu茅 pueden perder? Est谩 demostrado que su alma (ese hipot茅tico lugar donde reside la empat铆a y la decencia) es un p谩ramo donde no crece una brizna de verg眉enza. Permiten que la gente muera de desesperaci贸n antes que aceptar medidas como la paralizaci贸n de los desahucios, la daci贸n en pago retroactiva o el alquiler social. Pero siguen inyectando nuestro dinero a los responsables de la estafa de la banca y facilitando negocios a los tiburones financieros. A veces no hace falta apretar un gatillo para asesinar a alguien. Basta con arrojarlo a un pozo de desesperanza y esperar a que se ahogue.
Amparo y Gustavo, que la tierra os sea leve hermanos. Nosotros no olvidamos. No perdonamos esta desgarradora deuda que dejan vuestras muertes.
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