OPINI脫N de Pascual Serrano.- ¿Qu茅 puede unirte a un colombiano que lleva treinta a帽os en la selva?, ¿o a una mujer iran铆 que sali贸 hace veinte a帽os perseguida de su pa铆s? Lo sabes cuando ambos te llaman camarada, como me ha sucedido la pasada semana. Sin duda es una palabra erradicada de nuestro vocabulario occidental, el del primer mundo. Ni siquiera entre compa帽eros de izquierda se utiliza. Suena antiguo, como ese viejo tovarisch de los comunistas rusos. Por eso es bueno recordar que existen comunistas (camaradas) que siguen utilizando el t茅rmino, y que lo usan para dirigirse a nosotros porque saben que tambi茅n lo somos. Y que con ello nos hacen sentir avergonzados por tantas lealtades y tantos proyectos de unidad que hemos abandonado. Me contaron que, hace d茅cadas, los cubanos comunistas, cuando deb铆an estar fuera de su pa铆s, si al menos tres de ellos estaban destinados en un mismo lugar, ya creaban una agrupaci贸n comunista. Por eso, como me dec铆a mi amiga Lolo Rico, “un comunista nunca est谩 solo”. Dirigirse con la palabra camarada es una forma de recordarnos todo lo que tenemos en com煤n. Recordarnos que, desde diferentes pa铆ses, con aparentes enemigos distintos (solo aparentemente, siempre es el mismo), con formas de vida tan alejadas y culturas tan distantes, hay algo que nos une: unos valores, unos principios, unas luchas, unos objetivos, una utop铆a.
El cantautor valenciano Paco Mu帽oz cantaba en la d茅cada de los ochenta:“Que bonita palabra, camarada/Que bonita palabra que tu conoces/Antes 茅ramos sombra y ahora somos mazorca y granada”.
Como dice Franz Fanon en su libro de culto contra el colonialismo Los condenados de la tierra, (Txalaparta, 1999), “el hermano, la hermana, el camarada son palabras proscritas por la burgues铆a colonialista porque, para ella, mi hermana es mi cartera, mi camarada mi compinche en la maniobra turbia”.
Por eso pienso que si ese colombiano y esa iran铆 son mis camaradas, y celebro que as铆 me llamen; c贸mo no lo van a ser esas otras personas que, en mi mismo pa铆s, bajo el sufrimiento del mismo gobierno y la misma econom铆a, luchan por un mismo objetivo. Con tantas cosas que nos est谩n quitando, no dejemos que tambi茅n nos roben las palabras, camaradas.
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