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La naci贸n como propaganda

OPINI脫N de Ram贸n Cotarelo/ Palinuro.- Y la propaganda no sirve para nada. Las naciones no se inventan o desinventan con manifestaciones apa帽adas, fotograf铆as en los peri贸dicos, ocupaci贸n en masa de pantallas. Hace falta la gente, la que vive la naci贸n cotidianamente y la hace con plena voluntad; a esa gente no es preciso traerla en cientos de autobuses de toda Espa帽a. 




Y, adem谩s, no cualquier gente. Ciudadanos/as comprometidas, activos, cr铆ticas, de comportamiento democr谩tico, c铆vico y pac铆fico. No hay inconveniente en que a estas manifestaciones por la unidad de Espa帽a se sumen grupos, pu帽ados, escuadras de fascistas, nazis, franquistas de todas las organizaciones de extrema derecha que nutren la convocatoria. Aunque ser铆a de agradecer que no anduvieran sembrando el terror por las calles de Barcelona, agrediendo a viandantes, apaleando a inmigrantes (al grito de ¡moro de mierda vete a tu casa!), destrozando mobiliario urbano, siendo unos gamberros. Pero hay poca esperanza. Est谩n envalentonados con este gobierno que les deja hacer, sobre todo por la sospecha de que bastantes de ellos puedan ser sus propio agentes de paisano.

Hablemos claro: esa manifestaci贸n por la unidad de Espa帽a es una manifestaci贸n por una Espa帽a unida de corte claramente franquista. Por eso se oyen vivas a Franco. Estos gritos y se帽ales, igual que el vandalismo de los matones, no salen en los medios audiovisuales espa帽oles, en donde solo se ven banderas espa帽olas del orden actual en ordenada movilizaci贸n. Pero los medios extranjeros, todos, reflejan el contenido franquista y fascista de esta concentraci贸n. Solo falta a los nacionales asegurar que se trata de la consabida conspiraci贸n judeomas贸nica.

Que en ella tengan presencia muy visible los socialistas Borrell e Iceta junto al comunista Frutos al ladito de la derecha del PP y C's y notorios representantes de la extrema derecha prueba que el bloque nacional PP, PSOE (este con remilgos) y C's esta dispuesto a hacer lo que sea, literalmente lo que sea para vencer y arrasar el movimiento indepe.

Otra cosa es que lo consiga. Porque este movimiento no es cosa de un grupo, camarilla, organizaci贸n o partido, sino de una sociedad en su conjunto y complejidad. No conozco otro caso como el de la votaci贸n en el refer茅ndum del pasado 1/10, en el que cerca de tres millones de personas acudieron a ejercer un derecho de sufragio en condiciones de hostilidad, agresividad y brutalidad estatales sin precedentes. Hace falta una moral c铆vica muy elevada. Cerca de 1.000 personas dieron con sus maltrechos huesos en los hospitales, pero un pueblo entero fue ejemplo mundial de voluntad pol铆tica democr谩tica. Se gan贸 el derecho a ser tratado como un Estado, resumi贸 Puigdemont.

El gobierno no respeta ese derecho y procede por la v铆a represiva con una clara deriva dictatorial por cuanto ampara sus actos en el ilimitado art铆culo 155. Eso solo puede llevarlo a intensificar el conflicto e internacionalizarlo m谩s. Es imposible vender al mundo una imagen del govern entre rejas. Y sin perspectiva real de soluci贸n puesto que esta no puede ignorar la voluntad vinculante del 90% de los votos del 1/10.

Los gui帽os de S谩nchez de que este amargo trago de la dictadura "constitucional" dar谩 luego paso a unos d铆as de entendimiento y arreglo y vino y rosas tienen el valor de las promesas de S谩nchez.

La fractura entre Espa帽a y Catalu帽a no puede arreglarsee por la v铆a represiva. La 煤nica soluci贸n es retirar todas las medidas coactivas del gobierno, restablecer la legalidad de la Generalitat y sentarse civilizadamente a una mesa a negociar un refer茅ndum de autodeterminaci贸n en Catalu帽a. Dice Borrell que si el 75% del electorado pidiera la independencia, habr铆a que reconocerla, pero que no se la van a "colar" con un 48%. Es un argumento pintoresco porque justamente eso es lo que se pide negociar. Se puede acordar esa cifra o una inferior u otra superior, si bien Palinuro siempre propugnar谩 la pura mayor铆a de votos sin m谩s pendejadas, de forma que el 48% le acomoda si los partidarios del "no" como el se帽or Borrell todav铆a son menos. Pero a continuaci贸n estaremos, imagino, todos de acuerdo en que, para salir de dudas, hay que averiguar las cantidades y eso puede hacerse de dos maneras: una, contando las banderas espa帽olas que la Societat Civil Catalana es capaz de reunir en la Plaza de Espa帽a de Barcelona; y, dos, realizando un refer茅ndum legal para saber a qu茅 atenernos.

Pues las dos partes se valen de procedimientos distintos, la cuesti贸n se encasquilla en la fuerza bruta y, por tanto, no tiene arreglo, hasta que se atienda a razones, que no son las del Estado espa帽ol el fascista anterior, este otro heredero de aquel y su ayudante del PSOE.

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