OPINI脫N de Daniel Tanuro.- ¿C贸mo reconciliar la lucha social y la lucha ambiental? Esta pregunta preocupa a los sindicalistas. Para evitar una cat谩strofe clim谩tica ser铆a necesario reducir la actividad, suprimir las producciones in煤tiles o da帽inas, renunciar a una parte sustancial de los transportes... ¿Pero qu茅 pasar铆a entonces con el empleo? ¿C贸mo evitar una oleada de desempleo, un nuevo impulso de la miseria y la precariedad? En las actuales relaciones de fuerzas, frente a un capitalismo financiarizado y globalizado, estos desaf铆os parecen imposibles de enfrentar...
La Confederaci贸n Sindical Internacional (CSI) extrajo una conclusi贸n radical: bajo la cubierta de la ret贸rica en favor de "transici贸n justa", opt贸 por ayudar a la evoluci贸n hacia un imposible capitalismo verde. La resoluci贸n de Vancouver (2010) es clara: este texto aboga por una transici贸n que "no ponga en peligro la competitividad de las empresas y no ejerza una presi贸n indebida sobre los presupuestos de los Estados” (Art铆culo 5). Se cree so帽ar: la demanda de respeto a la competitividad ni siquiera est谩 acompa帽ada por una reserva en relaci贸n con el sector de los combustibles f贸siles, ¡la principal causa del cambio clim谩tico! Sin embargo, sin romper el poder de este sector del capital es estrictamente imposible evitar la cat谩strofe clim谩tica...
La CSI quiere creer que una "gobernanza democr谩tica" que integre la "transici贸n justa" abrir铆a "nuevas oportunidades" y crear铆a masivamente "empleos verdes", buenos y "decentes". Esas son ilusiones. Los capitales invertidos en la "transici贸n energ茅tica" no anulan de ninguna manera la despiadada ofensiva capitalista contra los salarios, las condiciones de trabajo y los sindicatos. Alemania est谩 a la vanguardia a la vez en la energ铆a renovable y en la expansi贸n de una subclase de trabajadores y trabajadoras pobres. En muchos pa铆ses, los gobiernos utilizan la ecolog铆a para desmantelar los bastiones sindicales en los sectores tradicionales. La respuesta no consiste en la participaci贸n sindical en la “gobernanza democr谩tica” del respeto a la competitividad sino en la construcci贸n de una relaci贸n de fuerzas.
El desarrollo de una alternativa genuinamente sindical a la pol铆tica de colaboraci贸n de clases de los l铆deres de la CSI es de importancia estrat茅gica. La clase obrera ocupa una posici贸n decisiva en la industria y los servicios. Sin su participaci贸n activa, una transformaci贸n antiproductivista de la econom铆a ser谩 imposible. Pero, ¿c贸mo se gana a los trabajadores y trabajadoras para la lucha por la defensa del medio ambiente? Tal es la cuesti贸n. La respuesta es dif铆cil. M谩s dif铆cil a煤n porque el equilibrio de poder se est谩 deteriorando y el veneno de la divisi贸n se est谩 extendiendo en el mundo del trabajo.
La auto-organizaci贸n obrera
¿Qu茅 hacer? Para empezar, es necesario plantear correctamente el problema en el terreno te贸rico. Porque aqu铆 estamos tocando una cuesti贸n fundamental: el capital no es una cosa sino una relaci贸n social de explotaci贸n que sujeta a los trabajadores con mayor seguridad que las cadenas. Se quiera o no, este sistema obliga a cada asalariado/a a producir m谩s de lo necesario para satisfacer sus necesidades y realizar esta producci贸n bajo la forma alienada de la mercanc铆a. As铆 pues a colaborar en el productivismo, que "agota las dos 煤nicas fuentes de riqueza: la Tierra y el trabajador”(Marx). En la actualidad esta colaboraci贸n se est谩 volviendo cada vez m谩s antinatural, ya que amenaza la supervivencia misma de la humanidad. Pero, en condiciones "normales", la competencia capitalista se impone a todo el mundo.
Por lo tanto, debemos salir de las condiciones "normales", de la competencia de todos/as contra todos/as. ¿C贸mo? Por la organizaci贸n colectiva, la acci贸n de los explotados/as por sus reivindicaciones. "La emancipaci贸n de los trabajadores ser谩 obra de los propios trabajadores". Esta c茅lebre frase de Marx es m谩s que nunca v谩lida. Ante la crisis ecol贸gica, el enorme problema de la sumisi贸n/integraci贸n de los asalariados/as a la carrera productivista de capital solo puede ser superado mediante la lucha autoorganizada. Conclusi贸n pr谩ctica: debe apoyarse cualquier resistencia colectiva contra la austeridad, los despidos, los cierres, incluso de manera cr铆tica (cuando no es realmente democr谩tica, o que su punto de partida es antin贸mico con la defensa del medio ambiente). Una cosa es cierta: los trabajadores y trabajadoras derrotados en la lucha econ贸mica inmediata contra la austeridad no progresar谩n hacia una conciencia pol铆tica m谩s elevada, que integre la cuesti贸n ecol贸gica.
El control obrero y la autoorganizaci贸n democr谩tica pueden hacer milagros en t茅rminos de conciencia. Incluso a nivel de una empresa. Un "ejemplo" notable fue proporcionado por los "excedentarios" del sector vidriero de Charleroi (B茅lgica, ndt): tras la lucha contra el cierre de su compa帽铆a, impusieron su reconversi贸n en una empresa p煤blica de aislamiento/renovaci贸n de viviendas (la empresa fue creada pero saboteada posteriormente por los pol铆ticos y la patronal).
Formar la conciencia ecosocialista
Tales ejemplos, sin embargo, siguen siendo excepcionales. En general, la formaci贸n de una conciencia ecosocialista requiere un enfoque y experiencias a un nivel m谩s amplio que la empresa. Es en el nivel interprofesional donde el sindicalismo puede plantear mejor las demandas estructurales que se enmarquen en un enfoque anticapitalista de la transici贸n. Por ejemplo: la extensi贸n del sector p煤blico (transporte p煤blico gratuito, por ejemplo), la expropiaci贸n del sector f贸sil (condici贸n sine qua non para una r谩pida transici贸n a las energ铆as renovables), la reducci贸n radical del tiempo de trabajo, sin p茅rdida de salario (una condici贸n sine qua non para conciliar decrecimiento de la producci贸n y empleo).
Pero el programa y la lucha no son suficientes. Un ecosindicalismo de combate requiere mirar m谩s all谩 de lo interprofesional. Es necesario concebir una estrategia de convergencia con otros movimientos sociales (campesinos, j贸venes, feministas, ecol贸gicos). Eso implica abandonar la idea err贸nea de que el trabajo es la fuente de toda riqueza. En verdad, por un lado la explotaci贸n del trabajo asalariado presupone la apropiaci贸n y explotaci贸n de los recursos naturales que necesariamente proporcionan el objeto material del trabajo y, por otro lado, la explotaci贸n patriarcal del trabajo de cuidado realizado por las mujeres e “invisibilizado” en el marco de la familia. La contradicci贸n capital-trabajo est谩 as铆 incrustada en un antagonismo m谩s amplio entre el capital, por un lado, y la vida y su reproducci贸n, por otro.
Si se sit煤a en el centro de este antagonismo, el sindicalismo puede salir de la defensiva, anudar alianzas con otros movimientos sociales, desarrollar con ellos un proyecto eco-socialista atractivo. No se trata de revivir la quimera de una transformaci贸n social progresiva por la acumulaci贸n de micro-experiencias que se supone hacen posible la econom铆a de un enfrentamiento global. Por el contrario, se trata de preparar esta prueba de fuerza a nivel territorial, desarrollando sistem谩ticamente pr谩cticas de control, de solidaridad, de autoorganizaci贸n y de autogesti贸n. Ellas animar谩n a los explotados/as y oprimidos/as a coger las cosas en sus propias manos, a tomar conciencia de su fuerza, favoreciendo as铆 una toma de conciencia ecosocialista y feminista global que reforzar谩 al sindicalismo.
Esta propuesta estrat茅gica parecer谩 a algunos/as muy alejada de las relaciones de fuerza reales. Que no olviden esto: la calma relativa que reina en la superficie de las relaciones sociales es enga帽osa. El capitalismo mutila la vida y la naturaleza. Especialmente la naturaleza humana. La mayor铆a de la poblaci贸n se ve obligada a agotarse y a agotar el medio ambiente en un trabajo alienado, cada vez m谩s in煤til, 茅ticamente insoportable y que produce una existencia miserable. La materia explosiva acumulada de esta manera puede liberar su energ铆a hacia la izquierda o hacia la derecha. Es decir poco que el sindicalismo tiene inter茅s en que se libere a la izquierda. Habr谩 m谩s posibilidades de llegar a ello ligando la lucha por la justicia social y la justicia medioambiental en una perspectiva anticapitalista y antiproductivista.
Daniel Tanuro es el autor de El imposible capitalismo verde (Viento Sur-La Oveja Roja, 2011), Cambio clim谩tico y alternativa ecosocialista (Viento Sur-Sylone, 2016) y Frankestein en la Casa Blanca. Trump y el interregno global (Viento Sur-Sylone, 2018).
Traducci贸n: viento sur
https://www.agirparlaculture.be/pour-un-ecosyndicalisme-de-combat/
La Confederaci贸n Sindical Internacional (CSI) extrajo una conclusi贸n radical: bajo la cubierta de la ret贸rica en favor de "transici贸n justa", opt贸 por ayudar a la evoluci贸n hacia un imposible capitalismo verde. La resoluci贸n de Vancouver (2010) es clara: este texto aboga por una transici贸n que "no ponga en peligro la competitividad de las empresas y no ejerza una presi贸n indebida sobre los presupuestos de los Estados” (Art铆culo 5). Se cree so帽ar: la demanda de respeto a la competitividad ni siquiera est谩 acompa帽ada por una reserva en relaci贸n con el sector de los combustibles f贸siles, ¡la principal causa del cambio clim谩tico! Sin embargo, sin romper el poder de este sector del capital es estrictamente imposible evitar la cat谩strofe clim谩tica...
La CSI quiere creer que una "gobernanza democr谩tica" que integre la "transici贸n justa" abrir铆a "nuevas oportunidades" y crear铆a masivamente "empleos verdes", buenos y "decentes". Esas son ilusiones. Los capitales invertidos en la "transici贸n energ茅tica" no anulan de ninguna manera la despiadada ofensiva capitalista contra los salarios, las condiciones de trabajo y los sindicatos. Alemania est谩 a la vanguardia a la vez en la energ铆a renovable y en la expansi贸n de una subclase de trabajadores y trabajadoras pobres. En muchos pa铆ses, los gobiernos utilizan la ecolog铆a para desmantelar los bastiones sindicales en los sectores tradicionales. La respuesta no consiste en la participaci贸n sindical en la “gobernanza democr谩tica” del respeto a la competitividad sino en la construcci贸n de una relaci贸n de fuerzas.
El desarrollo de una alternativa genuinamente sindical a la pol铆tica de colaboraci贸n de clases de los l铆deres de la CSI es de importancia estrat茅gica. La clase obrera ocupa una posici贸n decisiva en la industria y los servicios. Sin su participaci贸n activa, una transformaci贸n antiproductivista de la econom铆a ser谩 imposible. Pero, ¿c贸mo se gana a los trabajadores y trabajadoras para la lucha por la defensa del medio ambiente? Tal es la cuesti贸n. La respuesta es dif铆cil. M谩s dif铆cil a煤n porque el equilibrio de poder se est谩 deteriorando y el veneno de la divisi贸n se est谩 extendiendo en el mundo del trabajo.
La auto-organizaci贸n obrera
¿Qu茅 hacer? Para empezar, es necesario plantear correctamente el problema en el terreno te贸rico. Porque aqu铆 estamos tocando una cuesti贸n fundamental: el capital no es una cosa sino una relaci贸n social de explotaci贸n que sujeta a los trabajadores con mayor seguridad que las cadenas. Se quiera o no, este sistema obliga a cada asalariado/a a producir m谩s de lo necesario para satisfacer sus necesidades y realizar esta producci贸n bajo la forma alienada de la mercanc铆a. As铆 pues a colaborar en el productivismo, que "agota las dos 煤nicas fuentes de riqueza: la Tierra y el trabajador”(Marx). En la actualidad esta colaboraci贸n se est谩 volviendo cada vez m谩s antinatural, ya que amenaza la supervivencia misma de la humanidad. Pero, en condiciones "normales", la competencia capitalista se impone a todo el mundo.
Por lo tanto, debemos salir de las condiciones "normales", de la competencia de todos/as contra todos/as. ¿C贸mo? Por la organizaci贸n colectiva, la acci贸n de los explotados/as por sus reivindicaciones. "La emancipaci贸n de los trabajadores ser谩 obra de los propios trabajadores". Esta c茅lebre frase de Marx es m谩s que nunca v谩lida. Ante la crisis ecol贸gica, el enorme problema de la sumisi贸n/integraci贸n de los asalariados/as a la carrera productivista de capital solo puede ser superado mediante la lucha autoorganizada. Conclusi贸n pr谩ctica: debe apoyarse cualquier resistencia colectiva contra la austeridad, los despidos, los cierres, incluso de manera cr铆tica (cuando no es realmente democr谩tica, o que su punto de partida es antin贸mico con la defensa del medio ambiente). Una cosa es cierta: los trabajadores y trabajadoras derrotados en la lucha econ贸mica inmediata contra la austeridad no progresar谩n hacia una conciencia pol铆tica m谩s elevada, que integre la cuesti贸n ecol贸gica.
El control obrero y la autoorganizaci贸n democr谩tica pueden hacer milagros en t茅rminos de conciencia. Incluso a nivel de una empresa. Un "ejemplo" notable fue proporcionado por los "excedentarios" del sector vidriero de Charleroi (B茅lgica, ndt): tras la lucha contra el cierre de su compa帽铆a, impusieron su reconversi贸n en una empresa p煤blica de aislamiento/renovaci贸n de viviendas (la empresa fue creada pero saboteada posteriormente por los pol铆ticos y la patronal).
Formar la conciencia ecosocialista
Tales ejemplos, sin embargo, siguen siendo excepcionales. En general, la formaci贸n de una conciencia ecosocialista requiere un enfoque y experiencias a un nivel m谩s amplio que la empresa. Es en el nivel interprofesional donde el sindicalismo puede plantear mejor las demandas estructurales que se enmarquen en un enfoque anticapitalista de la transici贸n. Por ejemplo: la extensi贸n del sector p煤blico (transporte p煤blico gratuito, por ejemplo), la expropiaci贸n del sector f贸sil (condici贸n sine qua non para una r谩pida transici贸n a las energ铆as renovables), la reducci贸n radical del tiempo de trabajo, sin p茅rdida de salario (una condici贸n sine qua non para conciliar decrecimiento de la producci贸n y empleo).
Pero el programa y la lucha no son suficientes. Un ecosindicalismo de combate requiere mirar m谩s all谩 de lo interprofesional. Es necesario concebir una estrategia de convergencia con otros movimientos sociales (campesinos, j贸venes, feministas, ecol贸gicos). Eso implica abandonar la idea err贸nea de que el trabajo es la fuente de toda riqueza. En verdad, por un lado la explotaci贸n del trabajo asalariado presupone la apropiaci贸n y explotaci贸n de los recursos naturales que necesariamente proporcionan el objeto material del trabajo y, por otro lado, la explotaci贸n patriarcal del trabajo de cuidado realizado por las mujeres e “invisibilizado” en el marco de la familia. La contradicci贸n capital-trabajo est谩 as铆 incrustada en un antagonismo m谩s amplio entre el capital, por un lado, y la vida y su reproducci贸n, por otro.
Si se sit煤a en el centro de este antagonismo, el sindicalismo puede salir de la defensiva, anudar alianzas con otros movimientos sociales, desarrollar con ellos un proyecto eco-socialista atractivo. No se trata de revivir la quimera de una transformaci贸n social progresiva por la acumulaci贸n de micro-experiencias que se supone hacen posible la econom铆a de un enfrentamiento global. Por el contrario, se trata de preparar esta prueba de fuerza a nivel territorial, desarrollando sistem谩ticamente pr谩cticas de control, de solidaridad, de autoorganizaci贸n y de autogesti贸n. Ellas animar谩n a los explotados/as y oprimidos/as a coger las cosas en sus propias manos, a tomar conciencia de su fuerza, favoreciendo as铆 una toma de conciencia ecosocialista y feminista global que reforzar谩 al sindicalismo.
Esta propuesta estrat茅gica parecer谩 a algunos/as muy alejada de las relaciones de fuerza reales. Que no olviden esto: la calma relativa que reina en la superficie de las relaciones sociales es enga帽osa. El capitalismo mutila la vida y la naturaleza. Especialmente la naturaleza humana. La mayor铆a de la poblaci贸n se ve obligada a agotarse y a agotar el medio ambiente en un trabajo alienado, cada vez m谩s in煤til, 茅ticamente insoportable y que produce una existencia miserable. La materia explosiva acumulada de esta manera puede liberar su energ铆a hacia la izquierda o hacia la derecha. Es decir poco que el sindicalismo tiene inter茅s en que se libere a la izquierda. Habr谩 m谩s posibilidades de llegar a ello ligando la lucha por la justicia social y la justicia medioambiental en una perspectiva anticapitalista y antiproductivista.
Daniel Tanuro es el autor de El imposible capitalismo verde (Viento Sur-La Oveja Roja, 2011), Cambio clim谩tico y alternativa ecosocialista (Viento Sur-Sylone, 2016) y Frankestein en la Casa Blanca. Trump y el interregno global (Viento Sur-Sylone, 2018).
Traducci贸n: viento sur
https://www.agirparlaculture.be/pour-un-ecosyndicalisme-de-combat/