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Enterramiento, cremaci贸n

Por Mauricio Casta帽o H
Historiador
Colombiakr铆tica

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 El muerto no es el muerto, es la muerte. Y la muerte siempre ronda, nacer es empezar a morir, pero m谩s all谩, la cultura la incorpora en sus duelos. Y en verdad el muerto sigue vivo entre los vivos en sus recuerdos, duelos y respetos guardados. Seg煤n los flujos de creencias y deseos de cada cultura, se le brindan los debidos respetos al cuerpo ya yerto para garantizar cualquier venganza del ser ya ido seg煤n las creencias populares. Y son las flores las que mejor homenajean por su existir discreto y silencioso… pero se nos viene enfatizar sobre las costumbres f煤nebres del enterramiento y del incinerar.

El enterramiento es m谩s acostumbrado. El pudrimiento de la carne es lento, y muchas familias ven en ello un proceso de deterioro sereno en el transcurrir del tiempo. Luego, segunda muerte, quedan los huesos para disponer en el osamento. Es una segunda y final etapa para los deudos. Pero m谩s all谩 de la memoria del muerto y del respeto de los deudos, al pasar el tiempo, ning煤n cementerio conceder谩 concesiones, ning煤n cementerio garantiza a perpetuidad el cuidado individual, todos los restos 贸seos ser谩n almacenados en una fosa com煤n hasta que todo ser谩 polvo al que todos estamos destinados.


La cremaci贸n es un atajo a aquella pudrici贸n lenta, en la urna se conserva lo que el fuego concentr贸: el polvo. 脡sta reducci贸n a polvo y en peque帽a urna, tiene la facilidad del desplazamiento por su tama帽o: llevarse a casa, esparcirse por el extenso mar como s铆mbolo de una integraci贸n con el universo, incluso mezclarse con otros seres que corrieron igual suerte: familiares queridos, mascotas, todos en un s贸lo recipiente como se帽as de uni贸n espiritual que vence las distancias acostumbradas en vida. Es posible que con el transcurrir de los a帽os y las d茅cadas, esta peque帽a urna al cuidado en casa, pase a ser un estorbo lleno de polvo y un deseo enorme de deshacerse de 茅l. De nuevo quedan dos caminos: o el cementerio que lo integrar谩 con la misma tierra, esparcirse en el ancho mar o arrojarse al carro de la basura.


Cualquiera sea la opci贸n decidida con el muerto o el enterramiento o la cremaci贸n acorde con la legislaci贸n de cada pa铆s, por ejemplo, una muerte violenta o asesinato, no se permite la cremaci贸n porque el cad谩ver mismo es una especie de caja de pandora que trae todas las sorpresas para el forense o los investigadores que quieren esclarecer el crimen. Finalmente, descreemos que la preferencia por la incineraci贸n tenga un halo m铆tico con el Ave F茅nix que con el fuego resurge de las cenizas, al menos no se tienen pruebas de tal haza帽a. Pero si creemos que uno est谩 m谩s vivo despu茅s de muerto entre sus deudos, sus recuerdos, sus legados, y m谩s a煤n en la m铆tica popular. En fin, con el tiempo todos seremos polvo an贸nimo.





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