Jos茅 Saramago
11-05-2009Que yo sepa (y s茅 muy poco) ning煤n animal tortura a otro animal y menos a un semejante suyo. Es cierto que se dice que el gato siente placer y se divierte a lo grande, atormentando al rat贸n que acaba de caer en sus garras y que solo devorar谩 despu茅s de haberle molido bien las carnes en una forma particular de maceraci贸n, pero los entendidos en estas materias (no s茅 si los entendidos en gatos o en ratones) afirman que el felino, como un fin铆simo “gourmet” siempre en busca de las cinco estrellas cinco, est谩 simplemente mejorando el sabor del manjar a partir de una inevitable ruptura de la ves铆cula biliar del roedor.
Siendo la naturaleza tan varia y diversa, todo es posible. Menos diversa y varia, al contrario de lo que generalmente se cree, es la naturaleza humana. Tortur贸 en el pasado, tortura hoy y, no nos queden dudas, continuar谩 torturando en todos los tiempos futuros, comenzando por los animales, a todos, est茅n domesticados o no, y terminando en su propia especie, con cuyas agon铆as especialmente se deleita.
Para quienes se empe帽an en la existencia de algo a que, con los ojos en blanco, se atreven a llamar bondad humana, la lecci贸n es dura y muy capaz de hacerles perder algunas de sus queridas ilusiones. Acaba de exponerse al conocimiento de la opini贸n p煤blica uno de los m谩s demenciales casos de tortura que podr铆amos imaginar. El torturador es un hermano del emir de Abu Darbi y presidente de los Emiratos 脕rabes Unidos, uno de los pa铆ses m谩s ricos del mundo, gran exportador de petr贸leo. El infeliz torturado era un comerciante afgano acusado de haber perdido un cargamento de cereales valorado en 4000 euros que el jeque Al Nayan (este es el nombre de la bestia) hab铆a adquirido.
O que pas贸 se cuenta en pocas palabras, aunque un relato completo exigir铆a un libro de muchas p谩ginas. La grabaci贸n del video, de 45 minutos, muestra a un hombre de chilaba blanca golpeando los test铆culos de la v铆ctima con un aguij贸n el茅ctrico, de esos que se usan para arrear al gado, que despu茅s le introdujo en el ano. A continuaci贸n le verti贸 sobre los test铆culos el contenido de un encendedor y le prendi贸 fuego, echando luego sal sobre la carne quemada. Para rematar, atropella varias veces al desgraciado con un coche todo terreno. En el video se pueden o铆r los huesos parti茅ndose. Como se ve, un simple cap铆tulo m谩s de la ilimitada crueldad humana.
Si Al谩 no se ocupa de su gente, esto acabar谩 mal. Ya ten铆amos la Biblia como manual para el perfecto criminal, ahora le toca el turno al Cor谩n, que por el que el jeque Al Nayan reza todos os d铆as.