OPINIÓN de Rafael Ugalde Quirós.- Bajo la consigna de “no has muerto, te mataron” miles de estudiantes mexicanos mantienen la demanda al gobierno de Enrique Peña Nieto de esclarecer las desapariciones de personas, los cementerios clandestinos y la participación de policías y soldados en el narcotráfico.
La gota que derramó el vaso fueron cuarenta y tres estudiantes de la localidad rural de Ayotziny que la policía y los militares mexicanos secuestraron desde el pasado 26 de setiembre y siguen desaparecidos.
Las manifestaciones a lo largo y ancho de la nación mexicana llegaron recientemente hasta la capital federal junto a otras fuerzas vivas que exigen no “más mentiras” y “queremos justicia”.
Subyacen en estas desapariciones, fosas clandestinas y raptos, que no son nuevos en México desde que se estableció allí en 1929 el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el precio con que los mexicanos pagan por ser tomados en cuenta en materia migratoria y comercial por sus vecinos del norte.
Hoy la famosa guerra contra el narcotráfico en que nos han metido los distintos gobiernos estadounidenses reporta, solo para México, más muertos que los registrados en ocho años de guerra en Vietnam.
No hay empero un solo dato confiable que nos refiera una disminución del consumo de drogas en Estados Unidos, ni conocemos una sola noticia que nos informe que los activos de este o aquel banco están inmovilizados por narcotráfico, en cualquiera de los cincuenta estados de la Federación de las barras y las estrellas.
Estas desapariciones, fusilamientos clandestinos y secuestros en México reflejan además que en Latinoamérica se han construido sociedades en que el desarrollo es una burbuja que disfrutan ciertas ciudades y personajes, mientras las periferias y sus habitantes sufren el hambre, la desnutrición, el desempleo, la represión…
Nuestras zonas rurales en nuestros países sufren el abandono de años y son el espacio ideal, soñado, para que los grupos criminales nazcan, crezcan y se reproduzcan muchas veces al amparo de dudosas donaciones a los partidos políticos o de gente especial en esnifar. Nuestra solidaridad al pueblo mexicano.
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