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Yo denuncio

OPINIÓN de Ana Cristina Bracho, Venezuela.- Pienso que si un libro marcó mi adolescencia fue La Metamorfosis de Kafka. Desde sus primeras líneas cuando cuenta cómo un hombre dejó de ser hombre y despertó en el mismo lugar pero sobre su humana forma se había impuesto un terrible caparazón de cucaracha, con todo y patas, me causó una fuerte impresión.



¿Puede un hombre ser privado de su humanidad? Algo habrá de posible. Esa es precisamente la acción que se entiende jurídicamente como un genocidio. Una segunda lectura me trajo a este sentir, la descripción de Primo Levy de los campos de concentración llamada Si esto es un hombre. Y esa duda, ese reclamo, es la fibra permanente de las exigencias, diplomáticas, literarias y de calle que hacen los palestinos.

Lo que nunca imaginé es que una práctica tan brutal como esa pudiera ocurrir en mi país y mucho menos, la normalidad con la que ocurre. Por eso, estas líneas son una denuncia.

Hace par de días que vengo desarrollando una protesta-testimonio de un proceso de destrucción de nuestro sistema jurídico para erigir el chavismo, como idea o práctica, en delito pero al lado de esto ocurre algo absolutamente impensable, la deshumanización absoluta de ese sujeto e incluso, del que sin serlo así sencillamente parezca.

Hoy, tristemente para esta Patria volvió la barbarie. Por lo menos un hombre se sabe con certeza que fue asesinado, quemado, privado de auxilio médico y apedreado. Luego, verificaron con un palo si seguía con vida, o al menos eso se ve en el vídeo.

¿No era esa acción ya suficientemente demencial, repudiable, inenarrable? Al parecer, para algunos no. Entonces las notas de prensa se cerraron los ojos y no dijeron que una persona, un ser humano, un ciudadano de este país, el hijo de alguien, capaz el padre, probablemente el hermano y el esposo de otras, había sido brutalmente atacado.

No, dijeron al menos el espectador.ve y anzoateguidice, cuentas estas de instagram, que un “colectivo” era esa masa calcinada, abandonada, solitaria, humeante sobre la vía. Este hecho brutal, este segundo linchamiento, esa justificación a priori es tan o más peligrosa que el fútil homicidio.

Pocos lo sabrán, sin duda ninguno de los que con sus franelitas a la moda de 1830 andan matando gente pero Venezuela no es tan sólo la tierra de Bolívar o la que parió la Independencia sino la que tuvo el primer tratado de derecho humanitario. El que dictó el gigante de Antonio José de Sucre que reconoce a ultranza la dignidad del enemigo.

¿Somos enemigos? Yo pienso que no pero aun si lo fuésemos el tratamiento dado a este hombre, por los asesinos y por los periodistas es ruidosamente indigno. ¿En la Venezuela que quieren no existen chavistas, ni colectivos? Entonces no existirán las asociaciones, ni los grupos culturales, ni las empresas porque colectivo es tan solo aquello que asocia a más de dos personas. ¿Qué es lo colectivo sino lo común y que es una República sino la cosa común, la cosa de todos, la cosa colectiva?

Si alguien salta y dice que colectivos son una gente muy mala por lo tanto no es cierto lo que dije sobre que lo colectivo es bueno sino que así se llama una gente que anda armada y les da miedo pues sepa el mundo que en Venezuela se siembran grupos terroristas insólitamente armados cuya defensa absoluta para matar, para robar y para quemar es tan solo decir que la víctima era un colectivo.

…Ya no era un hombre ahora tenía caparazón y patas, nos diría Kafka.

https://anicrisbracho.wordpress.com/2017/07/19/yo-denuncio/




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