OPINIÓN de Ollantay Itzamná.- Los escribanos de los invasores europeos cuentan que en el actual Departamento de Cajamarca, Perú, en 1534, los civilizados europeos con engaños apresaron al entonces Inca Atahualpa (jefe supremo en ejercicio del Incario), y con la Biblia en mano, y en un idioma desconocido por el acusado, lo enjuiciaron y lo quemaron vivo, para escarmentar a todos cuantos opusiesen resistencia a la violenta invasión española. No sin antes obtener la fianza económica entregada por el Inca (consistente en dos piezas/habitaciones llenas de oro y otras tres piezas repletas de plata).