OPINIÓN de Amy Goodman y Denis Moynihan .- Windy Newton y Nicolette Green no tendrían que haber muerto. Atrapadas en la parte trasera de una camioneta del sheriff en una zona rural de Carolina del Sur, las dos pacientes de instituciones de salud mental, de poco más de 40 años de edad, estaban siendo transportadas cuando la camioneta quedó a la deriva y se inundó tras el paso del huracán Florence. Los agentes que trasladaban a las mujeres lograron salir, pero las dos pacientes indefensas murieron ahogadas, en una muerte innecesaria y tortuosa.