Mientras atravesaba el paso fronterizo de montaña que separa Irán y Turquía hace un año y medio, Farzad, de ocho años, quedó separado de su madre en medio de una tormenta de nieve. No ha hablado una palabra desde entonces. (© ACNUR /UNHCR/ Roland Schönbauer) A sus 8 años, Farzad, forma parte del creciente número de niños refugiados cuya salud se ha visto afectada por la huida. Roland Schoenbauer. MITILENE, Lesbos, (ACNUR/UNHCR) – Farzad, un niño afgano refugiado de ocho años, se encerró en un mundo de silencio después de quedar separado de su familia cuando intentaban huir en medio de la nieve a través de la montañosa que ejerce como frontera entre Irán y Turquía. Estuvo separado de sus padres durante apenas 20 o 30 minutos, pero desde entonces, no ha vuelto a hablar. “Farzad no ha dicho una palabra desde que se separó de su madre durante la tormenta de nieve en la frontera”, dijo su padre, Jalil*. Farzad forma parte del creciente número de niños refugiados cuya salud se ha visto