OPINIÓN de Ollantay Itzamná , Guatemala.- Hace tan sólo semanas atrás, las redes sociales, medios de información corporativas y alternativos, y “analistas”, mostraban las mareas urbanas de “chapines” indignados contra la corrupción con suficiente voltaje como para dar un golpe de timón al sistema político que mantiene a Guatemala en la hecatombe. Pero, ahora, con los resultados de la “fiesta electoral” reciente, el silencio y algunos signos de lamentos tenues se apoderan de la atmósfera “revolucionaria”, como cuando por equivocación se le aplica una pócima errada a un ser querido herido. Jhon Holloway sostiene que “el movimiento de indignados del presente siglo es una energía humana intermitente que recorre por todo el Planeta”. Y esta vez, tocó tierra en Guatemala. Aunque, B. de Sousa Santos, indica que: “los ocupa plazas no son movimiento social”. Sea cual fuera el caso, al parecer, con el “sacrificio expiatorio” de la yunta Pérez-Baldetti, la “marea de alto voltaje” se difumina e