Por Salvador Briceño Felipe Calderón se empecina. No cambia un ápice su estrategia por muy fallida que resulte aunque, efectivamente, no tenga saldos a favor como se lo remarcó el poeta Javier Sicilia, cabeza del Movimiento de Paz con Justicia y Dignidad, en la reunión del Castillo de Chapultepec del pasado viernes 23. ¡Ya se vio que es como pedir peras al olmo! Claro que Calderón admite el costo moral, que ya es mucho. Soporte para el juicio político, ¿qué no? Porque, como dijo Sicilia tras el encuentro, eso le puede traer —que le traerá— consecuencias jurídicas al presidente de México; ya interna, ya internacionalmente [¡como ahora al golpista Micheletti de Honduras, que pronto puede ser juzgado en tribunales internacionales!]. Lo peor de todo es que cree que tiene la razón, porque lo que hace lo hace con “conciencia”. ¿La tiene? No obstante, en el pecado lleva la penitencia. Dice Calderón, “lo repitió varias veces” —recuerda Sicilia en el balance posterior que recoge Proces