OPINIÓN de Rafael García Almazán/ Kabila. - ¡Pobrecillo! Ya saben que tiene a todo el mundo en contra. Él que creía que ser el yernísimo serviría para hacer y deshacer a su antojo, resulta que dentro de su antojo no entraba lo de robar. Este país cada vez es menos tolerante. Ya no pueden robar ni los aristócratas, aunque sean de pega y se autotitulen empalmados. No voy a repasar aquí todas las travesuras de este genio del conchabeo y mamoneo. No, ya he escrito bastante y tendría que escribir más una novela negra que una entrada en Kabila. Solamente me voy a dedicar a hablar de la última trastada de este trilero de pro. Supongo que recuerdan que hace unos días se celebró un homenaje al cumplirse el centenario del nacimiento de Don Juan, el padre del rey. Pues bien, a ese acto, acudió toda la Casa Real, incluida la Infanta Dª Cristina, la desimputada. Mientras, el duque empalmado se entretenía, entristecido por no haber sido invitado. Y fueron varias personas las que vieron al interfect