Por Jorge Zavaleta Alegre , Perú.- La familia recupera con lentitud su espacio en el debate político y en las decisiones de Estados más desarrollados, en tanto no se caiga en el dogmatismo de la economía frente a lo social que pospone el tema de fondo. No se puede disminuir la frustración familiar sin políticas públicas sólidas para la Familia, empezando por las aldeas más alejadas de un continente de geografía agreste y rebelde, poblada por niños y ancianos huérfanos de apoyo y en condiciones de extrema pobreza, cuyas cifras no siempre expresan objetivamente la dimensión del drama humano. Reaparecen “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, como principios de la sociedad moderna, después de la caída del Muro de Berlín que cambia el rol hegemónico del Estado. “La visión económica del desarrollo es una visión suicida a largo plazo”, argumentan investigadores latinoamericanos, con la misión de alentar el cumplimiento de los planes y leyes contra la pobreza y su trágica incidencia en el pres