OPINIÓN de Joan del Alcàzar. - Las encuestas a pie de urna, las llamadas israelitas, certificaban lo que habían venido diciendo todas las entregas demoscópicas durante los últimos meses. Tanto la macro encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas como las de los diversos medios de comunicación encargadas a las distintas empresas especializadas. Todo cuadraba: el PP empeoraba sus resultados de diciembre pasado, Podemos y sus confluencias superaban al PSOE en votos y escaños y Ciudadanos perdía presencia como fuerza bisagra. Incluso se podía llegar a imaginar que la suma de escaños de los podemitas y los socialistas iba a estar próxima a la mayoría absoluta. Todo parecía responder al guion previsto por analistas y opinadores de mayor o menor fuste.