OPINIÓN de Amy Goodman, Denis Moynihan .- “Arabia Saudí debe afrontar el daño de la guerra que lleva adelante desde hace más de tres años en Yemen”. Con estas palabras se inicia la última columna firmada por el periodista Jamal Khashoggi en el periódico The Washington Post, publicada mientras aún estaba vivo. Tres semanas después, el 2 de octubre, Khashoggi ingresó al consulado de Arabia Saudí en Estambul, Turquía, y nunca más se lo volvió a ver.