Por M. Esther del Alcázar i Fabregat A 50 años del 25 de abril, recordamos cómo lo celebramos entonces y cuando sonaba el Abril 74 de Llach y corríamos ante los grises y sus cargas policiales. Alguna compañera nos lo recuerda cada año con el Grândola, Villa morena. Porque fue clave en la lucha de clases española. De un lado, reforzó en los obreros la idea de ruptura con el régimen, del otro, y precisamente por eso, era una amenaza para el franquismo que puso todos los medios para evitarla. Lo logró sólo con la ayuda de PCE, PSOE y CCOO. No hubo ruptura democrática sino Transición (1975-1978), una reforma del franquismo que hoy pervive en la judicatura, la policía y las FFAA. Franquismo y salazarismo, almas gemelas Francisco Franco y Oliveira Salazar mantuvieron cuatro décadas, férreas dictaduras profundamente anticomunistas, con políticas autárquicas que condenaban a sus pueblos al oscurantismo religioso, el subdesarrollo económico y el atraso cultural, impuestos con una brutal repr