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El Poder del Pueblo hecho confeti

Piden democracia real en el XXX aniversario de la Revolución del Poder del Pueblo

Cientos de políticos, estudiantes y activistas reclamaron hoy en Manila una democracia real durante las celebraciones del XXX aniversario del movimiento popular que depuso al régimen de Ferdinand Marcos, también conocido como revuelta de EDSA.

La manifestación transcurrió con normalidad hasta que los manifestantes intentaron acceder a una zona acordonada donde se llevaban a cabo los actos conmemorativos oficiales y las fuerzas de seguridad les frenaron el paso.



Una lluvia de confeti cae sobre los participantes durante la celebración del 30º aniversario de la Revolución del Poder del Pueblo que acabó con la dictadura en 1986, en una carretera de Manila, el 25 de febrero de 2016. AFP / Ted Aljibe





La Revolución EDSA (también denominada Revolución del Poder del Pueblo, Revolución Filipina de 1986, y Revolución Amarilla) fueron una serie de demostraciones y marchas populares de protesta en Filipinas que comenzaron en 1983 y finalizaron en 1986. Los métodos utilizados fueron los propios de una campaña de resistencia civil contra la violencia del régimen y el fraude electoral. Esta revolución no-violenta condujo a que el Presidente Ferdinando Marcos dejara el gobierno y se restaurara la democracia en el país. Se la denomina también la Revolución amarilla a causa de la presencia de cintas amarillas durante las demostraciones luego del asesinato de Benigno Aquino, Jr. Fue ampliamente considerada una victoria del pueblo contra los 20 años del régimen autoritario y represivo del entonces presidente Ferdinando Marcos y los periódicos se refirieron a ella como "la revolución que sorprendió al mundo".

La mayoría de las demostraciones se realizaron en un largo tramo de la Avenida Epifanio de los Santos, ubicada en la zona metropolitana de Manila, dicha avenida es conocida popularmente por el acrónimo de EDSA, desde el 22 al 25 de febrero de 1986 y en las mismas participaron más de dos millones de civiles filipinos y varios grupos políticos, militares y religiosos liderados por el cardenal Jaime Sin, arzobispo de Manila. Las protestas, alimentaron la resistencia y la oposición frente a años del gobierno corrupto de Marcos, culminando con la partida del dictador del Palacio de Malacañán hacia Hawaii. Corazon Aquino fue proclamada como la legítima presidente de Filipinas luego de la revolución.


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