OPINIÓN de Ileana Alamilla.-
Además del insoportable clima de violencia, o de percepción de la violencia, como quieran llamarlo, que nos tiene realmente intranquilas (os), pues la inseguridad es como una permanente sombra, en los últimos días han ocurrido hechos relacionados con la inseguridad que deben ser aclarados.
La ciudadanía teme por su integridad. Nuestras amistades y conocidos son asesinados, agredidos, asaltados. Los delincuentes están desatados o los han desatado y eso es lo que urge esclarecer, prevenir y castigar.
El allanamiento a la sede de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales de Guatemala(Avancso) ha sido condenado y repudiado nacional e internacionalmente por numerosas instituciones que exigen una efectiva y pronta investigación del caso, el que según se ha revelado, presenta patrones comunes a otras acciones similares. Robaron el equipo, provocaron daños materiales, pero lo más grave es el móvil del hecho. ¿Qué buscan, además de información, mucha de la cual es pública? ¿Quiénes están interesados en intimidar, acosar o asediar a la intelectualidad que allí se desenvuelve? ¿Es el compromiso social de los investigadores de nuevo una preocupación para las mentes que han involucionado? ¿Hay atrás de este delito una malévola intención de ratificar que no es posible pensar diferente?
Hay razones para creer que los temas a los que Avancso da seguimiento tienen muy inquietos a algunos. Su quehacer se centra en la investigación de temáticas relacionadas con la situación agraria del país, el campesinado, los imaginarios sociales, la juventud y la historia local. Recordemos que un “robo” similar ocurrió en el 2003.
El propio titular de Gobernación declaró que se trata de un caso de intolerancia a los resultados de los estudios que se llevan a cabo y que cuestionan el statu quo de determinados sectores. La Fundación Myrna Mack alertó a la sociedad y a las autoridades a no dejar pasar por alto síntomas de deterioro en la tolerancia que debe existir para enfrentar diferencias, conflictos y problemas que han aquejado al país durante los últimos 30 años. Agregó que el amedrentamiento a las organizaciones, utilizando la amenaza o la agresión, como en el caso de Avancso, es una de las tantas formas que los grupos de poder utilizan para provocar terror.
Otro botón para muestra es el caso de destacados escritores que ya presentaron una denuncia ante el MP, donde relatan que en varios de sus domicilios, en la Editorial Magna Terra y en el Palacio Nacional de la Cultura fueron entregados sobres que contenían literatura guatemalteca simbólicamente partida por la mitad; entre los afectados están Javier Payeras, Julio Serrano, Vania Vargas, Francisco Morales, Max Araujo, Gerardo Guinea y la reconocida actriz María Teresa Martínez.
Julio Serrano expresó: “Guatemala es una sociedad violenta, víctima y victimaria. Este acto evidencia que la violencia es también un lenguaje de agresión, miedo y silencio, un sistema que ha sido construido, aceptado y alimentado, pues demuestra que se han acabado las palabras…”; agregó que el miedo fue el ganador en la guerra.
Otra evidencia clara de intolerancia es el caso de la obra de arte del escultor Manolo Gallardo, censurada de manera mojigata y después desaparecida, lo que constituye también una clara violación al derecho a pensar, a expresarse, a opinar, garantías que están consagradas en la Carta Magna.
No aceptamos más mordazas. La libertad de expresión no requiere permiso, beneplácito, venia, visa ni pasaporte. Mi solidaridad con los afectados y las afectadas, incluyendo la escultura.
*Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA - http://cerigua.info/portal/
Además del insoportable clima de violencia, o de percepción de la violencia, como quieran llamarlo, que nos tiene realmente intranquilas (os), pues la inseguridad es como una permanente sombra, en los últimos días han ocurrido hechos relacionados con la inseguridad que deben ser aclarados.
La ciudadanía teme por su integridad. Nuestras amistades y conocidos son asesinados, agredidos, asaltados. Los delincuentes están desatados o los han desatado y eso es lo que urge esclarecer, prevenir y castigar.
El allanamiento a la sede de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales de Guatemala(Avancso) ha sido condenado y repudiado nacional e internacionalmente por numerosas instituciones que exigen una efectiva y pronta investigación del caso, el que según se ha revelado, presenta patrones comunes a otras acciones similares. Robaron el equipo, provocaron daños materiales, pero lo más grave es el móvil del hecho. ¿Qué buscan, además de información, mucha de la cual es pública? ¿Quiénes están interesados en intimidar, acosar o asediar a la intelectualidad que allí se desenvuelve? ¿Es el compromiso social de los investigadores de nuevo una preocupación para las mentes que han involucionado? ¿Hay atrás de este delito una malévola intención de ratificar que no es posible pensar diferente?
Hay razones para creer que los temas a los que Avancso da seguimiento tienen muy inquietos a algunos. Su quehacer se centra en la investigación de temáticas relacionadas con la situación agraria del país, el campesinado, los imaginarios sociales, la juventud y la historia local. Recordemos que un “robo” similar ocurrió en el 2003.
El propio titular de Gobernación declaró que se trata de un caso de intolerancia a los resultados de los estudios que se llevan a cabo y que cuestionan el statu quo de determinados sectores. La Fundación Myrna Mack alertó a la sociedad y a las autoridades a no dejar pasar por alto síntomas de deterioro en la tolerancia que debe existir para enfrentar diferencias, conflictos y problemas que han aquejado al país durante los últimos 30 años. Agregó que el amedrentamiento a las organizaciones, utilizando la amenaza o la agresión, como en el caso de Avancso, es una de las tantas formas que los grupos de poder utilizan para provocar terror.
Otro botón para muestra es el caso de destacados escritores que ya presentaron una denuncia ante el MP, donde relatan que en varios de sus domicilios, en la Editorial Magna Terra y en el Palacio Nacional de la Cultura fueron entregados sobres que contenían literatura guatemalteca simbólicamente partida por la mitad; entre los afectados están Javier Payeras, Julio Serrano, Vania Vargas, Francisco Morales, Max Araujo, Gerardo Guinea y la reconocida actriz María Teresa Martínez.
Julio Serrano expresó: “Guatemala es una sociedad violenta, víctima y victimaria. Este acto evidencia que la violencia es también un lenguaje de agresión, miedo y silencio, un sistema que ha sido construido, aceptado y alimentado, pues demuestra que se han acabado las palabras…”; agregó que el miedo fue el ganador en la guerra.
Otra evidencia clara de intolerancia es el caso de la obra de arte del escultor Manolo Gallardo, censurada de manera mojigata y después desaparecida, lo que constituye también una clara violación al derecho a pensar, a expresarse, a opinar, garantías que están consagradas en la Carta Magna.
No aceptamos más mordazas. La libertad de expresión no requiere permiso, beneplácito, venia, visa ni pasaporte. Mi solidaridad con los afectados y las afectadas, incluyendo la escultura.
*Ileana Alamilla, periodista guatemalteca, es directora de la Agencia CERIGUA - http://cerigua.info/portal/
