OPINIÓN de Bruno Peron Loureiro.-
Alguien me explicó cuando vivía en México, que el mezcal es más que una bebida alcohólica típica mejicana. El consumo del mezcal finaliza con el ritual de comerse el gusano (una especie de oruga minúscula) que está en el fondo de la botella. Quien da el último trago al mezcal se come el gusano. Pocos se aventuran, pero los que obedecen a las convenciones del ritual dicen que hacerlo no es una monstruosidad, se trata solo de aguantar un sabor bien fuerte.
En mayo de 2013 el embajador brasilero Roberto Carvalho de Azevêdo es el primer profesional latinoamericano que se convierte en director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC) mediante un disputado proceso electoral. Asumirá el cargo el primero de septiembre de 2013 por cuatro años. Las reuniones y las deliberaciones de la OMC discuten reglas multilaterales de comercio que la mayoría de los países acatan como miembros de la organización de las Naciones Unidas.
Azevêdo declaró en entrevista de prensa que su victoria frente al candidato mejicano Herminio Blanco, significó una presencia mayor del conjunto de América Latina en este organismo internacional que delibera sobre asuntos comerciales y económicos. Se mostró preocupado con el “momento crítico” de “parálisis” de la OMC. Si México por un cálculo meramente geográfico se jacta de pertenecer a la América del Norte, se justifica entonces que la victoria de Azevêdo significa un incentivo al desarrollo de América Latina.
Una noticia de la Agencia Brasil informa que Azevêdo posee una experiencia de aproximadamente veinte años en el área del comercio internacional, y que su historia profesional en el sector es amplio por haber dirigido entre 2005 y 2006 el Departamento Económico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y haber participado en las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC (Renata Girardi, OMC: Azevêdo dice que su elección representa la fuerza de América Latina, Agencia Brasil, Brasilia, 09/05/13). La Ronda de Doha surgió en Qatar entre 2001 y 2005 con el propósito sobre todo de promover las negociaciones entre países desarrollados y subdesarrollados a fin de reducir las tarifas que encarecen el comercio entre ellos.
Brasil ha sido invitado a participar en el tablero donde se toman decisiones de relevancia mundial. El procedimiento inicial de aceptación a la invitación es fundamentalmente ideológico; primero Brasil se reconoce como parte de un grupo de “países en desarrollo” cuya noción la OMC adopta. La próxima jugada –y ojalá consiga hacerlo– será ofrecer una perspectiva distinta sobre los temas en pauta para que, después de haber entrado Brasil por la puerta del frente de la OMC, no tenga que salir de esta y de otras instituciones por la puerta del fondo.
Los desafíos que enfrenta la OMC luego del inconveniente de la crisis económica mundial no son los mismos de antes. Un portavoz de los Estados Unidos dio la primera punzada al decir que Azevêdo no conseguirá acuerdo alguno en la primera gran reunión de Bali, Indonesia, y que la OMC deberá proponer reglas para la nueva economía digital. Esta es un área donde Brasil tiene dependencia de importaciones, debido a su baja industrialización en este sector tecnológico. Y así seguimos conmemorando las toneladas de granos de soya producidas y almacenadas en el puerto de Santos a cambio de unas pocas manzanas de alto valor agregado que todavía llegan con mordidas.
Los Estados Unidos son uno de los países que tienen la tendencia a negociar cediendo un mínimo posible de sus intereses y de esquivar las obligaciones multilaterales. Mientras tanto, cuando la situación aprieta para el lado de los países más ricos y poderosos, como prueba la crisis final, piden consulta a los otros países aparentemente menos afectados por la crisis en cuestión.
Además, ningún país se adhiere completamente al libre comercio. Hay siempre sectores de las economías nacionales que deben ser protegidos, mientras que otros son más competitivos para participar en los procesos de apertura de mercados. La Unión Europea es cínica al sugerir constantemente que Brasil debe abrir las piernas de su economía para que sus burócratas y políticos merezcan cargos en organismos internacionales importantes. Aunque la simpatía de los miembros de la OMC por Brasil se deba a la apertura comercial brasilera, hubo resistencia al candidato brasilero a la dirección general de la OMC porque Brasil es acusado de elevar los impuestos sobre productos importados y de favorecer a las empresas locales en compras del gobierno.
La elección de Azevêdo podrá sugerir nuevos rumbos a la OMC a despecho del riesgo de cooptación. Esto es lo que América Latina espera de él. La sugestión de los dominadores es colocar un gusano europeizado en una botella de embalaje europeo para diseminar sus políticas europeizantes. Los gusanos son tan desconsiderados que poco les importa vender hasta su alma para saciar las vanidades y sus ansias de poder en el (des)orden económico mundial. Nuestros estadistas deben estar atentos para no hacer aquello que conviene a los países europeos (liberales, socialdemócratas, laboristas, etc.) para dejar a nuestra gente consumiendo migajas y tomates con precios en ascenso.
La apertura comercial de Brasil significa auxilio estatal a la formación de oligopolios en vez de un incentivo a la competencia comercial. Azevêdo podrá comenzar denunciando la subasta de petróleo de tierras brasileras, si a él realmente le importa el pueblo brasilero. Entre un trago y otro de mezcal, alguien llegará al gusano, pero consciente que podrá causarle indigestión.
Alguien me explicó cuando vivía en México, que el mezcal es más que una bebida alcohólica típica mejicana. El consumo del mezcal finaliza con el ritual de comerse el gusano (una especie de oruga minúscula) que está en el fondo de la botella. Quien da el último trago al mezcal se come el gusano. Pocos se aventuran, pero los que obedecen a las convenciones del ritual dicen que hacerlo no es una monstruosidad, se trata solo de aguantar un sabor bien fuerte.
En mayo de 2013 el embajador brasilero Roberto Carvalho de Azevêdo es el primer profesional latinoamericano que se convierte en director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC) mediante un disputado proceso electoral. Asumirá el cargo el primero de septiembre de 2013 por cuatro años. Las reuniones y las deliberaciones de la OMC discuten reglas multilaterales de comercio que la mayoría de los países acatan como miembros de la organización de las Naciones Unidas.
Azevêdo declaró en entrevista de prensa que su victoria frente al candidato mejicano Herminio Blanco, significó una presencia mayor del conjunto de América Latina en este organismo internacional que delibera sobre asuntos comerciales y económicos. Se mostró preocupado con el “momento crítico” de “parálisis” de la OMC. Si México por un cálculo meramente geográfico se jacta de pertenecer a la América del Norte, se justifica entonces que la victoria de Azevêdo significa un incentivo al desarrollo de América Latina.
Una noticia de la Agencia Brasil informa que Azevêdo posee una experiencia de aproximadamente veinte años en el área del comercio internacional, y que su historia profesional en el sector es amplio por haber dirigido entre 2005 y 2006 el Departamento Económico del Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil y haber participado en las negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC (Renata Girardi, OMC: Azevêdo dice que su elección representa la fuerza de América Latina, Agencia Brasil, Brasilia, 09/05/13). La Ronda de Doha surgió en Qatar entre 2001 y 2005 con el propósito sobre todo de promover las negociaciones entre países desarrollados y subdesarrollados a fin de reducir las tarifas que encarecen el comercio entre ellos.
Brasil ha sido invitado a participar en el tablero donde se toman decisiones de relevancia mundial. El procedimiento inicial de aceptación a la invitación es fundamentalmente ideológico; primero Brasil se reconoce como parte de un grupo de “países en desarrollo” cuya noción la OMC adopta. La próxima jugada –y ojalá consiga hacerlo– será ofrecer una perspectiva distinta sobre los temas en pauta para que, después de haber entrado Brasil por la puerta del frente de la OMC, no tenga que salir de esta y de otras instituciones por la puerta del fondo.
Los desafíos que enfrenta la OMC luego del inconveniente de la crisis económica mundial no son los mismos de antes. Un portavoz de los Estados Unidos dio la primera punzada al decir que Azevêdo no conseguirá acuerdo alguno en la primera gran reunión de Bali, Indonesia, y que la OMC deberá proponer reglas para la nueva economía digital. Esta es un área donde Brasil tiene dependencia de importaciones, debido a su baja industrialización en este sector tecnológico. Y así seguimos conmemorando las toneladas de granos de soya producidas y almacenadas en el puerto de Santos a cambio de unas pocas manzanas de alto valor agregado que todavía llegan con mordidas.
Los Estados Unidos son uno de los países que tienen la tendencia a negociar cediendo un mínimo posible de sus intereses y de esquivar las obligaciones multilaterales. Mientras tanto, cuando la situación aprieta para el lado de los países más ricos y poderosos, como prueba la crisis final, piden consulta a los otros países aparentemente menos afectados por la crisis en cuestión.
Además, ningún país se adhiere completamente al libre comercio. Hay siempre sectores de las economías nacionales que deben ser protegidos, mientras que otros son más competitivos para participar en los procesos de apertura de mercados. La Unión Europea es cínica al sugerir constantemente que Brasil debe abrir las piernas de su economía para que sus burócratas y políticos merezcan cargos en organismos internacionales importantes. Aunque la simpatía de los miembros de la OMC por Brasil se deba a la apertura comercial brasilera, hubo resistencia al candidato brasilero a la dirección general de la OMC porque Brasil es acusado de elevar los impuestos sobre productos importados y de favorecer a las empresas locales en compras del gobierno.
La elección de Azevêdo podrá sugerir nuevos rumbos a la OMC a despecho del riesgo de cooptación. Esto es lo que América Latina espera de él. La sugestión de los dominadores es colocar un gusano europeizado en una botella de embalaje europeo para diseminar sus políticas europeizantes. Los gusanos son tan desconsiderados que poco les importa vender hasta su alma para saciar las vanidades y sus ansias de poder en el (des)orden económico mundial. Nuestros estadistas deben estar atentos para no hacer aquello que conviene a los países europeos (liberales, socialdemócratas, laboristas, etc.) para dejar a nuestra gente consumiendo migajas y tomates con precios en ascenso.
La apertura comercial de Brasil significa auxilio estatal a la formación de oligopolios en vez de un incentivo a la competencia comercial. Azevêdo podrá comenzar denunciando la subasta de petróleo de tierras brasileras, si a él realmente le importa el pueblo brasilero. Entre un trago y otro de mezcal, alguien llegará al gusano, pero consciente que podrá causarle indigestión.
