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CHILE. Ajedrez político

OPINIÓN de Álvaro Cuadra.-  

La imposibilidad de realizar primarias al interior de la Concertación es, como se ha dicho, un lamentable “papelón” más protagonizado por este conglomerado político que no le hace ningún bien a Bachelet. Para la ciudadanía, es claro que los mismos de siempre siguen, con la calculadora en la mano, con las mismas viejas prácticas de siempre. Así las cosas, la imagen de la candidata concertacionista aparece más solitaria y disociada de la caterva de malos políticos que dice apoyarla. Una realidad penosa que no fortalece la transparencia ni la fortaleza de una candidatura que apenas comienza.

En la derecha, el panorama también ha estado agitado estas últimas semanas. La salida de Golborne y la llegada de Longueira han calmado un poco los ánimos. La presencia de este peso pesado de la UDI como candidato presidencial, permite presumir una elección de “alto contraste” entre Bachelet y Longueira, dos personalidades, pero también dos proyectos nítidos y diferentes. Por una parte, el proyecto de centro izquierda con reformas más avanzadas de las conocidas hasta ahora, por otra, un proyecto de derechas que intenta dar continuidad al actual gobierno, subrayando la dinámica económica, acentuando el carácter populista y valórico del sector.

En una visión panorámica, la oposición aparece diseminada, por lo menos, en tres candidaturas, Bachelet, ME-O, Claude, lo que augura una necesaria segunda vuelta presidencial. En cambio, el bloque de derechas se presenta con una sola candidatura que, si se da la lógica, debiera ser el ex ministro Pablo Longueira. En una situación análoga a aquella que protagonizaron los candidatos Lavín y Lagos, todo indica que estaríamos ante una elección presidencial de resultados muy estrechos. En este escenario, las elecciones parlamentarias resultan decisivas, pues será en estos comicios donde se definirá la nueva correlación de fuerzas y la posibilidad de introducir cambios al actual estado de cosas en el país.

El actual cuadro político puede verse afectado, sin duda, por factores no previsibles: abstencionismo y movilización social. La abstención del 60% de los votantes en las últimas elecciones municipales va a afectar los resultados, sea que dicho porcentaje aumente, disminuya o se mantenga. Dado lo abultado de la cantidad de abstencionistas, hace de esta variable un factor de incertidumbre nada desdeñable. Lo mismo acontece con la movilización social que se ha convertido en una presencia cotidiana en el país. Este fenómeno ha sido capaz de crear “resonancias mediáticas” destinadas a transformar cualitativamente la atmósfera cultural y política en la sociedad chilena.

Como bien sabemos, los fenómenos sociales no son absolutamente previsibles ni responden a leyes mecánicas. A lo sumo, nos permiten avizorar un horizonte de posibilidades. En los meses que vienen, los que juegan con blancas y los que juegan con negras, deberán desplegar sus mejores estrategias para asegurar y mejorar posiciones en el tablero de este ajedrez político que se juega las elecciones presidenciales de este año.


*Álvaro Cuadra es Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS




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