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Desde Uruguay. Cuba en el corazón

OPINIÓN de Niko Schvarz.- 05.08.13. 

Pablo Neruda escribió los poemas de “España en el corazón” en la época en que el mundo entero se levantaba en solidaridad con la República Española en la lucha contra el nazifascismo y su variante franquista. Hoy llevamos a Cuba en el corazón, en este 60º aniversario del asalto al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba (que se ha transformado en la Ciudad Escolar 26 de Julio) y al Carlos Manuel de Céspedes en Bayamo, el acto precursor, a pesar de la derrota, del triunfo de la revolución cubana del 1º de enero de 1959.

Este 26 de julio la celebración tuvo características peculiares. En Santiago de Cuba, participaron en el acto conmemorativo, junto al presidente Raúl Castro, los presidentes de Uruguay, José Mujica; de Venezuela, Nicolás Maduro; de Bolivia, Evo Morales; de Nicaragua, Daniel Ortega, así como el canciller de Ecuador, Ricardo Patiño. También estuvieron presentes los primeros ministros Roosevelt Skerrit, de Dominica; Baldwin Spencer, de Antigua y Barbuda; Ralph Gonsalves, de San Vicente y las Granadinas; y Kenny Anthony, de Santa Lucía, junto a los integrantes de la 24ª Caravana de la Amistad EEUU-Cuba, organizada por la agrupación interreligiosa Pastores por la Paz.

En Uruguay, la demostración alusiva realizada en el desbordado Teatro Florencio Sánchez del Cerro contó con el auspicio y la participación de representantes de la central obrera PIT-CNT y de la Federación de Estudiantes Universitarios, del movimiento de solidaridad con Cuba, del colectivo Plaza Che del Cerro (que simbolizaba el recuerdo del Che entre nosotros en agosto de 1961), de los usuarios del Hospital de Ojos “José Martí” en nuestro país, de los egresados de la Escuela Latinoamericana de Medicina en La Habana, de la embajadora de Cuba, Carmen Zillia (para quien el acto revistió el carácter de una cálida despedida) y del ex vicecanciller Roberto Conde.

En otro lugar he destacado cómo repercutió este acontecimiento señero en nuestro país 60 años atrás (privilegio de los veteranos). Recordé que en contraste con la información de los principales medios, que dieron escasa difusión al hecho o lo incluyeron en la categoría de los frecuentes intentos golpistas, Rodney Arismendi destacó la significación de este intento, porque su objetivo era tomar por asalto una fortaleza de la dictadura de Batista (la segunda en importancia en la isla), con el objetivo de apoderarse de las armas para entregarlas al pueblo e iniciar el camino de una auténtica revolución.

En el acto en Santiago de Cuba, el presidente Raúl Castro rindió homenaje a los caídos en esta acción e historió los acontecimientos que jalonaron los años posteriores, en un proceso que duró exactamente cinco años, cinco meses y cinco días hasta la victoria del ejército rebelde el primer día del año 1959: la prisión de Fidel Castro y sus compañeros en Isla de Pinos, su brillante alegato de defensa, ”La historia me absolverá”, el exilio en México, la organización de la expedición, el desembarco del yate “Granma” el 2 de diciembre de 1956, la gesta de la Sierra Maestra.

En ese discurso, Raúl Castro reseñó “cuánto ha cambiado Nuestra América desde los días difíciles y oscuros del año 1953”, no sin antes recordar que en su alegato Fidel Castro había afirmado que “la política cubana en América sería de estrecha solidaridad con los pueblos democráticos del continente y que los perseguidos políticos de las sangrientas tiranías que oprimen a las naciones hermanas encontrarían en la patria de Martí, no persecución, hambre y traición, sino asilo generoso, hermandad y pan. Cuba debía ser baluarte de libertad y no eslabón vergonzoso de despotismo”. Bien sabemos los uruguayos que así fue. Como también es cierta la recíproca, que Raúl Castro expuso en estos términos: “Jamás nos ha faltado el respaldo y la solidaridad de los pueblos de todos los continentes, en particular los de esta región, que siempre vieron a Cuba como parte indisoluble de Nuestra América, que unida en su diversidad avanza con determinación hacia su segunda y definitiva independencia”.

Haciendo referencia expresa a los gobernantes presentes en el acto, señaló algunos eslabones fundamentales de este proceso: “Veinte años después del triunfo del 1º de enero, se produjo la victoria de la Revolución Sandinista, que Nicaragua, llena de juventud, celebró hace una semana, con su comandante Daniel Ortega al frente. Pasadas otras dos décadas, el entrañable hermano Hugo Chávez encarnó los ideales de Bolívar y multiplicado en su pueblo avanza hoy junto a su revolución, conducida firmemente por el compañero presidente Nicolás Maduro. Marchan indetenibles los procesos de la revolución democrática y cultural de Bolivia, encabezada por Evo Morales y que es símbolo de la reivindicación de los pueblos originarios; la triunfante Revolución Ciudadana que lidera con amplio apoyo popular en Ecuador el presidente Rafael Correa, representado hoy aquí por el canciller Ricardo Patiño; los avances sociales como los de Uruguay que conduce el compañero José Mujica; los que se producen en el Caribe que lucha por el desarrollo sostenible, la justicia y la igualdad soberana, cuyos destacados líderes (que nombra) están aquí con nosotros”.

Cuba y la unidad latinoamericana

La conclusión es el ascenso y consolidación de la unidad latinoamericana y caribeña: “Pese a los intentos por dividirnos para seguirnos saqueando, continúa su curso ascendente la integración de nuestros países en el ALBA, CARICOM, MERCOSUR, UNASUR, entre otros. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que Cuba se honra en presidir, prosigue su consolidación”. Esta concepción de la unidad la traslada también al plano interno de su país para hacer frente a las responsabilidades de la hora: “Para asegurar el éxito en este empeño jamás podrá descuidarse la importancia estratégica que tiene, como nos enseñó Fidel, preservar por encima de todo –repito- ¡preservar por encima de todo! la unidad de todos los cubanos dignos”. Porque la revolución cubana mantiene en alto sus principios originarios: “Ésta seguirá siendo la Revolución Socialista de los humildes, por los humildes y para los humildes proclamada por Fidel el 16 de abril de 1961, en el entierro de las víctimas de los bombardeos previos a la invasión de Playa Girón”.

Como decíamos, estos conceptos fueron ampliamente correspondidos en la oratoria de los mandatarios presentes. Para Mujica, cuyo discurso tuvo amplia repercusión en todos los ámbitos, “esta revolución fundamentalmente ha sido la revolución de la dignidad, de la autoestima para los latinoamericanos, nos sembró de sueños, nos llenamos de Quijotes”. Más adelante: “Cubanos, sus antepasados nos han enseñado el valor que tienen la vergüenza y la dignidad. El ser nosotros. Estamos convencidos que el hombre tiene capacidad para construir un mundo mejor”. Y para culminar: “El hombre saldrá de la prehistoria el día que los cuarteles se conviertan en escuelas y universidades”. El presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo que “la revolución cubana es la madre de las revoluciones antiimperialistas de América Latina y el mundo”. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, expresó: “Cuba, sometida a las más brutales agresiones del imperio, es el mejor testimonio de que la libertad, la soberanía, la justicia, la independencia y el derecho a la paz de los pueblos, sí pueden ser defendidos y sí pueden ser salvaguardados cuando una revolución, sus ideas, sus principios, son asumidos por todo el pueblo”. Por su parte Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, señaló que “aquí se encuentran los hijos de Chávez” y el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño evocó el drama vivido por Evo Morales en su viaje de regreso de Moscú a La Paz, en que cuatro países europeos le impidieron el sobrevuelo de su territorio. Hubo un pronunciamiento expreso por la libertad de los antiterroristas cubanos presos en Estados Unidos, el quinto de los cuales, René González, que fue liberado, asistió a la celebración del Moncada.

En el acto del Cerro pudimos apreciar su testimonio en la pantalla, en una exposición formulada ante la Asamblea Nacional de Cuba. Se proyectaron también imágenes memorables de la revolución cubana, protagonizados por Fidel y Raúl Castro, el Che, Camilo Cienfuegos, Almeida, Haydée Santamaría y otros. En el cierre oímos un notable discurso de Roberto Conde, que destacó el valor de los principios rectores de la revolución cubana: la dignidad, la libertad y la soberanía nacional; el antiimperialismo consecuente; y el ideal del socialismo, de la construcción de una sociedad socialista, plenamente vigente en el mundo de hoy.




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