El país está en llamas, corroboran por Twitter. Millones de inocentes, violados todos sus derechos por las fuerzas represivas que aunque sean carabineros, polizia, o de la Metropolitana, tanta mentira que cubre de dudas la verdad. Cualquier foto vale, no importa de cuándo y de donde, mientras sea horrenda y esté titulada como debe ser; no hay tiempo en esta guerra para verificar, no hay tiempo para pensar. Tuit, que la dictadura desesperada quiere bloquear su voz. ”SOS Venezuela. Twitter fue bloqueado, ayúdanos @CNNE”. Mandan sus tuits contradictorios mientras en la pantalla de sus teléfono corroboran su verdad en cientos de otros tuits que denunciaban por Twitter desde Venezuela que desde Venezuela no se podía tuitear.
El país está en llamas, porque el país queda en su ombligo. El país se reduce a un puñadito de municipios cuyas autoridades se cruzan de brazos a favor de los destrozos pacíficos que provocan sus manifestantes, que a la vez, son sus electores.
Desde esa óptica ombliguista la violencia es exclusivamente chavista. Así es como toda moto es “Tupamaro maluca” aunque sea BMW. La tragedia que suponen los seis fallecidos que nos deja esta locura majadera, se reduce en su ombligo solo a tres: los suyos, como si todos los venezolanos no fuéramos de todos. Es que no caben tantos en un obligo…
El país está en llamas, firman en una súplica al congreso de los Estados Unidos, para que vengan los marines y lo incendien de verdad. Mientras, nosotros extinguimos las chispas que intentan convertir esa pesadilla obliguista en un infierno de verdad, verdad.