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Pan francés para ver en inglés


OPINIÓN de Bruno Peron Loureiro, Brasil.- Nosotros los brasileros oramos mucho: para que no se vaya la energía eléctrica o no se inunde nuestro barrio, para que la violencia disminuya en las ciudades y para que Brasil venza en la Copa del Mundo. Últimamente hemos orado para que el “pan nuestro de cada día” sea un vaticinio realista. Pero frecuentemente oramos de la boca para afuera. Esperamos que no nos quiten el derecho básico de alimentarnos; mayor aún nuestra preocupación cuando se trata de un alimento básico como el pan. Esta preocupación se debe a los riesgos de que esto se torne realidad, y también a las vehementes pruebas de que ya ha ocurrido.

Esta vez el villano es el “pancito” (también conocido como pan francés u otros nombres) que sufrió un aumento hasta del 20% en todo el país a lo largo de 2013. El precio del quilo de pancito ya pasa los R$ 10,00 en muchas localidades brasileras. Este aumento de precios es mayor que la inflación en el período mencionado, porque depende de factores externos.

Para entender un poco más el motivo del aumento de los precios del pancito, es necesario recordar que los ingredientes básicos de este producto son: agua, sal, harina de trigo y fermento biológico (levadura). La harina de trigo constituye más del 50% de la composición del pancito. Lo que sucede es que los productores de pancito en Brasil (panaderías, supermercados, etc.) han recibido los sacos de harina de trigo con un aumento superior al 20%. Mientras tanto, muchos productores de pancito han decidido un alza menor a sus clientes, debido al temor a perderlos o a una reducción del consumo.

Aunque en el Sur de Brasil se cultive trigo, nuestro país importa buena parte de su harina de trigo de Argentina, Canadá y Estados Unidos. El alza del dólar ha tenido un fuerte peso en el cambio de precios porque la harina de trigo está cotizada en esta moneda. Sin embargo, no solo el alza del dólar ha influido en el aumento de precios del pancito, que se han visto alterados desde meses atrás de subir la cotización del dólar.

Las alzas dependen de políticas macroeconómicas del país, de las relaciones comerciales internacionales, de la cotización de monedas extranjeras en la compra de materias primas y del costo de los fletes. Por eso la mayoría de las situaciones en las que hay aumento de precios de mercancías no encuentran se ve la culpa de los establecimientos pequeños y medianos que quieren lucrar más y así aumentan sus ganancias.

En consecuencia, todo aumento considerable de precios tiende a genera un cambio de hábitos en los consumidores. Muchos compraban mayores cantidades de pan que las que consumían en su día a día, con el aumento de precios muchos de esos mismos consumidores han comprado el pan en la real medida de su consumo, sin que sobre unidades para otras comidas.

La garantía de la alimentación básica (arroz, frijoles, pan, leche, etc.) de los brasileros no debe ser susceptible a las oscilaciones de monedas que no son la nuestra o al capricho de productores rurales que plantan aquello que les da más dinero. La familias pobres no pueden esperar a que el dólar baje para que el pancito continúe entrando en la casa. Por eso es necesaria una mayor planificación y negociación en Brasil para asegurar las necesidades esenciales de su población.

De esta forma, sugiero la formulación de mecanismos que garantan el abastecimiento de materia prima para la alimentación básica en Brasil. Para dar un ejemplo, el gobierno podría incentivar la plantación de trigo y reducir la dependencia de la harina importada cotizada en dólares. Mientras no se realice este escenario, veremos que vastas áreas de tierras fértiles son usadas para productos de exportación, como el café o la soya. Como alternativa, en lugar de consumir pan francés, tendremos que inventar un pan tailandés o sueo que use ingredientes baratos y producidos en Brasil.

Viajeros brasileros que retornaban de Francia en el inicio del Siglo XX trajeron inspiraciones para modernizar el país. Una de ella fue un pan con cáscara dorada y miga blanca que vieron en las panaderías francesas. Ellos sugirieron esta idea a los panaderos brasileros, que luego crearon una versión “abrasilerada” del pan francés. Aunque los panes ya existían en Brasil antes de la adopción del pan francés, la propuesta era que debía haber un alimento simple y barato que integraría las “mesas de café de la mañana” de los brasileros. Actualmente esta idea quedó para verla en inglés.







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