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Un experimento: Puta, hijo de puta, coño, sexo y caca

OPINIÓN de Rosa María Artal.Muchos periodistas nos venimos preguntando qué es necesario escribir para tener “éxito”. Y no se trata de una vanidad, el “éxito” consiste en algo tan simple como que el artículo se lea. Si pocos o casi nadie le echan un vistazo el trabajo ha sido prácticamente inútil. Una reflexión personal que sin duda es un ejercicio saludable pero que no se “comparte”, queda en dique seco.

Está probado que palabras clave en el titular como puta, o hijo de puta, coño, sexo o caca atraen numerosas visitas. Arrasan. Mientras un artículo pensado y comprometido puede pasar totalmente desapercibido.

Hoy mismo, la revista Materia cuenta que “Los periódicos prefieren publicar noticias sobre investigaciones de peor calidad”. Un análisis de las investigaciones médicas que reciben la atención de los grandes medios muestra que los de peor metodología resultan más atractivos que los que ofrecen resultados más rigurosos, concluye.

La competencia es mucha. Una persona apenas puede leer ya todo lo que se publica, ni siquiera todo lo que se recomienda, porque no haría otra cosa en su vida. Hay que llamar la atención, enganchar con el título al menos al lector que pasa por allí. Darle productos digeribles para que no “se canse”.

Se diría por tanto que la sociedad se está nutriendo de temas sensacionalistas o al menos triviales. Que igual está perdiendo dos de los viejos tres grandes pilares de los medios: informar y formar. Le queda entretenerse. En casi todos mis libros insisto en que así tenemos la sociedad más entretenida de la historia. Entretenida, distraída de lo esencial.

He dudado si escribir hoy de esto. Todavía estamos muchos entristecidos por el falso documental sobre el 23F de Jordi Évole este domingo en La sexta. Pero el caso es curioso. El periodista no necesita en absoluto hacerse un hueco: tiene a la audiencia entregada desde el principio. Muy bien publicitado, su programa congregó ante la pantalla a casi la cuarta parte de la audiencia total de la televisión (un 23,9% de share). Casi –sin alcanzarlos- como algunos , sin ir más lejos, de mis últimos reportajes de Informe Semanal, por cierto. Y lo cito como ejemplo de que, solo hace 5 años, vivíamos otros tiempos. Todos, incluso el mítico programa hoy arrojado a las cloacas de la inmundicia por el PP.

5.200.000 espectadores seguimos a Évole. Ha demostrado hasta ahora ser un magnífico periodista, un entrevistador incisivo y respetuoso. Un modelo. Quiso hacer –lo dijo anoche- un experimento, una broma con el 23F, dado que los papeles siguen clasificados y no se puede contar con ellos para informar realmente. Se prestaron a la trama grandes políticos y periodistas, grandes y menos grandes. Demostraron que son unos maestros en el arte de mentir.

Vivir el 23F fue muy duro. Corrían listas de ajusticiables. Hubo personas que quemaron papeles comprometedores según han contado en las redes sociales. Tuvimos mucho miedo. Sobre todo porque el anterior golpe de Estado llevó a una guerra civil y a 40 años de dictadura. Era volver a caer en el pozo y gritamos desde el fondo de las entrañas que no, que no nos merecíamos repetirlo, y mucho menos nuestros descendientes. En la larga noche en la que recorría Zaragoza para mandar informaciones a TVE, con los tanques de Milans del Bosch por las calles de Valencia, me paré a escribir un poema para mi hijo que entonces tenía 4 años. Por si acaso pasaba algo.

Han pasado 33 años, sí. Comentan algunos que no tenemos sentido del humor, ni aprecio por la innovación de los medios. ¿Qué innovación? La guerra de los mundos de Orson Welles en 1938 no ha sido superada ni de lejos nunca más.

Pero sobre todo es que no vivimos precisamente en una democracia que haya erradicado el miedo a los viejos fantasmas. Los viejos fantasmas están ahí, con mando en plaza.

Al final, todo se salda como suele hacerse ahora: unos a favor, otros en contra. Tablas. Equidistania en estado puro. Elija Vd. según su gusto y no más profundizaciones que hacen pupa.

Ando escribiendo el artículo que publico este martes en eldiario.es. Trata de un tema muy serio y trascendental: la justicia. Dan tentaciones de cambiarlo por éste. Tendrá más “éxito”, más lectores. Llegará a más gente que es de lo que se trataría. No lo voy a hacer. Éste va para el blog. Y el de la justicia se queda para eldiario.es.

Ahora bien, había pensado titularlo “Una sociedad ávida de sensacionalismo”. Aunque no sea el caso en concreto de la mayoría que seguimos a Jordi Évole guiados por su trayectoria, sí es la tendencia en la que educan a la sociedad. Con sus consecuencias bien palpables. Pero voy a optar, en este caso, por captar lectores. Se queda con Puta, hijo de puta, coño, sexo y caca. A ver qué pasa. Un experimento.


*http://rosamariaartal.com/




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