OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave, México.- Emulando al insigne poeta del siglo pasado, Juan de Dios Peza, nos encontramos de sopetón que a la familia Calderón-Zavala no les bastaron disfrutar a sus anchas los 6 años como huéspedes de la Residencia Oficial de Los Pinos, es decir, de la mitad de la llamada “docena trágica”, y ahora ansían otro sexenio de horror, lo que demuestra que “están enfermos de poder y muertos de tedio”.
Margarita Zavala Gómez del Campo, cónyuge de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, fracasada o repudiada por sus mismos congéneres del Partido Acción Nacional, PAN, en sus intentos por apoderarse, primero, de la presidencia nacional del blanquiazul y luego, por obtener una diputación federal de dedo, en otras palabras más sutiles, de elección plurinominal, ahora en forma prematura se destapa para la Presidencia de la República.
A poco más de tres años del cambio constitucional de la primera magistratura del país, y a dos de que se inicie formalmente la carrera hacia Los Pinos, doña Margarita emula al criticado, por tempranero, Andrés Manuel López Obrador, al anunciar en su sitio cibernético su disposición para competir a dicha alta posición.
En su mensaje, no aclara si espera la nominación del partido conservador, porque ya antes había comentado que la nueva legislación permite las candidaturas independientes, sin embargo, después aclaró que su idea es ser la abanderada por el partido donde siempre ha militado.
En contraste con las críticas, que no se hicieron esperar de no pocos panistas, inclusive del círculo calderonista como las espetadas por los senadores, Roberto Gil Zuarth y Javier Lozano Alarcón, ya son numerosas las plumas de aplaudidores que se han manifestado a favor.
El hastío es un mal consejero cuando se produce en la marginalidad del poder público que se ha disfrutado con toda holgura, con toda la prepotencia y con toda la insensibilidad. El resultado del régimen calderonista es tan desastroso que después de tres años de concluido, aun los mexicanos seguimos padeciendo sus terribles consecuencias.
El pueblo mexicano no es idiota, mucho menos desmemoriado, desde ahora podemos afirmar del fracaso seguro de Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón de convertirse en la primera mujer presidenta de México como es su ambición, y peor aún, con la ayuda de su marido mediante su pensada agrupación política, que por cierto fue un anuncio tibio por insensato.
Primero, los propios panistas no la respaldarán y en última instancia, la ciudadanía sufragante la repudiará. No cabe duda, el hastío fuera de la Presidencia, enferma de poder y en forma grave.
