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Las mujeres dieron nota de humanidad en medio de mezquindades

OPINIÓN de Emilio Marín, Argentina.- La campaña electoral no respeta plazos ni marcas. Todo lo invade, contagia y a veces contamina con sus mezquindades. La nota de humanidad la dieron las mujeres, vanguardia de la masiva marcha del 3 de junio.

Mucha gente sigue sin saber qué significa “hastag”, pero lo importante es que esos mismos argentinos, sobre todo argentinas, ganaron las calles de Buenos Aires y otras 80 ciudades convocados por #niunamenos.

Imposible precisar cuántas personas participaron a nivel nacional, pero fueron muchísimas. El sueño de tantas feministas históricas, que desde el socialismo impulsaron la conmemoración del 8 de marzo como día de la mujer, pareció hecho realidad.

Es que la cuota de femicidios o, como también se los denomina, feminicidios, terminó por indignar por el grado de violencia y machismo, muchas veces impune. Eso generó condiciones para esta magnífica convocatoria que no puede ser capitalizada electoralmente por nadie.

¿De quién fue? De todos, sobre todo de todas, porque la mujer fue la vanguardia indiscutible. Muchos hombres acompañaron, pero las féminas fueron las protagonistas como en muchos aspectos de la vida, comenzando por el nacimiento. También ante la muerte, como se vio con Madres y Abuelas…

Las marchas no sólo interpelaron al machismo y criminalidad. Eso fue lo saliente, pero también sentaron en el banquillo al capitalismo dependiente, aunque sin referirse especialmente a él, por la discriminación laboral, la diferencia de oportunidades, los salarios inferiores de las mujeres y otras desigualdades de género y de clase.

La justicia tampoco se la llevó de arriba, por su responsabilidad en causas demoradas y por llegar tarde a muchas citas en asuntos de vida o muerte. La policía, supuesta auxiliar de aquélla, tampoco salió bien parada del 3 de junio.

Un escalón más arriba de las responsabilidades está la política, con minúsculas. Que no aprueba leyes sobre estos dramas y cuando lo hace, con tardanza exasperante, no logra plasmarlas en la realidad. Que forma comisiones sin capacidad de trabajo o talleres no obligatorios sobre estos temas. Por algo el epicentro de la manifestación fue el Congreso, al que se le quiso decir algo importante. No es seguro que lo haya escuchado porque los legisladores están de campaña, incluso muchos portando el cartelito de #niunamenos, sonrientes, políticamente correctos.

Bien Cristina

En oponerse a la postergación de la mujer, la presidenta de la Nación aprueba con buena nota. No estuvo en la marcha, pero es seguro que si hubiera ido la habrían criticado por “partidizarla”. El gataflorismo es así de incorregible.

CFK de palabra y de hecho se ha preocupado por promover los derechos de las mujeres, por ejemplo con la Asignación Universal por Hijo, que tantas protestas y críticas mal intencionadas generó en la oposición. Verbigracia, recordar las infames declaraciones de Ernesto Sanz y Miguel Del Sel.

Un límite severo de Cristina en estos asuntos es, a juicio del cronista y de muchos movimientos de mujeres, su negativa a promover el debate político y la sanción de una ley que despenalice el aborto. Sus concepciones católicas, que en este punto son sectarias, y sus compromisos con la Iglesia, mucho más desde que Francisco es Papa, la ubicaron en una posición no ultramontana pero negativa ante el aborto. Muchas mujeres, quizás la mayoría de ellas católicas, reclaman ese derecho como último y doloroso recurso cuando no pueden o no quieren que el embarazo siga adelante. Y la postura presidencial las desairó.

De todos modos, a todas y todos los que participaron de la marcha o no pudieron ir pero la vieron con simpatía, si se las interrogara sobre si los derechos de las féminas están ahora mejor protegidos que en 2003, la respuesta mayoritaria sería afirmativa. Sí, la mujer está mejor. Eso sí, como en muchos otros grandes asuntos nacionales, falta mucho.

Sería interesante poder poner un oído en la conversación entre la presidenta y el Papa, que la recibirá el próximo miércoles en el Vaticano. ¿Hablarán de la marcha de la semana anterior? ¿Se atreverán a revisar algunas de sus concepciones antiaborto? Esto es altamente improbable, tanto como que la Iglesia rectifique el rol subordinado que reserva para la mujer. Sólo monja. De ser curas y obispas, ni hablar. Papa mujer, ni en el otro mundo.

“Unidos o vencidos”

Así sería la opción para los candidatos de la derecha y centro-derecha más opositores al gobierno. Uno de los que primero lo expresó, con claridad de conceptos y mucho miedo al porvenir, fue Francisco De Narváez. El entonces precandidato a gobernador bonaerense por el Frente Renovador, planteó que su referente, Sergio Massa, y el del PRO, Mauricio Macri, debían unirse en un polo opositor amplio porque de lo contrario volvería a ganar el kirchnerismo. Y para agrandar la pesadilla opositora, pronosticó que podían ser cuatro u ocho años más de continuidad del oficialismo.

El miedo del “Colorado” no es zonzo. Ni es original, porque él como empresario contacta con el sentimiento que embarga al gran capital nucleado en la UIA, AEA, Sociedad Rural y el Foro de Convergencia Empresarial. Este “círculo rojo”, como lo aludió Macri, quiere sacarse de encima al kirchnerismo y terminar de una buena vez con el ciclo de tres gobiernos de ese signo. Se siente entusiasta cuando convoca a economistas que representan al neoliberalismo y a los mismos candidatos, incluido Daniel Scioli, como ocurrió en la UIA y la Bolsa de Cereales de Córdoba-La Voz del Interior.

¿Cómo no entusiasmarse si allí los economistas y presidenciables de la derecha prometen eliminar las retenciones desde el primer día, endeudarse para invertir y achicar el gasto público?

El problema es que eso depende del resultado del 25 de octubre próximo. Y parece de matemáticas que si Macri y Massa van separados, y peor aún, enfrentados, ganaría en principio Scioli, quien navega en un canal intermedio entre gobierno y oposición, según sople el viento.

Hasta el miércoles 10 hay tiempo de inscribir las alianzas y unos días más tarde los candidatos para las PASO. Y hasta ahora Macri, engreído por el engrosamiento de su tropa y basado en encuestas, no le acepta a Massa la solicitud de competir juntos en las PASO. Por eso la fecha del miércoles es importante, no tanto por la quinta reunión de la presidenta con el Papa, sino porque se develará si la Opo va dividida o no. La última palabra la tiene Macri, al que Paolo Rocca (Techint) y otros dueños de monopolios tratarán de convencer de que conviene la unidad.

El devaluado Massa podría bajarse y competir por la gobernación de Buenos Aires, una candidatura dejada vacante por De Narváez. Este tiene apellido de boxeador agresivo; lo comprobó el dueño de la agencia Nova, un provocador que tiró la toalla, ensangrentado, tras sufrir su agresión.

Es la política

Esas combinaciones que pueden o no darse, finales inciertos, etc., es lo lindo que tiene la política en Argentina, que no es la previsible y aburrida Suiza.

Con una concepción mecánica alguien podría decir: si Macri y Massa responden a los monopolios, y si éstos les piden la unidad, entonces en cuestión de minutos habría que dar por sentado que habrá matrimonio o al menos contubernio.

Pero la economía y la política en tiempos electorales no son un problema matemático como los que resuelve magistralmente Adrián Paenza. Es otra cosa, mucho más compleja. Por eso Paenza, que no sabe mucho de política, opina que el mejor candidato presidencial sería Axel Kicillof. Éste sabe de economía, pero lamentablemente no tiene la experiencia ni la calle que se precisan para ser hoy jefe de Estado.

Hablando de cosas poco científicas, habría que prender una vela y rogar para que no tenga éxito la presión de los monopolios para aglutinar la oposición con un candidato único.

Sin embargo, para una celebración “nacional y popular” no basta con que la derecha y centroderecha vayan por cuerda separada. También se requiere que el candidato del oficialismo sea representativo de lo mejor que se hizo desde 2003 y tenga capacidad para concitar apoyo de otros sectores progresistas no kirchneristas. Por caso a una parte de las multitudes movilizadas por #niunamenos.

Lograr que Florencio Randazzo gane las PASO es improbable porque sigue varios puntos detrás de Scioli, quien no representa un proyecto transformador, democrático y tercermundista. Randazzo lo ha demostrado en varias críticas. Una de las últimas fue disparada en un tema clave de DD HH: recordó que cuando Kirchner impulsaba la anulación de las leyes de la impunidad, el ex motonauta decía que ningún país serio haría una cosa así.

Ajeno a esos cuestionamientos, Scioli continúa con su cosecha de adeptos, partiendo de su aparato en la mayor provincia. Hoy es un aeropuerto donde aterrizan muchos intendentes que antes se reportaban al massismo. La recuperación de esos tránsfugas viene viento en popa así como el apoyo de los gobernadores, caso del salteño Juan M. Urtubey.

Ojalá no ocurra de ese modo, pero como van las cosas el resultado de las PASO podría ser el que diagramó Marcelo Tinelli para el debut de su Show Match: primero Scioli, segundo Macri y tercero Massa. Si así fuera, durante un cierto tiempo, el ciclo político kirchnerista sería lamentablemente despedido con un “chau, chau chauuuuu”.




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