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Las mujeres aprendimos a decir NO

OPINIÓN de Johana Garay Becerra, Panamá.- De un tiempo para acá la inseguridad, la violencia, los homicidios en nuestro país van en aumento, se podría decir que ya es cosa de todos los días ver los diarios teñidos de rojos. Dentro de estos hechos de violencia, en estos últimos meses también se han incrementado los casos de femicidios, como diría Urania Ungo “muertes violentas de mujeres estrechamente relacionadas con su condición de género” en la investigación Femicidio en Panamá 2000-2006.

Este incremento de femicidios en nuestro país es preocupante, ver como las mujeres son víctimas de violencia de género, esta situación da un sentimiento de rabia, dolor, pero sobre todo de impotencia al ver cómo están matando a las mujeres, donde el victimario en la mayoría de las veces es su pareja o ex, y en su deseo de obtener el poder y la dominación de la mujer la asesina.

Las preguntas que caben a modo de reflexión serían ¿por qué nos están matando?, ¿por qué se han incrementado los femicidios en Panamá? O como la que se haría Esther Tusquets: “¿Se han vuelto los miembros masculinos de la comunidad humana más salvajes, más violentos y criminales?”. Igual que Tusquets pienso que no, somos las mujeres de hoy las que hemos cambiado, hemos aprendido a decir NO, a NO soportar malos tratos. Eso es lo que nos le termina de gustar a algunos hombres machistas que se creen con derechos sobre la mujer, que esta es su propiedad.

Pero ¿por qué esto no se daba antes tan frecuentemente? La diferencia es que las mujeres de hoy tienen derechos. En el pasado la mujer era considerada un eterno menor de edad, siempre dependiente, del padre, luego del marido, nunca dueña de sí. Se vivía en una sociedad donde no era bien visto por el Estado y la iglesia que una mujer abandonara a su marido, pero si era “normal o correcto” que este abusara de ella, la golpeara, la violara entre tantas otras cosas. La mujer tenía que soportar en silencio.

La mujer de hoy no quiere un amo ni mucho menos un dueño, sino un compañero que la valore y respete como su igual. Ahora que hemos alcanzado derechos que se nos fueron negados, demandamos que se nos respete el derecho a decir No y sobre todo la vida de la mujer.


Johana Garay Becerra
Feminista y profesora




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