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Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, de esclavas del EI a símbolo de resistencia yazidí

Lamiya Aji Bashar: "Seríamos demasiado amables con Dáesh comparándole con Hitler"


Lamiya Aji Bashar, galardonada con el Premio Sájarov junto a Nadia Murad por su defensa de los yazidíes, en el momento de pronunciar su discurso ante el plenario del Parlamento Europeo (PE) el 13 de diciembre de 2016. EFE/Patrick Seeger.
Catalina Guerrero. Redacción Internacional (EuroEFE).- "Seríamos demasiado amables con Dáesh (acrónimo árabe de Estado Islámico) comparándolo con Hitler, con el Holocausto", dijo en una entrevista con Efe en Estrasburgo (Francia) Lamiya Aji Bashar, galardonada con el Premio Sájarov 2016 junto a Nadia Murad por su defensa de los yazidíes.

Por eso, subrayó, tras recibir el premio del Parlamento Europeo (PE), "todos los países, no uno o dos, absolutamente todos los países, tanto los occidentales como los árabes y musulmanes, tienen que contribuir a que Dáesh pase a disposición del Tribunal Penal Internacional (TPI)" por el genocidio en 2014 de los yazidíes, reconocido por Naciones Unidas.

Visiblemente exhausta tras días intensos de exposición pública en la sede de la Eurocámara y de rememorar experiencias terriblemente traumáticas, Aji Bashar, de solo 18 años, se muestra dispuesta a ser "la voz" de las víctimas del EI, junto a Murad, de 23, quien no pudo asistir a la entrevista por agotamiento.

"Cuando hayamos acabado con Dáesh retomaré el hilo de mis sueños"

"Yo, de momento, no tengo más que un sueño, un solo sueño: que Dáesh no se salga con la suya y no escape a la justicia internacional, no debe gozar de impunidad. Cuando hayamos acabado con Dáesh retomaré el hilo de mis sueños", confesó Aji Bashar.

Unos sueños que se tornaron en pesadilla el 3 de agosto de 2014 cuando el grupo terrorista asesinó a los hombres y a algunas mujeres consideradas "sin valor sexual" de la región de Sinyar, la patria ancestral de los yazidíes, donde está Kocho, el pueblo natal de Aji Bashar y Murad, en el noroeste de Irak.

Tras esta matanza étnica, miles de mujeres y niños fueron secuestrados y un número indeterminado de personas murieron de hambre y sed en las montañas por las que huyeron de los yihadistas, que consideran "adoradores del diablo" a los yazidíes, de cultura y habla kurda, cuyo credo de cuatro mil años de antigüedad se remonta al zoroastrismo. Rondan el medio millón, la mitad de ellos en Irak y el resto repartidos en Siria, Turquía y el Cáucaso.

Nadia pasó tres meses en las garras del EI, violada y maltratada, nunca perdió "la esperanza de sobrevivir", aunque, según contó en un seminario en el PE, hubo un momento en el que pensó que "era el fin de la Humanidad": fue cuando sus captores le enseñaron vídeos con "matanzas, decapitaciones y ataques tiránicos".

Lamiya sufrió cautiverio durante veinte meses en los que fue vendida cuatro veces, las mismas que intentó escapar. Su último "propietario" era médico iraquí que violaba a "niñas de ocho y nueve años", en su huida en abril pasado atravesó un campo minado y una explosión mató a su mejor amiga ("sus gritos de dolor hasta que murió es lo peor que he escuchado en mi vida", dijo entre sollozos al recoger el Sájarov)", y a ella le destrozó la cara y los ojos.

Llevar al Estado Islámico ante el Tribunal Penal Internacional es el gran objetivo

El Sájarov le da una visibilidad que hasta ahora solo tenía Murad, quien hace justo un año intervino ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que la nombró embajadora para la dignidad de las víctimas del tráfico de seres humanos y en octubre el Consejo de Europa le otorgaba el premio Vlacar Havel de derechos humanos.

Murad encabeza "la iniciativa de Nadia" (www.nadiamurad.org) para llevar al EI ante el TPI. Su abogada es Amal Clooney y como asesor está el argentino Luis Moreno Ocampo, primer fiscal jefe del TPI.

Realista, Aji Bashar señaló a Efe que este proyecto y la petición que ella y Murad lanzaron ante la Eurocámara de establecer zonas protegidas internacionalmente en Irak son temas "muy difíciles".

Pero, no obstante, consideró que "habría que acelerar los esfuerzos porque los yazidíes llevan dos años y medio sufriendo".

Lo que sí pueden hacer "ya, sin más tardar", los gobiernos y las oenegés es, dijo, "aportar ayuda a los refugiados que malviven en los campamentos donde falta de todo, donde hay que aportar ayuda material, de escolarización, y también tratamiento psicológico".

"Solo recibimos ayuda de dos oenegés yazidíes"

Lamentó que las grandes organizaciones "vienen, tantean, ven lo que está pasando, pero no mueven ficha" para ayudar a los yazidíes, que solo cuentan con la ONG Yazda, dedicada a mantener viva la cultura yazidí, "que se entrevista con las víctimas y les asigna una cartilla mensual con un dinero", explicó Aji Bashar.

Y también está, añadió, Puente Aéreo, también yazidí, que está negociando ahora con Alemania para trasladar allí a "mil familias para recibir tratamiento psicológico y para que puedan descansar un poco y paliar los terribles sufrimientos".

Aji Bashar y Murad viven en Alemania, donde se sienten "seguras", son dos de las algo más de dos mil mujeres que, según Yazda, han logrado escapar de sus captores o han sido compradas por sus familias a través de intermediarios. Y están también las que no pudieron soportar el horror y se suicidaron, según relató Murad.

Quedan aproximadamente 3.500 mujeres y niños esclavizados, a ellos les dedicaron el Premio Sájarov y por ellos claman ayuda.

Catalina Guerrero




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