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Honduras: el poder de una llamada



Un migrante haitiano recibe una llamada gratuita por un voluntario de Cruz Roja Hondureña en el nuevo punto de llamadas ubicado el Centro de Atención al Migrante Irregular (CAMI) de Choluteca. CC BY-NC-ND / CICR / F. Pavón

Lise es originario de Cabo Haitiano, un municipio de más de 190.000 habitantes al norte de Haití. A sus 25 años decidió abandonar la isla y buscar mejor suerte. Partió con rumbo a Brasil, cruzando Perú, Ecuador, Colombia y Panamá. En su ruta de sur a norte, al llegar a Costa Rica se unió a otros 20 haitianos que también pretendían llegar a Estados Unidos. Una tía y un primo le esperaban en Florida, Estados Unidos. En octubre de 2016 llegó a Choluteca, Honduras. Le tomó una semana junto al resto del grupo atravesar el vecino país de Nicaragua de manera clandestina y cruzar la frontera por el río Guasaule. Sus zapatos y camiseta llenos de lodo dan fe de su larga travesía.

En la frontera, junto a otro grupo de migrantes originarios de Haití y África, es trasladado por las autoridades hondureñas al Centro de Atención al Migrante Irregular (CAMI), ubicado en la ciudad de Choluteca. Al llegar, Lise escucha a una voluntaria de la Cruz Roja Hondureña ofrecer llamadas gratuitas. Hacía dos semanas que Lise no se comunicaba con su hermana Mare, quien sigue en Haití. Tampoco tenía idea de que su país había sido afectado por el huracán Matthew y que a su paso había arrebatado más de mil vidas. Desconcertado va digiriendo la noticia de que otro desastre natural haya afectado a la ya golpeada isla caribeña.

Afortunadamente, su familia en El Cabo se encuentra sana y salva. Matthew no afectó esa zona del país y Mare está contenta de que Lise se haya comunicado nuevamente para decir que está bien.

Justin es otro joven acaba de llegar al CAMI. Tiene de 22 años y proviene del Congo. Lleva dos meses viajando junto a su hermano Mikele. Habla francés y portugués, y entiende bien el español. Mientras espera su turno para la llamada telefónica gratuita revisa un mapa que se encuentra en el reverso de los mensajes de autocuidado para personas migrantes que entrega el personal del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y los voluntarios de Cruz Roja Hondureña.

Justin lee los mensajes de autocuidado y ve los puntos de atención humanitaria identificados en el mapa de la ruta migratoria mientras busca información relevante para él: a cuánto tiempo está la frontera con Guatemala, el precio de los boletos de autobús. Pretende llegar a California, Estados Unidos, en un par de semanas.

En la travesía migratoria las personas afrontan viajes largos y peligrosos, y a circunstancias como robos, extorsiones o abusos. Muchos pierden la vida o desaparecen en el camino pasando por rutas riesgosas o "puntos ciegos". Pueden transcurrir varios días sin tener acceso a alimentos, afrontar problemas de salud, o dificultades para mantener la comunicación con sus familiares durante el trayecto. Por eso muchos prefieren viajar en grupo, para disminuir los riesgos y la incertidumbre que les depara el camino.




Personal del CICR explica los mensajes de autocuidado a un migrante de la República Democrática del Congo, así como los puntos de atención de Cruz Roja a lo largo de Centroamérica y México. Foto: Francisco Pavón/CICR.

De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Migración (INM) de Honduras, durante el 2016, 22.000 migrantes extra continentales transitaron por el país. Esta cantidad superó los 20.000 que cruzaron en 2015. Dichas cifras dejan entrever el crecimiento del flujo migratorio en los últimos dos años así como la creciente necesidad de asistencia humanitaria para estas personas. Honduras, por su posición geográfica, es un paso obligado de migrantes de varias zonas del mundo.

Las personas que ingresan por la zona sur de Honduras provienen en su mayoría de Haití, de la República Democrática del Congo, de Ghana y de Camerún. En menor medida también se ha identificado a personas de Nepal, Pakistán y Cuba. Las autoridades estiman un promedio de 150 ingresan diariamente al país por la frontera sur. Al llegar al CAMI requieren que sus necesidades básicas sean atendidas: alimento, salud, comunicación, entre otras. Personal voluntario de la Cruz Roja Hondureña ofrece agua, paquetes con artículos de higiene, y una revisión médica caso de ser necesario.

Desde el mes de junio de 2012, el CICR y la Cruz Roja Hondureña brindan servicios de Restablecimiento del Contacto entre Familiares (RCF) y asistencia humanitaria a migrantes hondureños retornados en los distintos centros de atención conocidos como CAMR (Centro de Atención al Migrante Retornado).

El primero es el CAMR de Omoa, que inició como un módulo de atención en Corinto, frontera con Guatemala. Allí son recibidos por autoridades hondureñas y voluntarios de la cruz roja en promedio 250 migrantes repatriados cada día vía terrestre desde México. Existen otros dos centros de atención ubicados en San Pedro Sula: el CAMR del aeropuerto para los migrantes repatriados vía aérea desde Estados Unidos y Hogar Belén, y el Centro de Atención a Menores No Acompañados. Hasta la fecha más de 44.000 personas migrantes, entre adultos y menores, han recibido asistencia humanitaria a través de servicios RCF, paquetes con artículos básicos de higiene, y atención médica.

Para el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y Media Luna Roja, el restablecimiento de contacto entre familiares es un componente clave de su misión humanitaria. Toda persona tiene derecho a conocer la suerte que han corrido sus familiares y a mantener una correspondencia o comunicación con miembros de la familia de la que se han visto separadas.

Con la instalación del punto de llamadas y asistencia humanitaria en Choluteca, son ya cuatro los puntos existentes en Honduras que son atendidos en coordinación con las autoridades (Cancillería e INM), tanto para migrantes hondureños como extra continentales que transitan el país.

Para Lise y Justin ha sido mucha la información a asimilar en los tres minutos que dura cada llamada gratuita que ofrece cruz roja. Sin embargo, esos tres minutos han sido suficientes para poder brindar y escuchar buenas noticias, informar sobre su estado de salud y el lugar donde se encuentran. La llamada ha logrado su cometido: restablecer el contacto con sus familias.

Este día, alrededor de 25 personas se han comunicado desde Choluteca a sus hogares de origen, así como a otros países. Detrás de cada llamada, hay una historia. Y al otro lado del auricular, otro ser humano siente el alivio de tener noticias de un ser querido.





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