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Brasil: Retratos de una espera que nunca termina


"La falta que me haces"

Cruz Roja realiza en Brasilia una muestra fotográfica sobre familias de personas desaparecidas


João Paulo Wright, hijo del desaparecido Paulo Stuart Wright
El próximo martes 16 de mayo, a las 19 horas, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) inaugura en el Anexo del Museo Nacional de la República, en Brasilia, la muestra "La falta que me haces", de la fotógrafa Marizilda Cruppe, sobre las consecuencias de la desaparición de una persona en la vida de sus familiares. En el marco del evento, se realizarán recorridos comentados con la presencia de la fotógrafa, y una conferencia sobre el tema con la coordinadora del proyecto del CICR, Marianne Pecassou. La exposición estará abierta hasta el 11 de junio, de martes a domingo, de 9:00 a 18:30 horas. La entrada es libre y gratuita.


Invitada por el CICR, Marizilda Cruppe visitó entre agosto de 2016 y marzo de 2017 las casas de familiares de desaparecidos que viven en Curitiba, Maceió, Río de Janeiro y San Pablo. Escuchó las historias de padres, hijos, abuelos y tíos de personas que, por cualquier razón o sin ninguna razón, simplemente desaparecieron sin dejar mensajes de despedida, ni pistas. Al entrar en las casas —en general espacios con una gran carga emocional y vinculados con las historias de los desaparecidos—, Marizilda se acercó a esas personas para tratar de entender la magnitud y el impacto de la desaparición en quienes permanecen a la espera de noticias de sus seres queridos.

El resultado de este trabajo son unas 40 imágenes, retratos de familiares de personas desaparecidas que todavía esperan el regreso de su ser querido o un desenlace a una historia que arrastran durante años, a veces durante décadas, sin ningún tipo de información. Con sus retratos, Marizilda aporta una mirada empática y sensible sobre la cuestión de la desaparición y sus consecuencias para las personas que quedan, llevando al espectador a una reflexión acerca de un problema común a miles de personas y familias en todo el mundo.

Son historias como la de Lucineide Damasceno. "Los años siguen pasando, y ya no sé más dónde buscar. El día que encuentre a Felipe, que Dios me ayude, porque no sé cuál va a ser mi reacción; las personas no se evaporan", afirma Lucineide, madre de Felipe, que hace nueve años que espera noticias del paradero de su hijo.

La fotógrafa ya había trabajado con el CICR. Durante cinco años, Marizilda fotografió a vecinos de las comunidades afectadas por la violencia en Río de Janeiro y también tomó fotografías durante las actividades realizadas en el marco de los programas diseñados para responder a las consecuencias humanitarias de esa violencia. Al realizar este nuevo trabajo de fuerte cariz humanitario, Marizilda registra la angustia de las familias que, mientras esperan, juntan fuerzas para enfrentar un problema tan complejo y devastador.

El jefe de la delegación del CICR para Argentina, Brasil, Chile, Chile, Paraguay y Uruguay, Lorenzo Caraffi, recuerda que "de acuerdo con el derecho internacional, los Estados tienen la obligación de prevenir la desaparición de personas; deben buscar y localizar a las personas desaparecidas y brindar una respuesta integral con respecto a las necesidades de los familiares. No es una tarea fácil, pero es un camino que es necesario recorrer". Ni en Brasil ni en el mundo existen datos oficiales sobre el número de personas desaparecidas, ni de las personas y comunidades afectadas, lo cual impide comprender exactamente la dimensión del drama humanitario que miles de personas viven a diario.

Dimensión humanitaria global

En muchos países del continente americano se vive el mismo drama. Se calcula que, en América Latina, por los menos 85.900 personas han desaparecido en Colombia como consecuencia del conflicto armado o de otras circunstancias. En Guatemala, la Comisión para el Esclarecimiento Histórico señaló que 45.000 personas han desaparecido como consecuencia del conflicto armado interno y que 40.000 todavía no fueron encontradas. Por su parte, 15.731 personas todavía están desaparecidas como consecuencia del conflicto armado que transcurrió de 1980 a 2000.

En Armenia, en Azerbaiyán y en Georgia, 7.500 personas fueron registradas como desaparecidas en diferentes conflictos armados. En Albania y en la antigua Yugoslavia, más de 14.000 personas siguen desaparecidas desde 1990. Una situación igualmente dramática se vive en Sudán del Sur, donde más de 10.000 niños fueron registrados como menores no acompañados, separados o desaparecidos.




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